En estudios recientes en los que se detalla la tendencia de los estadounidenses a beber se han lanzado advertencias sobre el consumo excesivo de alcohol, pero no se han estudiado los problemas de salud posteriores. Ahora, varios investigadores ofrecen una alarmante prueba de las consecuencias fatales de este hábito.
En Estados Unidos, entre 1999 y 2016, se produjo un aumento de 65 por ciento en las muertes por cirrosis, que es una enfermedad hepática crónica provocada generalmente por un trastorno en el consumo del alcohol. En una sorprendente tendencia, el índice de mortalidad afectó de manera desproporcionada a los jóvenes. Los adultos de entre 25 y 34 años de edad experimentaron el mayor aumento en casos fatales de cirrosis, en lo que los investigadores califican como un resultado adverso del creciente alcoholismo.
En el estudio, publicado este jueves en la revista BMJ (conocida anteriormente como British Medical Journal), se analizaron más de 600,000 certificados de defunción y datos de censos de un periodo de 17 años. Las muertes por cáncer de hígado, que es otro resultado del consumo excesivo de alcohol, se duplicaron en todo Estados Unidos. Aunque el virus de la hepatitis C es otro factor que comúnmente provoca la cirrosis y otras enfermedades hepáticas, el alcoholismo fue la causa principal de los casos fatales de esta enfermedad, afirman los investigadores.
Las personas de raza blanca, de herencia hispánica y los estadounidenses nativos experimentaron los mayores índices de mortalidad por cirrosis del estudio. Particularmente, los varones presentaron dos veces más probabilidades de morir de cirrosis y cuatro veces más de morir por cáncer de hígado, descubrieron los investigadores. Los hombres tienen mayores probabilidades de beber en exceso y presentar conductas de riesgo que las mujeres, lo que aumenta sus probabilidades de morir por consumo de alcohol cuando se combinan estos factores, de acuerdo con los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Los investigadores señalaron un pronunciado aumento en la mortalidad por cirrosis en 2009, una tendencia que, según indican, fue precipitada por la recesión económica de 2008 en Estados Unidos. Muchos adultos con problemas financieros muestran un incremento en su consumo de alcohol, como se ha demostrado en distintos estudios, y el desempleo comúnmente se relaciona con el mal uso del alcohol entre los jóvenes varones, quienes también fueron el grupo demográfico más susceptible a morir por cirrosis.
Pero incluso 10 años después, más de 70 por ciento de los estadounidenses beben alcohol, y casi 40 por ciento lo hacen en exceso. Los factores estresantes que facilitan el uso del alcohol han persistido o empeorado: las mujeres aún tienen que encontrar un equilibrio entre el trabajo y la familia, y las minorías siguen enfrentando una gran desigualdad, postularon los investigadores en 2017. Como resultado, el uso problemático del alcohol aumentó 50 por ciento.
Por sí mismo, el estrés no explica este incremento: las nuevas normas de género ya no culpan a las mujeres por beber, lo que podría explicar el pronunciado incremento en el número de mujeres que beben, y organismos como el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, que realizan investigaciones sobre el alcohol y conforman las políticas para combatir su consumo en condiciones de riesgo están mal financiados, declaró el Dr. Marc Shuckit al sitio HuffPost.
Muchas de las personas que beben en exceso no tienen idea de que su nivel de consumo es perjudicial: los CDC definen el alto consumo de alcohol como ocho o más bebidas por semana para las mujeres y 15 o más para los hombres.