DEL CORREDOR DE GALERÍAS DE ARTE comprendido entre París, Londres y Nueva York constituye el mercado de arte más efervescente del planeta. Centenares de clientes multimillonarios concurren en busca de piezas de alto valor, como joyas, óleos, esculturas y antigüedades provenientes de distintas culturas y épocas. Pero aun en ese circuito de alta exclusividad, la estafa y el contrabando son moneda corriente.
El robo y tráfico de arte y bienes culturales es una actividad en boga para el crimen organizado. La Interpol (la organización policial internacional) los identifica como uno de los delitos trasnacionales más lucrativos, a la par del tráfico de drogas, armas y de personas.
Pero que en estas capitales del mundo sucedan las más altas transacciones del crimen no significa que el resto del planeta se encuentre ajeno. En la región, México es uno de los países con mayor incidencia en robo y tráfico de piezas artísticas y culturales.
De acuerdo con cifras obtenidas a través de diversas solicitudes de información a dependencias oficiales, el robo de bienes culturales va en aumento. En la actual administración del gobierno federal, de enero de 2013 y hasta el 10 de agosto de 2016, 2202 piezas de bienes culturales han sido robadas. Se trata de 2140 piezas arqueológicas y 62 históricas, revelan cifras proporcionadas por la Coordinación Nacional de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En comparación con los robos de bienes culturales ocurridos en los pasados sexenios, las cifras revelan que estos se han incrementado en el sexenio de Enrique Peña Nieto. En la gestión de Vicente Fox, 651 piezas de bienes culturales fueron robadas; en el gobierno de Felipe Calderón, la cifra total llegó a 2140. Durante el gobierno de Peña van 2202 piezas robadas, más de una diaria en promedio.
En julio, a propósito de esta investigación periodística, Teresa Franco, quien entonces dirigía el INAH —cargo que dejó en agosto—, declaró que “el robo de arte y de piezas arqueológicas en el ámbito internacional se ve vinculado, en efecto, al saqueo y… a organizaciones criminales. […] El crimen organizado es una enorme amenaza en cualquier parte del mundo, pero debemos decir que también hay saqueadores que buscan darle gusto a un coleccionista, y no forzosamente están inmiscuidos en otras actividades ilegales. Pero el crimen organizado para todo el país es algo que lo vulnera”.
La vulnerabilidad aumenta: la Procuraduría General de la República (PGR), a través de su área encargada de combatir el ilícito, reconoce el incremento en la sustracción de bienes culturales y patrimoniales.
“En los últimos años la sustracción de bienes culturales ha aumentado en forma considerable, así como su exportación ilícita a otros países en busca de mercados más lucrativos para su comercialización”, dice a Newsweek en Español Víctor Manuel Fayad Meneses, titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra el Ambiente y Previstos en Leyes Especiales.
“Resulta muy difícil controlarlo. Esto pasa muy seguido: se abre una carretera en un pueblo equis y encuentran piecitas(arqueológicas), y la gente empieza a saquear. A veces se roban (las piezas) antes de que puedan incluso ser registradas. Este país es el más rico de América Latina en arte, y es imposible poner un policía en cada lugar donde se encuentra cada una de esas piezas”, agrega.
Especialistas del patrimonio artístico y cultural han cuantificado en más de 10 000 las piezas prehispánicas sustraídas ilícitamente de las zonas y recintos arqueológicos del país, las cuales circulan en el mercado negro internacional. El responsable del área en la PGR dice que, “en realidad, nosotros no podemos saber qué cantidad de piezas arqueológicas mexicanas andan paseando por el mundo entero”.
La oficina de la policía francesa especializada en el combate al tráfico de bienes culturales presenta en Niza, en marzo de 2014, la recuperación de la pintura “Niño con una pompa de jabón”, de Rembrandt, robada en 1999.
BOTÍN MEXICANO
Cerámicas precolombinas, pendientes, collares, orejeras, máscaras y colgantes de jade; cabezas olmecas, estelas mayas, máscaras teotihuacanas, cristos y esculturas coloniales, pintura novohispana. De todo aparece en la Lista Roja de la Interpol como bienes culturales “en peligro” de México y Centroamérica.
Son de los más codiciados por los saqueadores debido a su alta cotización en el mercado internacional del arte, al nivel de las piezas helénicas, romanas y bizantinas saqueadas en Oriente Medio durante los recientes conflictos bélicos, y como antaño lo fueron las miles de piezas de arte saqueadas por los nazis durante sus años de ocupación y guerra, muchas de las cuales continúan en el mercado negro.
Algunas de las piezas robadas en México se comercializan en el propio país, pero la mayoría se trafica hacia Estados Unidos y Europa, para engrosar los tesoros de coleccionistas privados o de prestigiados museos o galerías, transferidas por marchantes o reconocidas casas de subasta.
