La equidad de género ha alcanzado también a las estructuras del crimen organizado.
En el mundo de la delincuencia, las mujeres estaban originalmente destinadas a tareas de administración y contabilidad, a recabar datos, servir de informantes o como espías, además de cooptar funcionarios.
Sin embargo, a partir de 2009, la Procuraduría General de la República (PGR) detectó que comenzaron a tener una participación mucho más activa. Un testigo protegido, identificado como el Pitufo, reveló la existencia de un grupo denominado Las Panteras, una vertiente de Los Zetas, dedicado a instruirlas para que se convirtieran en asesinas, líderes de células y jefas de plaza.
Otras organizaciones crearon sus propias ramificaciones en el ámbito femenino: el Cartel del Golfo tenía a Las Hienas; y el de Juárez a Las Aztecas. También surgieron Las Cachorras. Todas rivales entre sí.
El papel de esas mujeres evolucionó para fungir ahora como enlaces y mediadoras entre las organizaciones; para administrar y distribuir las ganancias provenientes de la actividad criminal, así como para apuntalar, reestructurar y garantizar la cohesión de la estructura criminal cuando sus líderes —en muchas ocasiones sus parejas—, eran detenidos o abatidos.
El ejemplo más representativo de este nuevo rol es Enedina Arellano Félix, alias la Narcomami o la Jefa, quien asumió el liderazgo del Cartel de Tijuana tras la captura de sus hermanos (Benjamín, arrestado en 2002 y extraditado a Estados Unidos en 2012; Javier, en 2006, y Eduardo, aprehendido en 2008 y extraditado en 2012), así como la muerte de Ramón en un enfrentamiento con la Policía en 2002.
Ella ostenta el título de ser la mujer más poderosa de las drogas en México y la primera en dirigir un cartel, además de que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, la colocó como la más prominente del narcotráfico a escala global por su capacidad de organización y operación financiera.
Enedina, hoy de 53 años, estudió la licenciatura en Contaduría en una universidad privada de Guadalajara, Jalisco. Se casó con Luis Raúl Toledo Carrejo, y desde 2002, juntos se convirtieron en los “cerebros financieros” del cartel.
Datos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos revelan que la pareja tenía negocios como las farmacias Vida Suprema, con más de 30 sucursales; una distribuidora de fármacos de nombre Imperial, y una empresa de bienes raíces, Administradora de Inmuebles Vida, entre muchos negocios más. Durante más de dos décadas, a través de esos negocios, “lavaron” millones de dólares provenientes del tráfico de estupefacientes.
Con el paso de los años, la Jefa fue cobrando importancia. En 2008, tras el arresto de su hermano Eduardo, por primera vez se colocó al frente del cartel. Tras fuertes pugnas internas, retomó el control del tráfico de estupefacientes en Baja California gracias a que logró consolidar una alianza con el Cartel del Pacífico.
Además, sus gestiones permitieron que la organización dejara de ser un grupo meramente violento para comportarse más como “empresa”, al grado de crear nexos con el narco colombiano.
Desde ahí operó para que su hijo, Fernando Sánchez Arellano, el Ingeniero, emprendiera un relevo generacional y asumiera la parte operativa, mientras ella adoptó una actitud más discreta y se dedicó a la asesoría.
Sin embargo, la detención de Sánchez Arellano el pasado 23 de junio, deja a la sinaloense otra vez al frente de los negocios, el lavado de dinero y las acciones operativas del cartel. Se cree que podría encontrarse en Baja California o en Sinaloa.
Si bien Enedina Arellano Félix es el ejemplo más representativo, no es el único. Incluso hay otros que no tienen que ver con el tráfico de drogas. Se trata de las mujeres más buscadas por las autoridades judiciales mexicanas. Estas son sus historias.
La Comandanta Wera
Yesenia Pacheco Rodríguez, conocida como la Güera Loca o la Comandanta Wera, era la presunta jefa de sicarias del Cartel del Golfo. Originaria de Mazatlán, Sinaloa, comenzó como “halcón” en ese estado, y una vez que se ganó la confianza de sus “patrones”, fue trasladada a San Fernando, Tamaulipas.
Se hizo famosa por un video subido a las redes sociales donde decapita a un zeta y le quita la piel de la cara con un cutter. En venganza, fue capturada junto con otras tres mujeres. Todas fueron decapitadas y desmembradas con hachas y machetes.
