Enrique Peña Nieto cumplirá su primer año de gestión al frente de la Presidencia de la República, lo que lleva a analistas, periodistas y a la sociedad civil a realizar una evaluación de su trabajo; no obstante, para poder entender los niveles de aprobación del mandatario y lo que está sucediendo en la opinión pública mexicana, debemos remitirnos al período en que dio inicio la historia, es decir, a la campaña política y, finalmente, a la figura en el gobierno.
Conocimiento y opinión de Enrique Peña Nieto
Los niveles de conocimiento sobre Peña Nieto se incrementaron en poco tiempo, de acuerdo con la serie histórica de Parametría, en septiembre de 2008, un considerable 66 por ciento
de la población mexicana ya identificaba al entonces gobernador del Estado de México, porcentaje alto para tratarse de una figura del ámbito local.
Además de ser conocido, Peña Nieto contaba con una buena opinión entre los mexicanos, características ideales para cualquier figura pública; no obstante, esta tuvo variaciones importantes en el tiempo.
En diciembre de 2011, Peña fue designado candidato por la coalición Compromiso por México1 para competir en las elecciones presidenciales de julio de 2012, después de que su más cercano contendiente, el senador Manlio Fabio Beltrones, declinara participar en las elecciones internas del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El candidato y la campaña
Al principio de la campaña, Peña Nieto se posicionó —con un amplio margen— como puntero en las preferencias electorales de los votantes; por su parte, Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista (PRD, PT, Movimiento Ciudadano), se presentaba con un cambio en el discurso, exaltando la reconciliación como uno de sus principales atributos, en tanto que Josefina Vázquez Mota, abanderada del Partido Acción Nacional, llegaba a la contienda tras una elección interna que ventiló las diferencias en su partido.
Parte de la estrategia de campaña de la candidata del PAN fue dar a conocer videos donde se apreciaban obras inconclusas realizadas durante el mandato de Peña Nieto al frente del gobierno del Estado de México; con el eslogan “Peña Nieto no cumple” inició la batalla mediática para restarle puntos en la preferencia electoral. Sin embargo, fue Andrés Manuel López Obrador quien capitalizó este enfrentamiento logrando posicionarse en el segundo lugar de la contienda.
En mayo de 2012, el candidato mexiquense fue enfrentado por la comunidad estudiantil de la Universidad Iberoamericana en el campus Santa Fe, estudiantes de este centro educativo —quienes portaban pancartas y máscaras con figuras emblemáticas del PRI— gritaron consignas en contra del candidato; días después se gestaría el movimiento #YoSoy132, el cual se convirtió en un actor de la elección presidencial, teniendo un gran impacto entre los jóvenes y no tanto en la población en general.
En tres meses —de la primera semana de marzo a la primera semana de junio— el abanderado del Partido Revolucionario Institucional perdió 43 puntos en opinión efectiva, pasando de 50 por ciento a 7 por ciento; a finales de junio Peña Nieto rescató algunos puntos, sin embargo, nunca consiguió los porcentajes obtenidos en imagen antes de las campañas negativas.
Después de las elecciones el ya presidente electo empezó a recuperar terreno en el tema; de la fecha en que tomó protesta (1 de diciembre de 2012) a la actualidad, la opinión efectiva sobre Peña Nieto ha oscilado entre 17 y 53 por ciento.
En la contienda electoral de 2012, observamos el impacto que las campañas negativas tienen en los candidatos presidenciales; el tiempo de campaña fue del 30 de marzo al 27 de junio, en el caso de Peña Nieto, es en mayo y junio cuando se presentan los descensos más drásticos en cuanto a su imagen, para llegar a un mínimo histórico de 7 por ciento a principios de junio del año pasado.
Peña Nieto como Presidente. La gestión priísta
El 1 de diciembre de 2012, Peña Nieto tomó posesión como presidente de México. El candidato de la coalición Compromiso por México, integrada por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Verde, obtuvo el 38 por ciento de los votos emitidos, con lo que consiguió que el PRI recuperara la presidencia después de 12 años de gobiernos panistas (Vicente Fox Quesada, 2000-2006, y Felipe Calderón Hinojosa, 2006-2012).
En el primer mes de gobierno (diciembre de 2012 a enero de 2013), Peña Nieto presentó una aprobación de gobierno del 55 por ciento, únicamente dos de cada 10 mexicanos no aprobaban la forma en la que el recién electo mandatario realizaba su trabajo. Sin embargo, más de la mitad de la población daba al gobierno en turno un voto de confianza. A diferencia de las polémicas elecciones de 2006, las realizadas el año pasado tuvieron un desenlace menos caótico, había un claro ganador de la contienda y pocas dudas sobre el segundo lugar.
