Ha vuelto la Champions League, ese torneo de platino y aluminio con estadios de cristal y acero que derrama euros.
La Champions goza del favor del mundo entero. Nunca defrauda. Su señal baña los cinco continentes a través de la televisión, y es así como domina el juego. A pesar de ello, el fútbol europeo dejó de ser un coto privado para países ricos; los mercados comunes, las leyes laborales, las grandes migraciones sociales en Facebook o Twitter y las antiguas colonias asiáticas, africanas y americanas lo volvieron un fenómeno global. No hace mucho era impensable que un equipo inglés o italiano alineara un cuadro con ocho foráneos y tres nativos. Hoy, clubes como el Manchester City o el Chelsea salen al campo con minoría de jugadores ingleses. La milenaria genética del fútbol europeo, fibrosa y rancia, ha mutado.
Parece una locura, pero la Champions representa el último gran mestizaje de la humanidad. No solo en el campo, en los despachos de los grandes clubes los capitales llegan desde el mundo árabe, estadounidense y poco a poco el chino. Sus equipos se están volviendo enormes embajadas virtuales a los cuales cada vez es más sencillo afiliarse o sentir identificación en cualquier parte del mundo. Las nuevas generaciones de aficionados, jóvenes entre los 15 y 25 años, hoy tienen como primer equipo en su vida un club europeo antes que cualquier otro, incluyendo alguno de su país. México, DF, por no ir más lejos, representa la ciudad con mayor numero de seguidores en Facebook para el F. C. Barcelona en todo el mundo. La influencia mexicana en clubes como Barça o United es un tema muy valorado en reuniones con ligas y clubes. Lo comparto porque pertenezco a un comité de televisoras europeas que desarrolla mecanismos de integración comercial con el fin de que la dependencia de los clubes sea cada vez menor por sus ingresos de televisión y mayor por otros acuerdos. En términos prácticos, que sean autosuficientes; sobre todo los “pequeños”, garantizando economías saludables en sus ligas.
Y hablo de México porque, a falta de métodos homogéneos que cualifiquen audiencias globales, la medición es relativa; decidimos aprovechar la variable Facebook como índice común. Allí el Barça encabeza la lista de las franquicias deportivas con más seguidores en el mundo: suma 55 millones de fanes. Continúan el Madrid con 51 millones, el Manchester United con 41 millones y los Lakers con 18 millones. Pues bien, en el caso de United y Barça, los países que más seguidores aportan incluso por encima de Inglaterra y España, son Indonesia con 4.5 millones y México con 3.7 a cada uno.
Es verdad que el sesgo de la variable Facebook impide un análisis riguroso porque influye el número de habitantes por país, su penetración de internet o la afinidad hacia algún jugador (“Chicharito”). Pero también, las decisiones comerciales se toman cada vez más en función de la influencia en redes sociales o Google. El United como club cotizado en bolsa (público) está obligado a enviarnos datos de ingresos y audiencia. Declara 695 millones de aficionados en el mundo, 41 millones de seguidores en Facebook, 1.4 millones de camisetas vendidas por año (Nike), y un nuevo contrato con Chevrolet a partir de 2014 que le reportará 64 millones de euros cada temporada por su camiseta. Sirvan estos casos para demostrar que la Champions League, la vieja Copa de Campeones de Europa, dejó de ser aquel tradicional y elegante torneo en 8 milímetros o Technicolor, para volverse streaming y, así, con los octavos de final enfrentando a los 16 mejores equipos del mundo, los aficionados vuelven a pegarse a las pantallas de televisión, pero cada vez con mayor frecuencia, a las de un iPhone o un iPad para formar parte activa como usuarios de los siguientes partidos.
Barcelona vs. Manchester City
Una cosa es el City contra el Barça y otra muy distinta contra el Barça y Messi. Los tiempos se acortan en el fútbol moderno, una crisis puede desatarse en cinco minutos y terminar por la mañana. Pero ejercitando la paciencia es como se ha hecho sabio Pellegrini, un técnico de largo plazo. El City ha seguido avanzando en su modelo, poco a poco se acerca al tipo de juego de aquel Villareal y el último Málaga, ambos brillantes semifinalistas de Champions League, perdedores que dejan huella. Pero el tiempo también juega a favor del Barça, porque lo peor que podía pasarle era enfrentar al City hace unas semanas, no ahora, con Neymar de vuelta, Messi recuperado y el Tata convencido en las artes de juego que dominan sus hombres: presión, posesión, desmarque. Gran rival para el Barça, con esta clase de equipos se puede dialogar, con otros, caudillos de una sola noche como fueron Chelsea o Inter, lo mejor era no cruzar palabra. Los futbolistas del City parecen aquellos que no encontraron dorsal en Barcelona: Silva, Agüero, Navas, Touré, Nasri; interpretan el fútbol igual que Xavi, Iniesta, Pedro, Busquets o Alexis. Sin contar a Neymar y desde luego a Messi, las diferencias de lenguaje en medio campo son mínimas. De esta serie, igual que la de Bayern y Arsenal, saldrá el patrón para comparar en junio durante el Mundial al mejor fútbol sobre la tierra.