Las pirómanas
El 25 de agosto de 2013 se cumplieron dos años del atentado en el casino Royale, de Monterrey, Nuevo León. Un comando de 33 presuntos zetas causó intencionalmente un incendio en el inmueble luego de que sus propietarios se negaron a pagar el “derecho de piso”, lo que provocó la muerte de 52 personas, entre ellas una mujer embarazada.
Siete de los 33 implicados siguen prófugos. En ese grupo están la Beba y la Kitty. La PGR ofrece hasta 15 millones de pesos a quien brinde información que permita su captura.
La celadora
La ficha de búsqueda elaborada por la PGR la describe como una mujer “baja de estatura, tez morena, complexión delgada y de glúteos muy pronunciados”. Su nombre: Rosario Pérez Pérez, mejor conocida como la Chayo, la Pelos o la Chachita.
Es esposa de Juan Carlos García Montante, el último de los 10 hermanos que integraban la banda de secuestradores conocida como Los Montante, originaria de Tepito, que privó de su libertad a más de 30 comerciantes de la Central de Abastos y el mercado de La Viga en la ciudad de México.
Ella imprimía un sello particular a su actividad criminal al encerrar a sus víctimas en jaulas, donde eran golpeadas en sesiones cuya filmación enviaban a los familiares para obtener un rápido pago del rescate.
Otra integrante de esta banda, quien también se encuentra prófuga, es Dolores Torres Moreno, la Lola, su tono de voz “bajo y tranquilo” es el único rasgo personal que destaca la PGR.
La defraudadora
En 2005, 4536 inversores de la Caja de Ahorro Popular La Mexiquense denunciaron un fraude cercano a los 400 millones de pesos, luego de que los directivos de dicha cooperativa desaparecieron con el dinero.
El Poder Judicial emitió 450 órdenes de aprehensión contra Salvador Soto y otras 221 contra sus presuntos cómplices, Ricardo Espinoza y Catalina Hernández Alcántara. Solo el primero ha sido capturado y sentenciado, en 2009, a 2664 años de cárcel.
Las investigaciones realizadas por los propios defraudados ubican a la prófuga en Estados Unidos, aunque también aseguran que se encuentra en San Juanico, Estado de México.
Lo cierto es que del total de defraudados, solo 305 pudieron recuperar una parte de su dinero, tras un fideicomiso que creó el gobierno mexiquense, por 14 millones de pesos repartidos entre los ahorradores que presentaron una denuncia formal.
Las tratantes
En marzo de 2004, el gobierno de Nuevo León reconoció a la contadora pública Patricia Murguía Ibarra como “mujer destacada del año” por su labor a favor de la infancia al frente del Centro de Adaptación e Integración Familiar, A. C.
Un año después fue premiada por su participación en la cruzada estatal “Todos tenemos derecho a una vida sin violencia” y, en noviembre de 2008, el DIF le extendió un certificado de capacitación para el proceso de profesionalización en casa-hogar.
En diciembre de ese año, Patricia Murguía se dio a la fuga tras la “desaparición” de tres niños en el albergue que dirigía con la aprobación del gobierno estatal y que formaba parte de la red de centros de atención infantil administrados en distintos puntos del país por la Iglesia Cristiana Restaurada, conocida también como Los Perfectos, fundada por Sergio Canavati.
Los niños rescatados narraron abusos físicos, que eran sometidos a trabajos forzados y golpeados cotidianamente. Murguía Ibarra enfrenta un proceso penal por secuestro y se ofrece una recompensa de 120 000 pesos para quien aporte información que permita ubicarla.
En un caso similar, son buscadas Blanca Estela Rincón Yáñez, Kenia Rocío Priego Alarcón, Braulia Valverde Vilchis y Vanessa Barroso Mosqueda, alias la Parkay. La PGR ofrece por cada una de ellas una recompensa de 10 millones de pesos.
Están acusadas de delincuencia organizada y tráfico de menores por la desaparición de 14 niños bajo su custodia, internados en la casa hogar Casitas del Sur, de la ciudad de México.
Tristemente tengo que reconocer que la labor de la mujer como buena administradora, pilar de la familia y ejemplo a seguir, ha rebasado los límites de madre ideal, para convertirse en las “jefas de jefas”. Tiempo de reflexionar, tiempo de cambiar.
Hannia Novelles periodista y conductora del noticiario de la televisión mexicana Proyecto 40. @HanniaNovell