El 80.3 por ciento de las mujeres mexicanas de 18 años y más se sienten inseguras en su ciudad, según los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI.
La percepción de inseguridad de las mujeres es mayor a la de los hombres (71.1) por ciento, cuya medición se realizó por el INEGI en septiembre de 2017.
En promedio estas cifras apuntan a que el 76 por ciento de los mexicanos considera que vivir en su ciudad es inseguro. Este porcentaje no representa un cambio significativo respecto a junio de 2017, pero sí es estadísticamente mayor al registrado en septiembre de 2016, según el Instituto.
Imagen vía INEGI
Los cajeros automáticos en vía pública son los lugares en donde la población (81.8) por ciento es donde se sienten más inseguros, le sigue el transporte público (74.6) por ciento, las calles (68.1) por ciento y (67.7) por ciento en el banco.
Las ciudades en donde las personas se sienten más inseguras son: Villahermosa (98.4) por ciento, Coatzacoalcos (97) por ciento, la región norte de la Ciudad de México (94.8) por ciento, Reynosa (93.6) por ciento, Ecatepec de Morelos (93.5) por ciento y la región oriente de la Ciudad de México (93) por ciento.
En paralelo, las ciudades cuya percepción de inseguridad es menor fueron: Mérida (27.4) por ciento, Puerto Vallarta (28.9) por ciento, Piedras Negras (34.3) por ciento, Saltillo (42.2), Durango (44.2) por ciento y San Francisco de Campeche (44.4) por ciento, respectivamente.
Imagen vía INEGI
El panorama de inseguridad, desde la perspectiva de los mexicanos no va a mejorar. Según el 35.5 por ciento de los encuestados consideró que en los próximos 12 meses la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal.
Por otra parte, 37.4 por ciento de la población mencionó que la situación empeorará
en los próximos 12 meses, lo que representa un aumento en este indicador de 3.3 puntos porcentuales respecto a septiembre de 2016.
Ante este nivel de percepción de inseguridad el 62.5 por ciento de la población residente en las ciudades objeto de estudio, manifestó que durante el tercer trimestre de 2017 modificó sus hábitos respecto a “llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito” por temor a sufrir algún delito; mientras que 54.3 por ciento reconoció haber cambiado hábitos respecto a “permitir que sus hijos menores salgan de su vivienda”; 52.3 por ciento cambió rutinas en cuanto a “caminar por los alrededores de su vivienda, pasadas las ocho de la noche” y 33.4 por ciento cambió rutinas relacionadas con “visitar parientes o amigos”.