Bayern vs. Arsenal
Los enfrentamientos Guardiola-Wenger alejan del debate a Mourinho, Klopp o Ancelotti, técnicos a los que les cuesta trabajo entender el placer. Guardiola y Wenger son mal llamados cursis, sibaritas, detallistas. Sus equipos suelen encontrar la belleza en el proceso, mientras el resto solo encuentra satisfacción en la victoria. Al Arsenal se le acusa de delicado, y el Bayern, un poderoso histórico, hoy prefiere ser identificado con la gracia. En ambos casos hay mucha gallardía, una característica asociada al riesgo. Aún así, entre poetas también hay clases. Y Guardiola, a quien nunca se le escapa el equilibro que justifica la estética, entiende mejor el lado oscuro del fútbol que Wenger; demasiado romántico, pálido y frágil. Si al Arsenal de Özil, Wilshere, Cazorla y Girourd le sobra arte, al de Mertesacker, Koscielny, Sagna y Gibbs le falta carácter. No así el Bayern, parejo en ataque y defensa desde Ribéry hasta Boateng. El Bayern es una orquesta, el Arsenal un gran cuarteto de cámara.
Atlético de Madrid vs. Milán
Algo muy raro tiene que estar pasando en Milanello para que la figura del equipo sea un futbolista como Balotelli. Milán, al igual que el Atlético de Madrid, ha cambiado su fórmula de liderazgo. No hace mucho, quien se sentaba en el banquillo del Calderón amanecía flotando en el Manzanares. Simeone esta reescribiendo la historia. A orillas de un río que parecía maldito ha crecido el sentido común, los títulos, los jugadores y un crac como Diego Costa. Por otro lado, la tragedia del Milán se explica a partir de la caída de su caudillo, Berlusconi, quien en su momento tuvo la visión para hacer de este club un líder revolucionario, hoy lo utiliza como la última tribuna pública que le queda para mantenerse vigente. Ni en su peores pesadillas la organización del Milán imaginaba parecerse al caótico Atlético de Madrid, como tampoco el Atlético soñó con alcanzar la solidez institucional que alguna vez tuvo su rival de octavos.
Real Madrid vs. Schalke
A modo, una serie ideal para Cristiano: “Equipo alemán que no es el Bayern ni el Dortmund visita el Bernabéu”. Así deberían anunciar el juego los carteles por la Castellana. Del Schalke el madridismo debería agradecer su falta de compostura en partidos importantes. A veces parece alemán, otras austriaco y termina jugando como suizo. Un Real Madrid en condiciones puede golearlo.
United vs Olympiacos
Parecía imposible pero está sucediendo, la grada de Old Trafford tiene más confianza en Javier Hernández que en David Moyes; no es cosa del mexicano, en general el viejo estadio cree más en sus futbolistas que en su técnico. Olympiacos es el típico rival sorpresivo para el United, aquel con el que nunca pensó jugar y con el que nunca puede perder.
Bayer Leverkusen vs. PSG
Una serie silenciosa con dos equipos discretos, el único capaz de montar un escándalo aquí es Ibrahimovic. Leverkusen y PSG son los típicos cuadros etiqueta negra, un par de corceles oscuros, el ganador será una piedra en cuartos.
Chelsea vs. Galatasaray
Vuelve Drogba a Stamford Bridge, esta es la noticia. A pesar de ello, Mourinho no tiene tiempo para homenajes. Le dará un beso al marfileño, posará para las cámaras, llevará su mejor gabardina para el reencuentro y, acto seguido, su Chelsea eliminará uno a cero al Galatasray. La vida según Mou.
Dortmund vs. Zenit
El fútbol es justo; las lesiones, el mercado y la suerte hicieron trizas al subcampeón de Europa en la fase de grupos, hasta que llegó el sorteo y el invierno trajo para el Dortmund un cruce frío. Sin aspavientos, lo justo para avanzar. Klopp estará contento, va a enfrentar un cuadro ruso donde Hulk, el único peligro, espera el Mundial como quien espera el deshielo.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Queved es periodista, escritor y director de operaciones de Publicidad y Clubes de Fútbol en CANAL+ España.