Las computadoras están a punto de hacerse cargo de arbitrar y llevar el marcador en todos los eventos deportivos.
Pero ¿puede una computadora soplar un silbato?
La tecnología pronto hará a los árbitros en los eventos deportivos de alto nivel tan obsoletos como los operadores de elevador, a sus habilidades requeridas tan útiles como saber cómo hacer una raqueta de tenis de madera. Los réferis, umpires, árbitros y jueces de línea, todos ellos están condenados, en todos los deportes, unos mucho antes que los otros. Solo conservaremos un par de árbitros en el hielo en el hockey para que separen a quienes se pelean.
Los Juegos Olímpicos de Sochi todavía no nos han dado un escándalo global de jueces, como cuando un juez francés amañó la competencia de patinaje artístico en pareja en los juegos de 2002, pero denle tiempo. Los jueces están altamente entrenados y usualmente están en lo correcto, pero son humanos, así que a veces se equivocan (o corrompen). Y ese es el problema. Idealmente, ser juez deportivo significa nunca equivocarse y siempre ser justo.
Hemos tratado de cerrar esa brecha en la última década al complementar a los humanos falibles con repeticiones en video y algunos otros dispositivos. Pero es hora de admitir que la tecnología pronto hará un mejor papel por sí sola. Y no estamos hablando de cosas de ciencia ficción; muchas de estas capacidades ya están apareciendo ahora, y las compañías trabajan en otras más. “Los avances tecnológicos en solo la última década hacen mucho más factible el remplazar los sentidos humanos como nunca antes”, dice Eric Brynjolfsson, un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts y coautor de The Second Machine Age, sobre el impacto de las computadoras que pueden empezar a pensar como nosotros lo hacemos. En esta nueva era, dice Brynjolfsson, los jueces deportivos serán “el blanco de la automatización”.
No es como si esto nunca antes hubiera pasado. Remóntese lo bastante atrás, y los jueces se paraban en la línea de meta de la pista de patinaje de velocidad y medían la carrera con cronómetros. Ahora el tiempo para casi toda carrera de alto nivel de cualquier tipo —patinaje, atletismo, natación— está automatizado. Damos eso por sentado. Funciona mucho mejor que los humanos.
Ahora solo considere la amplia variedad de tecnologías que se están metiendo a los deportes. Este año, la NBA puso el sistema SportVU en todas las arenas. El sistema de cámaras y computadoras sigue a cada jugador y el balón tres veces por segundo y registra toda esa información. En esencia, observa y recuerda todo el juego. La NHL y las principales ligas mundiales de fútbol están considerando adoptarlo.
Las Ligas Mayores de Béisbol han instalado el PITCHf/x, hecho por Sportvision, en todo estadio. El PITCHf/x usa cámaras y computadoras para seguir la velocidad, el movimiento, el efecto y la ubicación de cada picheada, lo cual significa que identifica bolas y strikes con certeza y en tiempo real.
Todos los grandes torneos de tenis están usando un sistema llamado Hawk-Eye, el cual sigue la bola y registra dónde bota cada bola, y puede determinar instantáneamente si un servicio a 100 mph está dentro o fuera.
El fútbol en Europa está presionando mucho para adoptar un sistema de cámaras y computadoras de alta velocidad que pueda decir si el balón cruzó la línea de gol. El fabricante de uno de tales sistemas, GoalControl, presume que las cámaras pueden seguir a los jugadores y al balón y tomar decisiones precisas en faltas de mano, ello sin mencionar que serían mejores que los árbitros humanos en la decisión notablemente más problemática del fútbol, el fuera de lugar.