Confirma Fayad Meneses, funcionario de la PGR, que además del robo, aumentó también la exportación ilícita a otros países, que son mercados más lucrativos para los traficantes. Tal situación ha motivado la colaboración jurídica internacional para la repatriación de estos a su lugar de origen.
Tales mercados son Estados Unidos, Francia, Alemania, Suiza, España, Dinamarca, Italia, Bélgica, Venezuela, Holanda, Gran Bretaña, Luxemburgo, Mónaco y Emiratos Árabes. Y una vez que salen de México, su recuperación es como pretender descifrar el Códice Voynich o proclamar la verdad absoluta sobre La Monalisa.
Uno de los obstáculos principales es que ni a las autoridades de los países donde se comercializa el patrimonio robado parece interesarles mucho el origen de esas piezas. El mercado del arte se rige simplemente por las reglas de la oferta y la demanda.
“En el mercado internacional del arte no reconocen en muchos casos el origen ni son escrupulosos en determinar si el origen es correcto o incorrecto. Ellos [los vendedores] alegan que así funciona el mercado. Porque los países de destino se rigen con las reglas del mercado, y como son bienes muebles los que se están comercializando es muy difícil identificar cuáles son los que tienen una pertenencia u origen lícito a los que no lo tienen”, explica Jorge Sánchez Cordero, doctor en derecho por la Universidad Panthéon Assas y miembro del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), la organización internacional no gubernamental que trabaja para la conservación del patrimonio cultural en el mundo.
La recuperación de monumentos arqueológicos, históricos, artísticos y vestigios valiosos —que en conjunto se denominan bienes culturales— sustraídos ilegalmente de México es otra gran debilidad del Estado mexicano. La PGR, en coordinación con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el INAH, y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), oficialmente opera un grupo de trabajo llamado Coordinación para Procurar la Recuperación de Monumentos Arqueológicos, Monumentos Históricos, Monumentos Artísticos y Vestigios o Restos Fósiles ilícitamente sustraídos del territorio nacional.
Este grupo inicia “planes de recuperación” una vez que han fracasado las gestiones diplomáticas. Un trámite clave es la asistencia jurídica que hace la PGR con las autoridades del país donde se detecta la presencia de bienes patrimoniales sustraídos.
En la última década, a través de su área de asuntos internacionales, ha formulado 138 solicitudes de asistencia jurídica a diversos países, relacionadas con la sustracción ilícita de bienes culturales y otros delitos comprendidos en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos.
Los datos de esas asistencias jurídicas son un mosaico del tráfico de arte y piezas arqueológicas patrimonio de México a escala mundial, pero también de los precarios resultados frente a un delito global en ciernes.
Las asistencias jurídicas se han hecho en Estados Unidos, Alemania, Suiza, España, Francia, Dinamarca, Italia, Bélgica, Venezuela, Holanda, Gran Bretaña, Luxemburgo, Mónaco y Emiratos Árabes, donde se comercializan piezas mexicanas que forman parte del patrimonio cultural, y que estarían bajo los supuestos de comercio ilegal.
Los resultados son con cuentagotas. Uno de estos es el lienzo Valle de México en el crepúsculo, o también llamado Volcanes, de Gerardo Murillo —Dr. Atl—, que fue sustraído y llevado a Puerto Hidalgo, en Pharr, Texas. Llevó siete años recuperarlo.
El caso que ha implicado varias asistencias jurídicas es el de las 691 piezas arqueológicas que en décadas pasadas fueron sacadas de manera ilegal por el costarricense nacionalizado alemán Leonardo Augustus Patterson, y que ahora mismo están almacenadas en una bodega en Múnich, Alemania, bajo estatus de incautación.
Patterson, un gentleman avezado y carismático, encantador de serpientes que logró codearse con la realeza y el jet set internacional, se ostentaba como propietario de 1800 piezas prehispánicas provenientes de México, Guatemala y Perú, que conforman la llamada Colección Patterson, y muchas otras señaladas como apócrifas (manufacturadas por el veracruzano Ernesto Bianchi), que fueron comercializadas por él mismo.
La suya es la curiosa historia de un niño pobre nacido (en 1942) en la atlántica ciudad porteña de Limón, descendiente de migrantes jamaiquinos que llegaron a Costa Rica sin un peso en el bolsillo. Pero en esas vueltas de la fortuna que es la vida para algunos, casi 60 años después Leonardo Augustus aparecería en la portada de la revista inglesa Polo Times, que lo ensalzaba como gran jinete dueño y capitán de su propio equipo de polo.
Desde la década de 1990 comenzó a organizar en Europa exhibiciones de sus tesoros precolombinos, que contemplaron lo mismo la realeza europea que selectos coleccionistas, conocedores del americanismo y miles de ciudadanos pudientes en exhibiciones ampliamente difundidas por la prensa. No obstante, las autoridades mexicanas tardaron décadas en reaccionar. Fue en 2007 cuando el gobierno mexicano inició un litigio internacional para reclamar las piezas. El proceso continúa.
