Ella se ha mantenido como un importante atractivo fílmico por más de 40 años después de que ganó un Óscar por Alicia ya no vive aquí, de Martin Scorsese. Entre los papeles en el siglo XXI de Ellen Burstyn, de 85 años: interpretar a la difunta Barbara Bush en Hijo de… Bush de Oliver Stone. Pero su papel más reciente, en The House of Tomorrow, parece casi predestinado. Cuando Burstyn era una estrella en ascenso en la década de 1970, entabló una amistad improbable con el arquitecto excéntrico y visionario Buckminster Fuller, quien tenía más de 70 años. Ella asistió a una de sus conferencias mientras filmaba El exorcista. “Él podía hablar en el más alto nivel con expertos en filosofía, arquitectura, invenciones”, dice Burstyn. “Él era fascinante —tenía la impresión de que yo corría tan rápido como podía mentalmente— pero también tan, tan amable”. Por ende, ella estaba bien preparada para interpretar en Tomorrow a la abuela adoradora de Fuller y quien vive en un domo geodésico, criando a su nieto con una dieta estricta de las enseñanzas futuristas del difunto pensador. Cuando Burstyn conoció al director, Peter Livolsi, le dio una videocinta que ella tomó de Fuller, incluido metraje de ella más joven, que Livolsi usó en la película. “No sé cómo le llamarías a un evento como ese”, dice Burstyn. “¿Chiripa, tal vez?”
—¿Cómo conoció a Fuller?
—Siempre quise hacer una película sobre su tía abuela, Margaret Fuller, una amiga trascendentalista de Emerson y Thoreau. Llamé a Fuller para reunirnos, y su asistente dijo que podía darme dos horas en el aeropuerto de Boston en tal fecha o cinco horas en el aeropuerto de Chicago en tal fecha. ¡Obviamente, él odiaba las escalas sin nada que hacer! Elegí Chicago. Cuando nos reunimos, saqué un cigarrillo y dije: “¿Le importa?” Él respondió: “Oh, no me importa por mí, querida. Me importa por ti”. Dije: “No fuma, ¿verdad?” Él respondió: “No. Yo, siendo el mecanismo que transmite y recibe más sensible que se haya diseñado jamás, no quiero que nada interfiera con mi sensibilidad”. Poco después, dejé de fumar.
—¿Hay un cineasta con quien le gustaría trabajar de nuevo?
—Amo a Darren Aronofsky. ¿Viste ¡madre!? Es una alegoría, por lo que necesitas interpretar la película mientras la ves. Algunas personas no están dispuestas a hacer eso, y la odian. Yo pienso que es una obra maestra.
—¿Qué hizo a El exorcista una película de horror tan grande?
—Porque lenta y cuidadosamente llevó al público de un sitio en la realidad a la pesadilla, como ¡Huye! ¡Eso fue maravilloso! Me envían guiones de películas de horror todo el tiempo. En su mayoría son asquerosas y estúpidas y desde el principio asumen que todos van a estar asustados.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek