Habrá que desear éxito en la campaña iniciada en contra de EI para evitar que continúe extendiendo el terror.
En la Casa Blanca no sonaron los tambores de guerra. Aun cuando muchos esperaban un mensaje contundente del presidente Barack Obama para erradicar al Estado Islámico (EI), el mandatario precisó que Estados Unidos no involucrará tropas de combate.
Así Obama marcó una clara diferencia con su antecesor, George W. Bush. Esta no es una lucha que vayan a emprender en solitario. Por lo que lanzó un llamado a sus aliados para crear una coalición que permita “degradar y eliminar” a los yihadistas.
El mandatario habló a su pueblo el día previo en el que se cumplieron 13 años de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, y luego de la ejecución de los periodistas James Foley y Steven Sotloff, para advertir que, si se amenaza a su nación, los extremistas “no encontrarán un lugar seguro en el cual refugiarse”.
Añadió que el Estado Islámico “no es islámico”, ya que “ninguna religión aprueba la matanza de inocentes”, y aclaró que tampoco es un Estado: “Es una organización terrorista, simple y llanamente”.
Pero ¿por qué esa organización es el nuevo enemigo mundial?
El origen del mal
Los orígenes del Estado Islámico están relacionados con la creación, en 2002, de un grupo radical en Jordania. Su nombre: Tawhid wa al-Jihad, cuyo fundador fue Abu Musab al-Zarqawi.
En 2004, un año después de que Bush ordenó la invasión de Irak, Zarqawi se alió a Osama bin Laden y fundó una célula de Al-Qaeda en ese país que, con el tiempo, se convirtió en la más importante.
Sin embargo, tras la muerte de Zarqawi en 2006, Al Qaeda creó una organización alterna llamada el Estado Islámico de Irak (ISIS, por sus siglas en inglés), caracterizada por la brutalidad de sus acciones. Las tropas norteamericanas lo combatieron en alianza con tribus suníes, lo que debilitó al grupo.
Fue así como en 2010, Abu Bakr al-Baghdadi asumió el liderazgo, refundó la organización y, tres años después, se unió a la rebelión contra el presidente sirio, Bashar al Asad.
En abril de ese año, al-Baghdadi, convertido en líder político y religioso, anunció la fusión de las milicias que comandaba en Irak y Siria, bautizándolas como Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés).
Tras su fallida incursión contra el régimen sirio, Estado Islámico intentó afianzar su dominio en Irak; se hizo del control de Faluya, y en junio pasado tomó por asalto Mosul, la segunda ciudad más importante del país, e inició una cruzada contra la capital, Bagdad.
A mediados de julio, y luego de consolidar su presencia sobre docenas de ciudades y localidades, Al-Baghdadi declaró la creación de un califato como forma de gobierno, en el que se asumía como líder político y religioso.
No hay un dato exacto sobre su área de influencia. Algunos calculan que es de al menos 40 000 kilómetros cuadrados, pero otros la ubican en 90 000 kilómetros cuadrados que incluyen las ciudades de Mosul, Tikrit, Faluya y Tal Afar, en Irak, y Raqqa, en Siria.
En esa zona viven al menos ocho millones de personas bajo un régimen dictatorial que obliga a las mujeres a llevar velo, exige a los no musulmanes a convertirse o a pagar un impuesto, e impone castigos que incluyen ejecuciones.
Milicianos, armas y financiamiento
Funcionarios estadounidenses consideran que el Estado Islámico cuenta con unos 15 000 milicianos activos; sin embargo, un experto iraquí en temas de seguridad, Hisham al-Hisham, reveló que sus combatientes podrían sumar entre 30 000 y 50 000. De ellos, el 30 por ciento están por convicción y el resto fue obligado a ingresar a sus filas.
Aquí un dato preocupante. La consultora Soufan, especializada en investigación y seguridad en Oriente Medio, estimó que al menos 12 000 extranjeros de diversas partes del mundo integran las filas del ejército de EI, lo que incluye a unos 2500 que vienen de países de Occidente.
A través de diversos medios, principalmente internet, los yihadistas invitan a jóvenes de Estados Unidos, Inglaterra, Israel y Francia a convertirse en insurgentes. Una vez reclutados, son entrenados en el manejo de armas y explosivos. Se les forma con una sola idea: realizar operaciones que conduzcan a matar y masacrar a enemigos del islam.
Hay datos concretos que dan fe de este reclutamiento. En junio fue desmantelada en España una red internacional para atraer a extremistas. Un mes antes, autoridades francesas arrestaron en Estrasburgo a seis presuntos yihadistas que habrían participado en actividades terroristas en Siria.
De hecho, el primer ministro británico, David Cameron, elevó a finales de agosto a “severa” la alerta de seguridad ante el temor fundado de que 500 ciudadanos de ese país con ideología yihadista podrían planear ataques terroristas.
El poder del armamento de EI es bastante amplio e incluye artillería pesada, ametralladoras, lanzacohetes y baterías antiaéreas. Al asumir el control de ciudades de Irak y Siria, se han apoderado de tanques de guerra, vehículos blindados y municiones de los ejércitos de ambos países.
El EI es el grupo terrorista más rico del mundo. Cálculos señalan que tendría unos 2000 millones de dólares en efectivo. Sus principales fuentes de financiamientos provienen de aportaciones particulares desde Qatar, Arabia Saudí y Kuwait.
Pero no solo obtiene recursos por esta vía. También se apoderan de los hidrocarburos y gasoductos de las ciudades que controlan y asaltan sitios arqueológicos para vender sus obras en el mercado negro.
Por la venta de petróleo y gas, los impuestos que recauda en esos territorios y algunas actividades ilícitas como extorsión, contrabando y secuestro, recolectan aproximadamente al día cerca de tres millones de dólares.
Alfredo Jalife, experto en geopolítica, comentó que cuando capturaron la ciudad de Mosul, se apoderaron de 500 millones de dólares del Banco Central. Lo curioso, añadió, es que los sistemas de vigilancia internacional no puedan rastrear el flujo de esos recursos.
Hoy el EI es el nuevo enemigo mundial y habrá que desear éxito en la campaña iniciada en su contra para evitar que continúe extendiendo el terror.
Hannia Novell es periodista y conductora del noticiario de la televisión mexicana Proyecto 40. @HanniaNovell