La cúpula empresarial tiene una meta perfectamente definida: que México se beneficie con la reforma energética, no que se convierta en simple gestor del enriquecimiento transnacional.
Después de aprobada la reforma energética, uno de los riesgos que se corren es que las reglas no queden claras en las leyes secundarias, que haya confusión y, por lo tanto, se frene la decisión de las compañías internacionales de invertir en México.
Además, añade Juan Pablo Castañón, presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), existe el riesgo de que “no tengamos las entidades gubernamentales, como la Comisión de Hidrocarburos, que determinen perfectamente que la inversión, nacional o extranjera, lleve los cauces correctos, que se garantice la primacía del Estado mexicano y las reglas claras para que todos puedan ganar, desde el Estado mexicano hasta los particulares,y que las empresas puedan participar con éxito”.
Entrevistado por Newsweek en Español, el empresario explica al respecto que “necesitamos tener buenas leyes secundarias que ratifiquen el espíritu de la reforma constitucional, necesitamos que se plasmen en ellas las reglas claras para que la autoridad tenga los elementos para mantener el orden y que, al mismo tiempo, también los particulares tengan oportunidades con caminos bien definidos y transparentes para participar.
“Nosotros [los empresarios] esperamos que la participación sea plural, de tal forma que no solo las grandes compañías internacionales, que tienen todo el know-how, puedan participar, sino también que paulatinamente vayan incorporándose empresas mexicanas, que vayan teniendo know-how, aprendiendo la certificación, y que pequeñas y medianas empresas puedan participar en los clústers que se van a ir formando en las distintas regiones del país. Eso nos dará el entramado de una nueva generación de empresas mexicanas competitivas globalmente en materia energética”.
En este tenor, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), considera que la energética es la reforma de mayor profundidad y más trascendente que se ha legislado en las últimas décadas.
Manifiesta el empresario: “Es un complemento muy importante al grupo de grandes reformas económicas que se dieron desde 2012 con la reforma laboral y, obviamente, la financiera, la de telecomunicaciones, es un paquete muy sólido. Pero la reforma que más va a potenciar a la economía mexicana es la energética por los niveles de inversión, por la generación de empleos y, sobre todo, porque a través de una reforma energética de gran calado y con gran profundidad, los insumos, que son fundamentales para el sector productivo nacional y para la competitividad del país en el mediano y largo plazo, van a ser de mejor calidad y con mejores precios. Y eso es un factor indispensable para que haya una multiplicación real de empresas y de empleo e inversión en México”.
Frente a los riesgos y oportunidades que representa la inversión extranjera en el sector energético mexicano, Gutiérrez Candiani indica que “lo que estamos haciendo es asegurarnos de que también los grandes ganadores de esta apertura energética sean los empresarios mexicanos” en pos de dos grandes objetivos:
“Que haya una participación muy significativa del pequeño y mediano empresario a través de diferentes mecanismos como clústers, integradoras y una serie de mecanismos que vamos a empujar, y dos, que eso tenga un impacto muy favorable en el desarrollo regional y de las personas. Creo que se va a poder complementar muy bien la inversión extranjera y la participación de las grandes empresas mexicanas, pero también es una gran oportunidad para que la pequeña se vuelva mediana, y la mediana se vuelva grande.
“Vamos a trabajar mucho en la parte del contenido nacional, en cómo deben participar los mexicanos, cómo pueden aprovechar esta que va a ser una oportunidad histórica en la próxima década para el país. Y también en cómo se pueden integrar la pequeña y mediana empresa en la gran empresa en un esquema de ganar-ganar”.
Por su parte, Juan Acra, presidente de la Comisión de Energía de la Coparmex y vicepresidente de Energía del CCE, opina que la reforma energética es la de “mayor calado” desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y que se prevé que los cambios estructurales incluso impulsen la economía mexicana a un crecimiento de 1.5 del PIB.
“Esta iniciativa tiene un significado histórico que es imposible desdeñar; en 1938 el gobierno nacionalizó el petróleo, y en 1960 otorgó el control total de la industria a Pemex, un monopolio del Estado. Nosotros creemos que esta reforma va a cambiar a México, México ya cambió, de hecho, a raíz de que se aprobó la reforma constitucional, pero debemos tener mucho cuidado, tenemos que ver ahora las leyes secundarias, hacia dónde vamos a transitar, tenemos que analizar caso por caso”, opina el empresario.
