Hace unos años, cuando le trasmitió a su padre la idea de fundar una empresa que se dedicara a blindar automóviles, su progenitor le respondió que ese sería un negocio de breve vida y que, si acaso, tendría como cliente solo al presidente de México. Hoy, justo dos décadas después, Ernesto Mizrahi Haiat, director general de Blindajes Epel, le blinda el automóvil a casi todo México, “menos al presidente”.
Según cuenta el empresario en entrevista con Newsweek en Español, el 17 de febrero esta empresa cumplirá 20 años: “Creé la empresa junto con mi socio con una visión temporal, pero afortunadamente hemos tenido un negocio con un crecimiento importante año tras año. Desde el comienzo hemos tenido un crecimiento aproximado del 20 por ciento anual, que es mucho para este tipo de negocio”.
En la actualidad, Blindajes Epel mercadea casi 500 automotores al año, es considerada la compañía de su tipo más importante de América Latina y es integrante de la Asociación Mexicana de Blindadores Automotores (AMBA), a la cual pertenecen únicamente ocho empresas de un universo de 90. Empero, la vigorosidad de estas ocho es tal, que acopian el 70 por ciento de las ventas a escala nacional.
“Este ha sido un negocio prominente con un crecimiento muy importante”, resalta Mizrahi Haiat. “Cuando empezamos vimos un espacio en donde se necesitaba mucha seguridad para todo aquel empresario que, por vivir en un país con altos índices de inseguridad, requería de una forma de protegerse y poder salir de casa a hacer las labores cotidianas y regresar sano y salvo. No hay otra opción más que el blindaje del coche para protegerse en las calles”.
De acuerdo con cifras de la AMBA, en México se blindan unos 2,800 vehículos al año, de los cuales, 70 por ciento son destinados a empresarios y ejecutivos, y 30 por ciento son para altos funcionarios del gobierno federal o estatales.
Según el grado de protección, el precio del blindaje puede oscilar entre los 40,000 y los 80,000 dólares. “Depende mucho del nivel. Los tres niveles principales son el 3, 4 y 5. El que mayor solicitud tiene es el 3, el cual protege contra todas las armas cortas, incluyendo 44 mágnum, 3.57 mágnum y 9 mm; utiliza cristal de 21 milímetros, acero de 3 milímetros y fibra de 13 capas, y cuesta aproximadamente 40,000 dólares más IVA. En el nivel 4 los espesores son de 32 milímetros de cristal, 4.7 milímetros de acero y fibra de 55 capas, tiene un costo de 65,000 dólares más IVA y protege contra todas las armas cortas más el famoso ‘cuerno de chivo’, AK-47. Y en el nivel 5 hablamos de un espesor de 42 milímetros en el cristal, 9.6 milímetros de acero y 77 capas de fibra, y cuesta 80,000 dólares más IVA. Aquí no quiero dejar de lado el blindado nivel 7, más dirigido a los vehículos tácticos; estos los utiliza mucho el ejército, específicamente los Sandcat, que nos protegen contra el calibre 50”.
—Entonces, Ernesto, la fibra, el acero y el cristal son los insumos básicos para este negocio.
—Es importante mencionar que en Blindajes Epel no solamente consideramos utilizar los materiales balísticos correspondientes, sino que la forma de instalarlos sea la adecuada. Por ejemplo, en las puertas utilizamos fibra, lo cual sustituye al acero, y así le bajamos el peso a las unidades y logramos una mayor vida útil. Utilizamos tres materias primas principales, el acero, la fibra y los cristales, todos de importación. El cristal lo traemos de AGP, en Colombia, una fábrica muy importante que vende a los ejércitos de varios países. El acero es sueco, de la marca SSAB. Y las fibras son de origen israelí, marca FMS. Hago mención de las tres materias primas porque es lo más costoso de un blindaje a la hora de la instalación. Además, en esta empresa hemos logrado una calidad en los acabados que a escala mundial yo creo que no nos gana nadie, logramos acabados prácticamente iguales a como viene el carro de origen, tanto en interiores como en exteriores.
—¿Puede decirse que el blindaje es un negocio redondo?
—Sí, incluso en los últimos cuatro años hemos incursionado fuertemente en el tema del arrendamiento. ¿Qué quiere decir esto? Que el cliente no tiene que comprar un coche, buscar una empresa blindadora y pagarle. Yo le voy a cobrar una renta mensual que le incluye el carro, el blindaje, las placas, la tenencia, el seguro y el mantenimiento. ¿Qué paga el usuario? Únicamente la gasolina. Se lo puedo rentar por un día, una semana, tres años, y con esto la dependencia de gobierno, si es el caso, no se quedará con un vehículo blindado nivel 5 que es muy pesado, que su vida útil es muy corta y que no tiene forma de vender porque no sabe quién será el cliente. En el último sexenio, el actual presidente de la república prácticamente no compró vehículos, sino que los arrendó, él y toda su administración, y creo que ha sido una muy buena estrategia.
—Además, la cantidad de empleos que se generan.
—Eso es muy interesante porque directamente generamos, como empresa, unos 400 empleos, pero indirectamente generamos unos 5,000. Somos una industria bastante prolífica. Por ejemplo, en nuestros talleres tenemos alrededor de 170 blindadores, de los cuales tenemos rotación cero, pues son capacitados por nosotros. La industria como tal es tan nueva que no se puede poner un anuncio en el periódico solicitando blindadores; lo que hemos hecho es contratar soldadores, dobladores, latoneros, y toda esa gente ha recibido nuestros cursos para tener mecánicos y blindadores capacitados y competitivos.
—¿Y quiénes son sus principales clientes?
—Es un negocio que se rige en la confidencialidad, pero te puedo platicar que es una cúpula pequeña de empresarios que requieren de este tipo de protección. Anteriormente era la gente con mucho poder adquisitivo, pero ahora, con el sistema de arrendamiento, hemos logrado llegar a más gente. Nuestros clientes son empresarios, los estados, el gobierno en general, le vendemos mucho a la Policía Federal, a la PGR, al Consejo de la Judicatura, a la Marina, al Ejército.
—¿Es halagador que la industria del blindaje vaya al alza?
—Pienso que desafortunadamente la industria va a seguir creciendo por los problemas que hay en las calles, sobre todo de gente que no tiene para comer y tiene que verse involucrada en asaltos para subsistir, y esto no veo que tenga una tendencia a terminarse a corto plazo. Por eso nos estamos preparando para ser más competitivos, para tener mejores precios, para tener un mejor producto. Mi sueño sería dejar de blindar coches, que México se componga, y en lugar de carros blindados hacer limosinas y venderlas porque he logrado con mi personal una capacitación bastante interesante en la modificación de vehículos, pero creo que eso va a quedar como un sueño.