La tecnología seguirá haciéndose más interesante. Recientemente me reuní con alguien de una nueva compañía neoyorquina llamada Tactonic, la cual ha desarrollado una manera barata de poner sensores de tacto en superficies muy grandes. Estas superficies pueden ser tan sensibles que pueden diferenciar a un jugador de otro al registrar la forma del zapato y el peso. La tecnología suscita la idea de que la NFL podría poner sensores en todo un campo de juego y captar dónde aterriza todo pie y balón, tomando decisiones instantáneas de recepciones fuera del campo incluso si los ángulos de las cámaras están bloqueados por una melé de 136 kg. de linieros.
La tecnología puede tomar las decisiones binarias con facilidad. Adentro o afuera. Bola o strike. Out o Safe. No se requiere de un juicio. Es o no es.
El tenis ya nunca más deberá requerir de un juez en la cancha. El béisbol es casi todo binario: las únicas decisiones de juicio en que puedo pensar son los balks y cuando el bateador detiene el swing. La tecnología ya determina strikes, bolas y fauls mejor que los umpires. En cuanto a las decisiones en las almohadillas, ponga un sensor como el de Tactonic en cada base, un sensor inalámbrico en la bola y cada guante, y un software que pueda coordinar y analizar instantáneamente las señales, y probablemente obtenga un sistema casi a prueba de tontos. El béisbol probablemente solo necesite un tipo detrás del cátcher, y su labor más importante sería quitarle el polvo al plato.
¿Qué hay de los deportes en los que las decisiones son en gran medida de juicio? ¿Una computadora puede determinar cuándo se golpea sin justificación en el hockey? ¿Una falta en baloncesto? ¿Y qué hay de los deportes que son enteramente subjetivos, como el patinaje artístico?
Aquí es donde entra en juego el tipo de computación de la que habló Brynjolfsson. En 2011, la computadora Watson de IBM venció a dos campeones humanos en Jeopardy! Watson es un nuevo sistema cognitivo que puede asimilar cantidades enormes de información, aprender de ella y hacer juicos complejos en un mero segundo. Watson está entre las primeras de su tipo, lo cual significa que estas cosas se harán más poderosas.
Entonces, imagine a la siguiente generación de Watson absorbiendo riadas de información a través de sistemas de captura de movimiento como SportVU o GoalControl, y aprendiendo de ellas, aprendiendo cómo se mueve el juego y la física en juego cuando los árbitros humanos determinan penalizaciones o faltas. (Sí, en este escenario, los árbitros humanos básicamente estarían entrenando a sus remplazos; las computadoras aprenderían al observar lo que ellos hacen.)
Y luego, “imagine el día en que una combinación de jueces que escriban las reglas y programadores que diseñen las máquinas trabajen en conjunto”, y conviertan las reglas en software, dice Brynjolfsson. Todavía no estamos cerca de construir una computadora árbitro que pueda tomar decisiones, señala él, pero las tendencias dicen que están por venir.
Si las computadoras pueden aprender el hockey sobre hielo, serán capaces de aprender el patinaje artístico. El Sistema Internacional de Puntuación del patinaje, implementado después del escándalo de 2002, ya hace menos subjetiva la labor de los jueces y la basa más en las reglas, precisamente la manera en que les gusta a las computadoras. La captura de movimiento más el aprendizaje de las computadoras más una puntuación basada en las reglas incorporada en el software debería llevar a calificaciones de patinaje artístico automatizadas, justas, libres de emociones y libres de nacionalidad.
Por supuesto, toda esta idea puede parecer escalofriante y autoritaria. Recibir una penalización por tropezar con el palo en el hockey podría sentirse como recibir una multa por exceso de velocidad en el correo emitida por una cámara de tráfico. ¿Y a quién van a abuchear los fans? Cuando crecía en Binghamton, Nueva York, iba a los juegos del equipo de hockey Broome Dusters de las ligas menores, y una decisión en contra del equipo local hacía que nuestros fans muy poco políticamente correctos empezaran a gritar: “¡El réferi golpea a su esposa!”.
¿Qué insulto los fans enojados le gritarían a una computadora? Tal vez: “¡El réferi usa Windows!”.