En su primer año de gobierno, la aprobación del actual mandatario ha oscilado entre 55 por ciento y 62 por ciento, de acuerdo con los datos de la serie histórica realizada por Parametría. El nivel más alto de aprobación lo obtuvo en abril y junio de 2013, la firma del Pacto por México —acuerdo político integrado por Enrique Peña Nieto y los representantes de los tres principales partidos políticos en México (PRI, PAN y PRD)—, que incluye cambios en materia de seguridad, salud, educación, comunicaciones, combate a la pobreza, defensa de los derechos humanos etcétera, puede ser uno de los eventos que explican estos porcentajes.
Otros acontecimientos importantes que han marcado esta administración son: la difusión de programas sociales como la Cruzada Nacional contra el Hambre; la aprobación de reformas como la educativa, así como eventos de trascendencia nacional como la detención de Elba Esther Gordillo, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), acusada de delincuencia organizada y lavado de dinero, y la captura del Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, líder de la organización criminal Los Zetas.
¿Quiénes dan más apoyo al Presidente? La aprobación presidencial por segmentos
Al realizar un cruce entre la aprobación presidencial y algunos rasgos sociodemográficos de la población, podemos observar que las personas con mayores ingresos económicos son quienes más aprueban la gestión de Peña Nieto (75 por ciento), seguidos de aquellos con edades comprendidas entre 36 y 45 años (64 por ciento). El tercer grupo que más apoyo brinda son las mujeres (61 por ciento).
Datos del ejercicio de exit poll realizado en el 2012 indican que las mujeres fueron también quienes más votaron por Peña Nieto en la elección; 41 por ciento de las entrevistadas a la salida de urna dijeron haber emitido su voto a favor del candidato del PRI, contrario a lo sucedido en el 2006, donde el voto femenino se inclinó por el Partido Acción Nacional; la literatura en el tema, así como otros estudios en ciencia política indican que el electorado femenino tiende a votar más por candidatos conservadores que representen poco riesgo.
Los tres segmentos poblacionales que menos apoyo brindan a la administración en curso son: las personas con estudios universitarios (40 por ciento), los que ganan $785 pesos o menos mensualmente y aquellos con edades entre 18 y 25 años. Cabe recordar que fueron estos mismos segmentos quienes, de acuerdo con la encuesta de salida, votaron también en menor medida por Enrique Peña Nieto.
Evaluación por áreas
Cuando analizamos la calificación que la ciudadanía le otorga al gobierno de Peña Nieto en distintos temas, observamos que salud, seguridad y educación son las áreas mejor evaluadas. Un cambio importante entre la pasada administración y esta es que el desempeño en el tema de seguridad no es el peor calificado por los ciudadanos; en cambio, los temas económicos como empleo, inflación y combate a la pobreza empiezan a ser rubros donde se cuestiona el trabajo del actual mandatario.
La identidad del gobierno: Pacto por México y reformas estructurales.
El Pacto por México
Debemos recordar que a partir de 1997 el poder Ejecutivo en México no cuenta con la mayoría absoluta en el Congreso; en el mismo tenor, los gobiernos locales han sido ganados por los tres principales partidos políticos. Estos hechos cambiaron el escenario de “carro completo”, en el cual el presidente podía llevar a cabo las políticas públicas de su agenda sin mayores esfuerzos.
El cambio de gobierno y la pluralidad en estados y en el Congreso activaron los pesos y contrapesos diseñados institucionalmente, pero también produjeron una suerte de parálisis en la toma de decisiones, promovida principalmente por un gobierno con poca capacidad de negociación (PAN) y una oposición con nulas intenciones para hacerlo (PRI, PRD).
El Pacto por México fue dado a conocer el 2 de diciembre, un día después de que EPN tomara posesión como Presidente; dicho documento definió una agenda común y la discusión de temas prioritarios para los actores involucrados (gobernadores, coordinadores parlamentarios, dirigentes de partidos). Este evento trasciende en un sistema político como el mexicano, que tiene pocos incentivos para que los actores negocien (no reelección, multipartidismo, sistema mixto electoral, sistema presidencial); bajo este escenario, la aparición de un acuerdo entre la élite política ha sido bien recibido por la opinión pública.
