Un ugandés que promueve severas leyes anti gay asume un importante puesto en la ONU.
Un choque cultural está a punto de producirse en la ONU. En Estados Unidos, activistas del movimiento a favor de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y travestis (LGBT) está furiosos ante la posibilidad de que el Ministro de Relaciones Internacionales de Uganda, Sam Kutesa, un modelo de intolerancia hacia las relaciones entre personas del mismo sexo, asuma la presidencia de la Asamblea General el próximo otoño.
En febrero, Uganda promulgó la ley Anti homosexualidad, que castiga las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo con penas que incluyen hasta la cadena perpetua. Con eso, Uganda se convirtió en uno de los países más opresivos de África para las personas gays. Kutesa, de 65 años, se convirtió en el principal portavoz de la nueva ley, aunque hace apenas dos años, declaró a CNN que “en África siempre hemos tenido personas gays”. Desde entonces, su tolerancia parece haberlo abandonado. “La mayoría de los africanos aborrecen la homosexualidad”, dijo recientemente.
Los activistas solicitan al gobierno de Obama que niegue la entrada de Kutesa a Nueva York. No obstante, su elección como presidente de la Asamblea General fue aprobada recientemente por aclamación por los 193 miembros del organismo. Un funcionario del Departamento de Estado señaló que, como parte del tratado que convirtió a Nueva York en la ciudad sede de la ONU, Estados Unidos está “obligado en términos generales a conceder visas diplomáticas” a los funcionarios que viajan para realizar algún trabajo en la ONU.
El gobierno de Obama, que respalda los derechos de la comunidad LGBT, se muestra cauteloso por una razón. Aunque está lejos de ser un modelo de democracia, Uganda es un aliado en el intento de Estados Unidos de enfrentar el terrorismo. Uganda aporta a soldados a las misiones de mantenimiento de la paz. Dirige la fuerza de la ONU en Somalia, donde sus soldados luchan por evitar que los islamistas de al-Shabab conviertan al país en un santuario para los terroristas.
Estados Unidos tuvo poca influencia la selección de Kutesa por parte de la ONU. La presidencia de la Asamblea General cambia tradicionalmente entre distintos bloques regionales. Después del período del respetado presidente actual, John Ashe de Antigua y Barbuda, era el turno de África, y los países del continente eligieron como su candidato al Ministro de Relaciones Internacionales ugandés. Los diplomáticos occidentales argumentan que esta función es “principalmente simbólica”, por lo que tiene escaso poder o influencia. Y de hecho, pocas personas esperan que el veterano político ugandés use su puesto como un púlpito político personal.
Pero la selección de Kutesa ha encolerizado a los activistas a favor de la comunidad LGBT y al menos a una senadora estadounidense. “Sería preocupante ver al Ministro de Relaciones Exteriores de un país que aprobó una ley injusta, severa y discriminatoria basada en la orientación sexual presidiendo la Asamblea General de la ONU”, señala la senadora demócrata de Nueva York Kirsten Gillibrand. “La misión de la ONU debe seguir siendo unir a la comunidad mundial para luchar contra la injusticia, en lugar de aceptar la división y la intolerancia”.
Otras personas señalan que el gobierno del envejecido presidente de Uganda, Yoweri Museveni, de 69 años, que se ha mantenido en el poder durante 28 años, ya pisoteaba los derechos humanos desde mucho tiempo antes de la promulgación de la ley anti homosexualidad, y que existen acusaciones de corrupción que persiguen a miembros del gobierno, incluido Kutesa quien, según un cable filtrado de Estados Unidos, está implicado en la malversación de US$27 millones en ayuda recibida de Gran Bretaña.
“Considero [a la controversia sobre los derechos de los homosexuales] como una oportunidad de plantear otros asuntos” como la corrupción y las violaciones de los derechos humanos, afirma Milton Allimadi, un periodista nacido en Uganda y residente de Nueva York, quien ha lanzado una petición en la que insta al Secretario de Estado John Kerry a negar la visa de entrada a Kutesa. La semana anterior, casi 10 000 personas habían firmado dicha petición.
Los activistas LGBT de Uganda intentan protestar valientemente contra la ley anti gay de su país y la violencia hacia ellos, la cual ha aumentado drásticamente desde la promulgación de la ley anti homosexualidad, ocurrida en febrero pasado. Sin embargo, ahora que están fuera de la ley, estos activistas dedican gran parte de su energía a mantenerse fuera de la cárcel o a evitar que les suceda algo peor.
La mayor parte de la oposición a tales leyes, que han sido promulgadas en otros 37 países africanos, viene desde fuera el continente. “Este asunto nunca había sido importante en nuestras sociedades”, me dijo un diplomático africano. “Muchas personas en África están profundamente influidas por los valores tradicionales que adquirimos del Cristianismo, el Islam y otras religiones principales”.
Señala que en algunos países africanos existe una mayor tolerancia hacia las personas gays. Sudáfrica aprobó recientemente el matrimonio gay, y una mujer gay es miembro de su parlamento. “Las personas son diferentes. A algunas les gusta el filet mignon, y a otras les gusta el langostino”, dijo.
“No nos gusta hablar de estas cosas”, dijo otro diplomático. “Yo no le digo a nadie lo que hago con mi esposa”. Occidente impone la adopción de sus valores a personas que no necesariamente los comparten, añadió. De hecho, dijo, Museveni podría haber promulgado la ley anti homosexualidad como una reacción contra Occidente y como un truco para incrementar su popularidad antes de la elección de 2016.
Pero en Nueva York y otros lugares, las protestas contra el Ministro de Relaciones Internacionales de Uganda van en aumento. Kutesa parece impertérrito ante la tormenta de ira y niega enfáticamente su participación en el fraude de fondos británicos. “No me molesta eso porque es incorrecto”, declaró a RFI TV de Francia durante una visita a París, realizada en mayo.
Kutesa también dijo que cuando se reunió con el Ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, se le informó que Francia apoya su candidatura. La misión ugandesa de la ONU en Nueva York publicó recientemente en su sitio web una fotografía de una reunión entre Kutesa y el Secretario General de la ONU, con un titular que decía “Ban Ki-moon se compromete a respaldar plenamente la presidencia de la Asamblea General de la ONU por parte de Uganda”. Pero el portavoz de Ban, Stephane Dujarric, hizo hincapié en “La elección del próximo presidente de la Asamblea General depende únicamente de los estados miembros” y “La decisión no tiene que ver con el Secretario General”.
Las leyes anti gays de Uganda han sido condenadas rotundamente en Occidente. El Ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Hugh Robertson, dijo que las leyes son “incompatibles con la defensa de los derechos de las minorías e incrementarían la persecución y la discriminación de las personas comunes en toda Uganda”.
En Washington la semana pasada, Marie Harf, portavoz del Departamento de Estado declaró a la prensa, “Todos ustedes saben cuán profundamente decepcionados estamos con el gobierno de Uganda con respecto a la promulgación de su ley anti homosexualidad”. Y aunque Estados Unidos no tuvo ninguna influencia en la elección de Kutesa, añadió que ese país “seguirá defendiendo los derechos de la comunidad LGBT en la ONU.”
Aunque las protestas no han evitado que Kutesa sea nombrado, la cuestión de su conveniencia será puesta a prueba si este otoño se ve obligado a presidir un debate de la Asamblea General sobre los derechos de los homosexuales. Entonces podremos esperar fuegos artificiales.