La historia del IFE está escrita. Veremos si sobrevive a los cambios.
N es la letra más cotizada en este momento, se lo digo porque a los mexicanos una N nos costará más de 1000 millones de pesos. Y es que la reforma política-electoral aprobada por el Congreso vino a cambiarlo todo, incluido el nombre del Instituto Federal Electoral, con lo que tirarán por la borda millones y millones de pesos invertidos en campañas publicitarias difundidas desde 1990. Basta hacer un recorrido por los últimos 23 años en los que escuchamos hasta el cansancio frases como “pero te peinas, cuñao”, “ven y tómate la foto” y “te lo dije”.
El IFE, Instituto Federal Electoral, se convertirá en el INE, Instituto Nacional Electoral, y aunque en las siglas solo cambia una letra, significa mucho más. Estamos hablando del cambio de imagen del padrón electoral, diseño de un nuevo logotipo, cambiar toda la papelería y fachada de 32 juntas locales, una en cada entidad del país, de 300 juntas distritales, una por cada distrito electoral, y también de los 800 módulos de atención al público, además de los 818 vehículos con los que opera el instituto. Y la pregunta que nos hacemos todos es: ¿para qué?
El cambio de credenciales con la nueva imagen del INE podría tomar hasta 10 años; con esto vendrán, seguramente, interminables campañas publicitarias para posicionar el nombre del INE entre la población… ¿Cuál es el objetivo de cambiarle el nombre al IFE, además de la palabra “Federal” por “Nacional”? ¿Nos sobra el dinero? ¿Qué tendrá el INE que el IFE no pueda hacer? ¿Quiénes saldrán beneficiados con el cambio de letra?
Se estima que renovar la imagen de todas las credenciales de los mexicanos costará 870 millones de pesos. De acuerdo con cifras del IFE, al 29 de noviembre de 2013 en México existían 87 millones 908 107 personas afiliadas al padrón electoral, cada una de ellas cuenta con una credencial de elector y cada credencial tiene un costo de 10 pesos.
Pero aunque el IFE cambie de nombre no será fácil olvidar su importante papel en la transición a la democracia que vivimos en el 2000 en todo el país, su cuestionado papel durante el proceso electoral donde Andrés Manuel López Obrador perdió la contienda por la presidencia ante Felipe Calderón y lo complicado que le resultó salir bien librado en el caso “Monex”.
La historia del Instituto Federal Electoral está escrita, sus errores y aciertos también. Veremos si sobrevive a este cambio.
Por lo pronto, váyanse acostumbrando para identificarse con su “INE” porque, aunque el INE se vista de seda, IFE se queda.