Las reformas de Enrique Peña Nieto
Uno de los elementos tangibles que tenemos para analizar la gestión en curso es el tema de las reformas económicas, políticas y sociales promovidas por esta administración. Algunas han sido más conocidas y mejor calificadas que otras, asimismo, cada una ha tenido un impacto distinto en los ciudadanos.
Programa Nacional de Prevención del Delito
Después de un período donde la delincuencia organizada y grupos criminales realizaron varios atentados no solo contra la Policía y cuerpos de seguridad, sino contra los ciudadanos (Casino Royale en Monterrey), la población veía factible tomar medidas urgentes en el tema de seguridad. A pesar de ser un tema prioritario, solo cuatro de cada 10 se enteraron del plan de prevención de la violencia y el delito, programa que unifica las tareas de nueve secretarías de Estado y contempla acciones de prevención del delito en diferentes demarcaciones.
Pese al poco conocimiento, la innovación en el programa de combate a la inseguridad fue avalada por siete de cada 10 entrevistados, quienes consideraron que la aplicación de medidas para prevenir la violencia y el delito ayudaría a mejorar la seguridad en un mediano y largo plazo.
Reforma educativa
El 6 de febrero de este año se declaró constitucional la reforma educativa que aborda temas como nuevas reglas en la asignación de plazas para docentes, evaluación obligatoria de forma periódica a maestros, escuelas de tiempo completo y autonomía de gestión de los centros educativos públicos. Esta reforma ha suscitado distintas críticas y apoyos.
El 55 por ciento de la población mexicana se enteró de que en diciembre la Cámara de Diputados aprobó la reforma educativa y que esta había sido ratificada por 19 estados de la República Mexicana.
Uno de los puntos que ha generado más controversia es la evaluación a los docentes; se han realizado diversas manifestaciones en los estados de la república y el Distrito Federal por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes no comulgan con los puntos de la Reforma a la Ley General de Educación impulsada por el gobierno federal.
Cabe destacar que 88 por ciento de la población está de acuerdo con la evaluación magisterial obligatoria que promueve esta reforma. Las escuelas públicas siguen siendo, desde la perspectiva de los entrevistados, la mejor opción para educar a los niños en México, por ello generar políticas públicas que promuevan un incremento en la calidad de la educación es de suma importancia.
Reforma energética
El 12 de agosto, Peña Nieto presentó la iniciativa de reforma energética, la cual contempla modificaciones al artículo 27 constitucional para eliminar la prohibición para que el Estado celebre contratos con sectores sociales y privados para la explotación de hidrocarburos a través de permisos que otorgue el Ejecutivo Federal.
En la esfera pública, el tema de la inversión privada en Pemex y en la industria eléctrica se ha desarrollado en un ambiente donde las discusiones muestran tintes pasionales, ya sea por cuestiones históricas, ideológicas o por la afectación de intereses.
La reforma en cuestión fue conocida por ocho de cada 10 mexicanos (78 por ciento); sin embargo, vale la pena cuestionarnos qué está entendiendo la opinión pública sobre el tema.
Un 47 por ciento de entrevistados se manifestó en contra de ampliar la participación del capital privado en la industria eléctrica; mientras que 49 por ciento afirmó lo mismo en cuanto a la inversión privada en Pemex, solo 18 por ciento y 16 por ciento, respectivamente, se manifestaron a favor de la propuesta.
Parte de estas opiniones se pueden explicar porque en México el sugerir que capital privado invierta en la industria petrolera implica que Pemex será privatizado, así lo refieren casi seis de cada 10 entrevistados (59 por ciento) y la palabra “privatización” tiene una fuerte carga negativa. La discusión del tema sigue en el Congreso.
Reforma hacendaria
En septiembre se presentó la iniciativa de reforma hacendaria, pero fue hasta el 31 de octubre que la Cámara de Diputados ratificó los cambios realizados por el Senado. La miscelánea fiscal aprobada contempla un aumento del 5 al 8 por ciento al gravamen a alimentos “chatarra”, cobro del ISR al 32 por ciento a ingresos anuales mayores a 750 000 pesos, la homologación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 11 al 16 por ciento en la frontera, así como el cobro de IVA a la comida para mascotas, la goma de mascar y el transporte foráneo de pasajeros, y un impuesto de un peso por litro a las bebidas azucaradas.
