¿Puede ser internet un arma durante la guerra? ¿Pueden las redes sociales servir como plataforma de ataque?
Internet y las redes sociales, como Facebook, Twitter y Youtube son, para la mayoría de los jóvenes, la invención más importante del siglo. Día a día los utilizamos y así se han convertido en indispensables para el transcurrir de nuestras vidas. Las usamos para comunicarnos y expresarnos, para dar a conocer nuestro trabajo, para estudiar y —algunos— para informarnos. Es gracias a estas herramientas que podemos saberlo todo sobre cualquier tema que sea de nuestro interés, y —lo que es más importante— podemos saberlo en cuestión de segundos; lo único que necesitamos es una rápida conexión a internet.
Empero, estos no son los únicos usos de internet. Durante los últimos años hemos visto cómo gobiernos controladores y paranoicos han hecho uso de la web para espiar a los ciudadanos e, incluso, a gobiernos de otros países. También hemos visto cómo grupos delictivos han utilizado las redes sociales para darse o dar a conocer sus actos —por ejemplo, los diferentes carteles de narcotraficantes en México que tienen cuentas de Twitter en las que suben fotografías muy sugerentes—. Como consecuencia de estas acciones no nos queda más que preguntarnos: ¿puede ser el internet un arma durante la guerra? ¿pueden las redes sociales servir como plataforma de ataque?
Desde el pasado 10 de junio hemos sido bombardeados con toda clase de información sobre la situación en Irak, un país que Estados Unidos creía haber rescatado del régimen terrorista de Al-Qaeda y que ahora se encuentra de nuevo amenazado por los integrantes del Estado Islámico de Irak y el Levante, mejor conocidos como ISIS.
La mayoría de la información que ha llegado a los medios de comunicación ha sido por medio de internet, y no precisamente de corresponsales que envían sus crónicas e informes por correo, sino a las redes sociales: videos y fotografías que los mismos yihadistas islámicos han cargado a estas plataformas y con los que pretenden mostrar sus “logros” y “conquistas”.
Algunos ejemplos: un video en el que se muestran tres tanques de guerra del ejército Iraquí manejados por rebeldes ISIS; una fotografía en la que los rebeldes aparecen asesinando a más de 50 chiíes (corriente musulmana a la que pertenece el primer ministro de Irak, Nouri Al-Maliki) y declaraciones de integrantes de ISIS asegurando que en un fin de semana habían decapitado a más de 1000 personas.
Todas estas demostraciones de fuerza y de victoria subidas a internet significan una potente arma para el grupo rebelde, ya que tienen una doble función que les consigue simpatizantes: en primer lugar están los que al ver estos videos se unen a la causa por el simple hecho de luchar en contra de un gobierno que no ha hecho mucho por sus ciudadanos, y en segundo lugar, los que se sienten amenazados por este tipo de “propaganda”, estos son quienes se unirán al movimiento simplemente por la necesidad de sobrevivir, o mejor dicho: por el miedo a no hacerlo.
Claro que los ISIS buscan simpatizantes, buscan que su ejército de rebeldes crezca, pero aparte de eso sus videos han logrado difundir terror entres la población. Familias enteras han empacado sus pertenencias más preciadas para iniciar una larga huida hacía algún lugar que les brinde protección. Y el miedo no se siente solamente en Irak, el terror se ha propagado por el mundo entero. Estados Unidos no sabe cómo actuar y todos lo miramos, esperando una respuesta.
La página de internet Social Media Exchange reveló un documento del ministro de Telecomunicaciones en Irak en el que se pide a todas las compañías de internet en el país bloquear su uso en las zonas en las que se encuentran los ISIS y limitarlo en otras regiones del país. Las razones por las que se llegó a esto pueden ser claras para quienes nos encontramos fuera del conflicto, pero para los ciudadanos en Irak esto se ha visto como un intento de censura. Esta acción del gobierno podría incluso ganarle a los ISIS nuevos simpatizantes: ciudadanos que se sientan reprimidos.
En esta era de la tecnología en la que casi todo acto corrupto puede salir a la luz hemos sido educados para desconfiar, estamos acostumbrados a creer que cada acción que viene por parte del gobierno es una amenaza: si es algo que nos beneficia, entonces esperan algo a cambio; si es algo que nos afecta, lo hicieron justo por eso, porque nos quieren hacer daño. Si el gobierno le quita a un pueblo entero la libertad de estar conectado a internet entonces lo está haciendo porque quiere acallarlo, porque quiere reprimirlo, los ciudadanos nunca creerán que la decisión tiene que ver con detener la guerra que ataca en su país.
Claro que hay situaciones en las que la censura ha sido solo benéfica para la corrupción y las trampas de un gobierno (cómo la censura que se dio en Egipto con Mubarak) pero no creo que sea el caso de la censura en Irak, ésta vez parece que se está tratando de minimizar el daño de una guerra mediática que claramente se está saliendo de control.
Internet se ha convertido en una potente arma durante conflictos, y me atrevería a decir que se ha convertido en una de las más importantes en una guerra. En su libro Ébano, Ryszard Kapuscinski nos cuenta del golpe de Estado que se dio en Nigeria en 1966. La solución del gobierno africano de ese momento fue cerrar todas las vías de comunicación por tres días —esencialmente el telégrafo—, así el mundo entero pasó tres días inadvertido sobre la guerra civil que se levantaba en distintos países del continente africano.
Con la aparición de internet y, después, de las redes sociales, este tipo de censuras serían casi imposibles. La comunicación se ha vuelto tan inmediata y eficaz que no es necesario esperar a que un medio o un periodista nos den las noticias, hoy son los ciudadanos quienes se están haciendo cargo de que la información llegue lo más lejos posible. Así podemos ver videos de tanques robados por los ISIS al gobierno iraquí tan solo minutos después de que algún ciudadano en Irak los vio desfilar frente a su casa. Gracias a internet, hoy no dependemos de corresponsales y de líneas editoriales, pues Youtube, Facebook y Twitter son mucho más rápidos, lo que no significa que sean mejores o más objetivos.
Una gran cualidad de las redes sociales es que nos permiten crear una marca de nosotros mismos y es justo lo que pasa en situaciones de guerra: distintos grupos delictivos han hecho de ellos mismos una marca, y ahora sus nombres resuenan en el mundo entero. Nos detallan sus actividades, internet les ha permitido salir a la luz sin tener que mostrarse físicamente, sin correr el riesgo de ser atrapados.
Nuestra más útil e indispensable herramienta de trabajo, nuestra fuente de información, nuestro medio de entretenimiento, ha ganado tal fuerza que puede estar saliéndose de control: se ha convertido en una capa de invisibilidad, en una de las más potentes armas durante la guerra.
@CCamsanchezb