La finca, ubicada en el noroeste del país, pasó a manos del Estado colombiano por extinción de dominio tras la muerte del capo de la cocaína en 1993 durante un operativo de la fuerza pública.
La finca, ubicada en el noroeste del país, pasó a manos del Estado colombiano por extinción de dominio tras la muerte del capo de la cocaína en 1993 durante un operativo de la fuerza pública.