Aun cuando la reforma hacendaria es una de las más importantes, ya que con ella se definen los impuestos y gastos que cobrará y tendrá la administración pública federal, solo 46 por ciento de los entrevistados se enteró de la propuesta presentada por el Ejecutivo Federal. Para más de la mitad de los entrevistados la reforma hacendaria es un tema desconocido.
Al ser cuestionados sobre algunos de los puntos que contempla esta reforma, la mayoría de los entrevistados se manifestó en desacuerdo con la propuesta; sin embargo, estuvieron a favor de los beneficios que de acuerdo con los objetivos traía la misma.
Nueve de cada 10 dijeron estar de acuerdo con otorgar una pensión a las personas mayores de 65 años, 81 por ciento tuvo la misma postura respecto a la creación del seguro de desempleo, pero por otro lado, la mayoría dijo estar en contra de los otros rubros; el cobro de impuestos es sin lugar a dudas un tema con el que no están de acuerdo los ciudadanos en su mayoría, tengan una afectación directa o no. Por ejemplo, el 71 por ciento se manifestó en contra de cobrar una tasa de 10 por ciento a las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores, aun cuando muchos mexicanos seguramente desconocen cómo funciona el mercado de valores.
El papel de la economía
Si bien el “sello postal” de la anterior administración se dio en el terreno de la seguridad (estrategias de gobierno, comunicación política, discursos y acciones), la actual gestión dio un giro al panorama. Peña Nieto inició su mandato firmando un pacto nacional y con una agenda ambiciosa, sin embargo, un tema no planeado y que empieza a ser apremiante es el de la situación económica.
La Secretaría de Hacienda redujo por cuarta vez el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para este año, empezó en 3.5 y llegó a 1.3 por ciento. Este dato llama la atención al recordar que la situación económica es la variable más importante para explicar los niveles de satisfacción de los ciudadanos con sus gobiernos, y su comportamiento electoral.
El 48 por ciento refirió que durante los últimos 12 meses su economía personal había empeorado mucho o poco, el mismo porcentaje dijo que la economía del país también presentaba estragos. Únicamente, 18 por ciento percibe una mejora en su economía personal y un 20 por ciento prevé un mejor panorama en la economía nacional.
En el último promedio de aprobación presidencial (noviembre de 2013), el 55 por ciento de los entrevistados dijo aprobar la forma de gobierno de EPN, aunque no se registra una caída significativa en los niveles de aprobación. Si observamos un incremento importante en aquellos que dijeron desaprobar su gestión (pasando de 39 por ciento a 42 por ciento), la explicación para este fenómeno posiblemente resida en la percepción económica.
El 72 por ciento de aquellos que dijeron desaprobar la gestión de Peña Nieto consideran que, en los últimos 12 meses, la economía del país ha empeorado, es decir, esta variable empieza a mermar la opinión sobre el trabajo realizado.
Otro ejemplo del impacto del factor económico es que de aquellos que dijeron aprobar la gestión de Peña, el 40 por ciento señaló que su economía personal seguía igual, mientras que de aquellos que lo desaprobaron, el 72 por ciento percibió un deterioro en su economía personal.
Conclusiones:
El gobierno de Enrique Peña Nieto, ejercido desde hace un año, presenta paradojas importantes. Por un lado, no ha podido atraer a aquellos segmentos poblacionales que no le fueron simpatizantes desde la elección, aunque aún cuenta con un bono de confianza entre los mexicanos, ya que son más quienes aprueban la gestión que quienes están en desacuerdo con ella, no obstante, empieza a crecer el porcentaje de ciudadanos que se muestran inconformes con la forma de gobierno. El incremento de este porcentaje puede ser explicado por las reformas poco populares como la hacendaria, que impone nuevos impuestos.
A pesar de que algunas reformas ya fueron aprobadas por el Congreso, tendrá que pasar algún tiempo para que los ciudadanos perciban los beneficios prometidos, esto puede representar a futuro mejores niveles de aprobación para Peña Nieto. Por ahora la estabilidad dependerá de dos temas principales, finanzas sanas que permitan que la economía mexicana no colapse y la reducción en los índices de inseguridad.
Gobiernos como el de Vicente Fox Quesada fueron bien aprobados por un tiempo considerable no tanto por los buenos resultados, sino por las expectativas que los ciudadanos tenían a largo plazo; en cambio, el gobierno encabezado por Peña Nieto está siendo juzgado de una forma más crítica, esto nos habla de ciudadanos que no se conforman solo con buenas intenciones, sino que exigen resultados tangibles que mejoren su calidad de vida.