Ahora la tarea es desarrollar una política industrial para el país que aliente la competencia de las empresas, expone Acra, y salvaguardar a la industria nacional para que pueda prepararse y competir a nivel internacional.
“El riesgo está en que, si no cuidamos las leyes secundarias sobre cómo podremos proteger a la industria nacional, podremos volvernos un país de comisionistas, un país de ‘coyotes’, donde nos llenemos de representantes de empresas multinacionales mientras nuestra industria nacional vaya a la baja”.
El reto de las leyes secundarias
“Es muy importante que los legisladores, cuando estén tratando las leyes secundarias, garanticen la participación de la empresa mexicana pequeña y mediana, que se garantice mediante un modelo de triple hélice”, interviene Juan Pablo Castañón.
“Hay que recordar que México tiene 12 tratados de libre comercio con 44 países y que con el TLC de América del Norte tenemos el compromiso de que las empresas de Canadá y Estados Unidos tendrían que ser respetadas como empresas locales. De tal forma, el reto que tenemos es cómo darle entrada a las empresas verdaderamente necesitadas de oportunidades para que haya una gran generación de empresas mexicanas en este rubro”.
En este sentido, el presidente de la Coparmex añade que el reto estará en las leyes secundarias, “es donde nosotros estamos preparándonos para trabajar con los legisladores y garantizar la participación de los empresarios mexicanos, aunque tenemos que ser respetuosos de los tratados de libre comercio que tenemos.
“Tiene que haber una promoción para que tengamos empresas verdaderas, no solo de gestoría; empresas que vayan teniendo su propia tecnología y que participen activamente en la transformación de los procesos de toda la industria petroquímica y eléctrica”.
Gerardo Gutiérrez Candiani, por su parte, insiste en que debe trabajarse con especial cuidado en lo referente a seguridad jurídica, oportunidades, esquemas, contratos de servicios, de utilidad compartida, de producción compartida y licencias:
“Todo eso tiene que quedar muy sólido y se tienen que fortalecer y especificar de manera muy puntual los alcances en la ley secundaria. Eso es fundamental, pues si hacemos una muy buena ley secundaria, como lo hicimos con la reforma constitucional, la consecuencia es que va a haber niveles de inversión públicos-privados históricos en el país”.
En ese sentido, agrega el presidente del CCE, los empresarios “vamos a trabajar sobre todo en las mesas que tienen que ver con los intereses tanto del sector productivo como de la sociedad y de las empresas en México. Esperamos trabajar en mesas que tienen que ver con hidrocarburos, petróleo, gas natural, electricidad, todo lo que se aprobó en la reforma, los nuevos órganos, políticas de fomento que favorezcan a las compras de proveedores nacionales, y que queden perfectamente bien definidas las comisiones reguladoras del sector energético”.
La meta, explica, es asegurar que las leyes secundarias fortalezcan a la reforma constitucional y la complementen.
“Lo que se tiene que ver a largo plazo es que la reforma nos sirva de manera decisiva para concretar, como está sucediendo en Estados Unidos, un gran relanzamiento del sector industrial mexicano, sobre todo el sector manufacturero y el exportador, pues al contar con insumos competitivos es obvio que vamos a poder crecer y a ser más exitosos en la parte de comercio internacional”.
Otro punto importante, considera en su momento Juan Acra, es que aquellas empresas mexicanas que deseen abordar el buque de la reforma energética deben prepararse y allegarse las herramientas adecuadas para contender con capacidad, pues “no podemos abrir el sector y ponerlas a competir de la noche a la mañana con empresas estadounidenses o similares que ofrecen, por ejemplo, servicios de mantenimiento en las refinerías, en las plataformas, en los complejos procesadores de gas, y que tienen acceso a financiamiento y apoyos importantes de sus gobiernos”.
Ante ello, nuestro entrevistado argumenta que es necesario proveer a las empresas mexicanas, en particular a las medianas y pequeñas, en las regiones del país donde se encuentra la producción de crudo y gas natural, la industria petrolera y el sector eléctrico.
