Irlanda votó este sábado por el “sí” para poner fin a la prohibición del aborto en el país después de un referéndum histórico.
Los votantes estaban decidían si derogar la octava enmienda de la constitución del país, que reconoce la igualdad de derecho a la vida tanto de la madre como del niño por nacer, prohibiendo efectivamente las interrupciones.
Esta enmienda ha estado vigente desde 1983, y la campaña para derogarla rápidamente tomó fuerza en los últimos años, impulsada por casos como la muerte de Savita Halappanavar en 2012, publicó The Independent.
Con el recuento en 37 de los 40 distritos electorales completados el sábado, el 67.3 por ciento de los votantes respaldaron una derogación de la prohibición de Irlanda sobre el aborto, más o menos la misma proporción que apoyó su incorporación a la constitución 35 años antes.
Los resultados fueron recibidos con asombro en un país donde el aborto ha sido un tema profundamente divisivo, según The Wall Street Journal.
“Lo que hemos visto hoy es la culminación de una revolución silenciosa que ha tenido lugar en Irlanda durante los últimos 10 o 20 años”, dijo el primer ministro Leo Varadkar. “La gente ha dicho que quiere una constitución moderna para un país moderno, y confían en las mujeres”.
John McQuirk, un líder de la campaña para retener la prohibición, dijo: “Hay muchas personas que se despiertan hoy y no reconocen el país en el que viven”.
La legislación irlandesa sobre la interrupción voluntaria del embarazo es actualmente una de las más restrictivas de Europa, junto con Irlanda del Norte y Malta.
Estos resultados definitivos se dan a conocer tres años después de la legalización, también mediante un referéndum, del matrimonio homosexual, que ya provocó un sismo cultural en este país de 4.7 millones de habitantes.
Antes de conocerse los resultados definitivos, Cora Sherlock, portavoz de la ‘Pro Life Campaign’, mostró su decepción en Twitter. “Si aciertan, las encuestas a pie de urna retratan una situación muy triste”, escribió.
Casi 3.5 millones de electores fueron llamados a las urnas después de una dura campaña. La movilización del electorado fue uno de los grandes ejes de los activistas anti y proaborto. Los primeros dependían de un empuje de la Irlanda rural, mientras que los segundos animaron a los jóvenes a inscribirse y a votar.
La consulta abordó concretamente la cuestión de la derogación de la octava enmienda de la Constitución irlandesa, introducida en 1983, que prohíbe el aborto en nombre del derecho a la vida “del niño por nacer (…) igual al de la madre”.
En 2013 se introdujo una reforma para que las mujeres cuya vida peligraba por el embarazo pudieran interrumpirlo, tras la muerte por septicemia de una mujer embarazada, de acuerdo con la AFP.
Pero la interrupción voluntaria del embarazo sigue estando prohibida en caso de violación, incesto o malformación del feto, obligando a decenas de miles de mujeres a ir al extranjero para abortar en los últimos treinta años.
El plebiscito tiene lugar a tres meses de una visita a Irlanda del papa Francisco que refleja el declive de la influencia de la Iglesia católica, cuya poderosa tutela se ha debilitado por los cambios económicos y sociales. También paga también el precio de los casos de pedofilia que involucran a sacerdotes.
Una encuesta de 3,800 votantes realizada por la emisora estatal RTE –retomada por el WSJ– encontró que el 69.4 por ciento respaldaba una derogación de la prohibición, mientras que el 30.6 por ciento votó por mantenerla.
Antes de la votación, las encuestas de opinión apuntaban a una victoria para la derogación, pero ninguna había sugerido que el margen fuera tan grande. Irlanda fue uno de los pocos países europeos que prohibió el procedimiento en todos los casos, excepto cuando la vida de la madre está en riesgo.