La estrategia más reciente fue llevar hasta Alemania a Luis Bianchi para que declarara en contra de Patterson. Se trata del hijo del ya fallecido Ernesto Bianchi, identificado como el hombre que falsificaba piezas para Patterson, con quien además tenía compadrazgo. El fiscal Fayad dice que el testimonio de Bianchi es clave en este litigio internacional, en el que “estamos tratando de repatriar bienes culturales mexicanos”.
El representante de la PGR considera que Patterson es uno de los mayores traficantes de arte precolombino, pero lo cierto es que, más allá de él, tanto el robo como el contrabando de arte y bienes culturales en México tienen muchos y hábiles rostros, ante la evidente ausencia de trabajo de inteligencia.
Y las cifras son claras: a Patterson se le atribuye la tenencia de 691 obras arqueológicas sustraídas en décadas pasadas, pero entre 2000 y 2016, 4131 piezas han sido robadas, y de los traficantes, ni rastro. Y es que, como en el caso de la Colección Patterson, las piezas contrabandeadas se rastrean cuando están ya expuestas o a la venta en el extranjero, lo mismo en conocidas casas de subasta que en páginas electrónicas a través de internet. Información obtenida por Newsweek en Español señala a renombradas galerías de diversos países que supuestamente han comercializado este tipo de piezas (para mayor detalle, ver documento anexo en la página 14).
Cifras obtenidas por este medio revelan que la PGR tiene en curso 78 averiguaciones previas con motivo de subastas de piezas de arte y arqueológicas en el extranjero.
Aun cuando se advierta la procedencia ilegal de dichas piezas, y que aquí en México se abran indagatorias, eso no frena su comercialización. Las casas de subasta se ven respaldadas por los gobiernos de sus países, lo que alienta el mercado negro del arte.
“Aunque hay países muy colaboradores, le voy a decir por ejemplo, que Estados Unidos, España, Alemania, son países que colaboran mucho, hay países que no colaboran, como Francia, no es muy colaborador y es uno donde se hacen muchas subastas de este tipo”, dice el fiscal Víctor Manuel Fayad.
Lo anterior refleja la magnitud de los obstáculos, ya que, según palabras del propio fiscal, aunque el gobierno pida que se suspendan las subastas de esas piezas, la falta de colaboración de los gobiernos no evita que se consume el ilícito.
“Francia tiene muchas subastas de piezas arqueológicas. Dichas piezas por lo regular las tratamos cuando nos enteramos por internet de que se va a hacer una venta de piezas; pedimos una asistencia jurídica internacional para que el país colabore con nosotros y no se vendan esas piezas, y para poder, más adelante, repatriarlas a México”, explica el funcionario.
Aunque, desgraciadamente, las autoridades europeas casi nunca suspenden las subastas. “Nos piden acreditar de dónde sacaron la pieza, cuándo la sacaron, y estas cosas son muy difíciles de comprobar. Pero nosotros sabemos que esas piezas fueron extraídas de nuestra región, ¿por qué? Pues por las características, y hacemos estudios con los que sabemos que salió de México”.
—¿Cuánto tiempo puede llevar un proceso?
—Son largos, como no hay términos, estas asistencias jurídicas internacionales llevan mucho tiempo.
—Por ejemplo, ¿qué hacen si se está subastando? ¿Piden un amparo o qué?
—No. Le digo, hay países que colaboran y que detienen la venta, pero hay países que no la detienen. Habría que homogeneizar las legislaciones para poder trabajar de la misma manera. Si todas las leyes de todos los países se homogeneizaran para poder repatriar, eso nos allanaría mucho el camino.
“Lista roja de bienes culturales en peligro de Centroamérica y México”, elaborada por el International Council of Museums. Esta organización la comparte con la Interpol y esta, a su vez, la transmite a otros organismos policiales del mundo; en México a través de la PGR. Fotos: Especial
LO SANTO TAMBIÉN VENDE
Aunque no con la misma incidencia, México también ha sido destino de arte y patrimonio robado en otros países. Por ejemplo: del Museo de Arte Colonial de Antigua, Guatemala, el 2 de mayo de 2004 fue robado El sueño del papa Gregorio IX, óleo del connotado pintor novohispano Cristóbal de Villalpando, y traído al país para su comercialización estimada en tres millones de pesos.
El arte sacro junto con las piezas arqueológicas son del patrimonio más robado en México. La expoliación ocurre lo mismo en museos que en zonas históricas o en algunas de las 19 000 iglesias, dependiendo del acervo con el que cuente cada una, considerando que muchas —sobre todo las construidas entre los siglos XVI y XIX— poseen antigüedades que son patrimonio, aunque están bajo administración de obispados, arzobispados y casas curales.