“Hay que ver cómo a nuestras empresas nacionales las vamos a poner a competir y bajo qué ámbito; es cómo las peleas de box, necesitamos saber si cumplimos con el peso reglamentario para poder subir al ring a pelear, o hay que esperar y prepararnos. La preocupación principal es que las pequeñas y medianas empresas que hoy trabajan en el sector puedan crecer y no al revés, que puedan desaparecer”.
Beneficiar a las empresas mexicanas
Ante el futuro que se avizora, Castañón indica que uno de los principales retos del empresariado es desarrollar una gran cantidad de empresas que puedan participar exitosamente, pero con los mecanismos apropiados para que puedan crecer, competir e, incluso, ganar concursos y licitaciones con técnicos mexicanos.
“El empresario es el líder de la empresa y tiene que estar consciente de cuáles son los retos de la empresa”, explica nuestro consultado. “Tecnológicamente estamos muy rezagados en el conocimiento de estas áreas de la industria, por tanto tenemos que implementar mecanismos de alianzas estratégicas con empresarios de otras naciones que nos puedan compartir su tecnología y, al mismo tiempo, nosotros incorporarnos a lo mismo”.
Su propuesta en este sentido es aprovechar a los ingenieros, geólogos y especialistas petroleros que tiene México y que probablemente ya estén en el retiro, pero que poseen mucha capacidad y conocimiento en la materia.
El presidente de la Coparmex también plantea que los empresarios y los gobiernos federal y regionales trabajen con universidades y escuelas de educación media superior de cada región donde va a haber producción petrolera para que se implementen planes de estudio y centros de investigación para la transferencia de tecnología y la generación de conocimiento.
“Debemos motivar a los estudiantes para tener una generación de jóvenes técnicos mexicanos que puedan ser exitosos una vez que nuestros técnicos jubilados ya no estén en edad para seguir colaborando en las empresas”.
“Nosotros estamos muy satisfechos con la reforma constitucional”, interviene Gutiérrez Candiani. No obstante, la preocupación es que el empresariado mexicano sea el gran ganador.
“Tiene que haber dos grandes ganadores, el pequeño y mediano empresario y la sociedad en su conjunto. La sociedad teniendo mejores precios y de mejor calidad, y con más y mejor abasto de gas, electricidad, este tipo de insumos, y el sector productivo nacional con un gas mucho más competitivo, electricidad con mejores precios e hidrocarburos y energías renovables que fortalezcan tanto el crecimiento de México como la parte del medioambiente”.
Ante la ecuación de mayor eficiencia y rapidez para explotar los recursos petroleros que representa la reforma energética, el presidente del CCE considera que México cuenta con reservas para muchas décadas.
“La reforma lo que va a hacer es, precisamente, poder sacar a la luz la riqueza nacional. Las condiciones, sobre todo de petróleo y de hidrocarburos, ya cambiaron, hoy nuestra gran mayoría de reservas está en aguas profundas. Por eso se necesita un gran desarrollo tecnológico y niveles de inversión muy fuertes que el Estado no está en condiciones de hacer por sí mismo”.
Impulso a Petróleos Mexicanos
En este inciso opina Juan Pablo Castañón: “Luego del impulso que Cantarell nos dio, la producción petrolera después de 2004 ha venido decreciendo paulatinamente, por eso tenemos que explorar fuertemente territorios y aguas profundas, reactivar nuestra vocación exploradora y productora de petróleo. Nuestra estimación es que en cinco o siete años estemos en condición de producir 7.5 millones de barriles diarios, que sería triplicar la producción actual mexicana.
“Si la reforma la hubiéramos hecho hace ocho años, ya tendríamos 7.5 millones de barriles diarios y los beneficios adicionales serían el equivalente a tener 31 universidades del tamaño de la Universidad Nacional Autónoma de México. Este es el tamaño del reto si lo enfrentamos bien, y lo tenemos que hacer bien todas las partes: los diputados generando las reglas claras, la autoridad contratando y teniendo a los mejores profesionales técnicos con toda la transparencia, con mecanismos de rendición de cuentas, con Petróleos Mexicanos renovado, siendo exitoso y competitivo internacionalmente; si somos competitivos globalmente podremos ser exitosos en algunos otros países donde se abran las oportunidades como hoy México las está abriendo”.
Tal punto de vista es apuntalado por el empresario Juan Acra, quien explica que se busca que Petróleos Mexicanos se convierta en una empresa de talla internacional:
“Como empresa productiva, deseamos que a Pemex lo podamos ver en los próximos años participando no nada más en el ámbito nacional, sino asociándose con otras petroleras en otras partes del mundo; buscamos que crezca no solo en México, que en su momento pueda salir al mercado mundial y compita y participe como lo hacen otras petroleras estatales”.
El comisionado de Energía de la Coparmex y del CCE asimismo considera que el escenario que se vislumbra para el país con la reforma energética es de desarrollo. “México ya cambió y en el sector empresarial nos sentimos muy orgullosos de haber puesto un granito de arena para que esto saliera adelante, pero nos vamos a sentir todavía más contentos cuando termine el año y veamos que el balance de las leyes secundarias que se están negociando en las cámaras alta y baja sea positivo”.
México y su fértil futuro
Gutiérrez Candiani, por su parte, opina que el objetivo final es convertir a México en un nación que ofrezca mejores condiciones de vida.
“La mejor manera de hacerlo es generando crecimiento, oportunidades y más y mejor empleo. Y por eso estamos trabajando nuestra agenda bajo dos grandes pilares: la parte, por supuesto, que tiene que ver con el desarrollo económico, que incluye todo el grupo de reformas estructurales económicas y leyes secundarias, y el otro gran pilar es la parte del fortalecimiento institucional del Estado mexicano, donde vamos a generar propuestas en seguridad, estado de derecho, justicia, democracia y un combate frontal contra la corrupción y la impunidad para que todos los esfuerzos que se hacen del lado económico alcancen su potencial y tengamos un país mucho más fuerte, mucho más sólido con sus instituciones, y un Estado mexicano mucho más justo”.
Las perspectivas generadas a raíz de la aprobación de la reforma energética son tan optimistas, opina en su momento Juan Pablo Castañón, que en una década México podrá desterrar la pobreza extrema.
“Tenemos que avanzar y aprovechar esta plataforma de prosperidad que las reformas nos ofrecen como país. Tenemos que seguir trabajando en un entorno fiscal favorable para la inversión, para que más personas contribuyan a los grandes retos de gasto para disminuir las diferencias que entre los mexicanos tenemos. Mientras tengamos 12.8 millones de mexicanos en extrema pobreza debe de ser un reto para todos. Yo me imagino que en 10 años habremos abatido la extrema pobreza y estaremos combatiendo solo la pobreza.
“Yo me imagino extraordinarios tiempos para las personas en México, para nuestros hijos, para las siguientes generaciones, porque se vienen épocas importantes para México en cuanto a que será muy atractivo como país para vivir aquí, para poder desarrollarse, con una economía que pueda ir creciendo y que desplante de las reformas que estamos construyendo entre todos”.
Finalmente, el presidente de la Coparmex expone que el país debe superar el gran reto de transformar la voluntad y el pacto político en una economía sólida y vigorosa.
“Y eso respaldado en la paz y la concordia, en el orden, en la convivencia entre los mexicanos. Y así es como nos imaginamos, que las oportunidades no sean de oropel y que no nos lamentemos dentro de cinco años de no haber dado el cerrojazo final a través de la cultura de la legalidad del estado de derecho a esta gran oportunidad de prosperidad”.
Castañón, Gutiérrez, Acra: los perfiles
Juan Pablo Castañón es presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana desde noviembre de 2012. Es licenciado en Actuaría por la Universidad Anáhuac del Norte y maestro en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Gerardo Gutiérrez Candiani es presidente del Consejo Coordinador Empresarial por segunda ocasión. Es licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. En 2009 presidió la Confederación Patronal de la República Mexicana.
Juan Acra es presidente de la Comisión de Energía de la Confederación Patronal de la República Mexicana y vicepresidente de Energía del Consejo Coordinador Empresarial. Es ingeniero en Mecánica Eléctrica por la Universidad Anáhuac y es consultor en materia de desarrollo de proyectos de generación de energía eléctrica.