En orden de incidencia, las entidades con mayor saqueo son: Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Guerrero, Guanajuato, Jalisco y el Estado de México.
Al igual que las piezas arqueológicas, el arte sacro en ocasiones ha sido comercializado antes de robarse; es decir, se roba por encargo, de manera bien planificada y organizada. Quienes las ponen en manos de los compradores finales no son los autores materiales, sino mercaderes especializados.
A diferencia de las piezas arqueológicas cuyo mercado creciente es en el extranjero, el arte sacro aún tiene mayor mercado dentro del propio país.
“El mercado negro se da más dentro de las fronteras del país. Este arte sacro es más bien codiciado por personas que viven dentro de la república mexicana”, explica Fayad Meneses.
De las piezas robadas en la última década, 53 han sido recuperadas y 27 devueltas a su lugar de procedencia.
No obstante, el único operativo que hasta ahora la PGR está en condiciones de promover como un caso exitoso ocurrió en 2010, cuando en tres cateos a una galería en Tlaquepaque, Jalisco, dos inmuebles, uno en Tlaxcala y otro en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, se hallaron 14 obras virreinales y 144 piezas prehispánicas de distintas regiones y culturas, además de óleos novohispanos y esculturas religiosas. El operativo se hizo el sexenio pasado, en un momento en que el delito no alcanzaba las dimensiones que tiene hoy.
Cualquier recinto puede ser blanco de robo. El 29 de abril de 2013, en el templo franciscano de San Juan Huactzinco, en el sur de Tlaxcala, robaron tres valiosas pinturas: dos lienzos de los Reyes Magos y Ánimas Benditas del Purgatorio.
San Juan Huactzinco es tierra de tradición textilera cuya simbiosis de dos mundos la conserva desde el nombre, el “San Juan” en honor a San Juan Apóstol que trajeron los colonizadores españoles, y “Huactzinco”, que en el náhuatl original significa “en el venerable lugar seco”.
De esa mezcla están orgullosos los tlaxcaltecas de esta zona y, sobre todo, de su templo, una construcción franciscana de 1670, majestuosa mano de obra indígena que modeló una planta arquitectónica en forma de cruz latina, con muros y cubierta de piedra y techo abovedado y, sobre todo, con un vasto patrimonio de valiosas pinturas de los siglos XVI y XVII, en la mira de los traficantes de arte.
El arte sacro novohispano también se está colocando en el mercado internacional. En París, por ejemplo, en prestigiadas galerías han aparecido lienzos robados en Cholula, Puebla, ofertados a precios altos.
“En los últimos años la sustracción de bienes culturales ha aumentado en forma considerable, así como su exportación ilícita a otros países”: Víctor Manuel Fayad, titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra el Ambiente y Previstos en Leyes Especiales. Foto: Antonio Cruz/NW Noticias.
LA POLICÍA DEL ARTE
Las piezas de arte y arqueológicas robadas se contrabandean, como el resto de mercaderías comercializadas fuera de la ley (armas, droga, piratería, efectivo), ocultos en contenedores a bordo de barcos que van de puerto en puerto, o como paquetería y equipaje en transporte aéreo, o en dobles fondos en automotores en rutas que dependen de su lugar de origen y el país destino.
En su comercialización influye también si se trata de una obra muy conocida, lo que hace más complicado venderla en un mercado cualquiera. Pero en el orden global se ha vuelto cada vez más frecuente utilizar el internet para vender piezas originales y apócrifas.
Para el caso de piezas robadas en México, explican los especialistas consultados, internet se ha convertido también en escaparate para su venta. Precisamente la PGR tiene abiertas 20 indagatorias por tal motivo.
A pesar de que el mercado del arte legal o ilegal responde a la ley de la oferta y la demanda, en el caso del mercado negro es también un mecanismo de lavado de dinero. Por ello, de su combate en el ámbito internacional se encarga la Interpol, la organización policial que tiene su sede en Lyon, Francia, y presencia en 190 países.
La Interpol intercambia información con agencias policiales de los países miembros, encaminadas a la localización, recuperación y repatriación de obras de arte, monumentos arqueológicos, históricos y artísticos, así como obras de arte sacro, que hayan sido sustraídos ilegalmente de países que “legítimamente” acrediten su propiedad.
Sus operativos le han llevado a importantes golpes contra el crimen organizado. Entre los más recientes, el “Monitor Eye”, en el cual, con trabajos de inteligencia que duraron 60 días, en el verano de 2015 incautaron en el puerto de Damieta (que se ubica en la costa del Mar Mediterráneo, en el delta del Nilo), un contenedor que supuestamente llevaba muebles de madera para Estados Unidos, pero su contenido real eran valiosas obras de arte robadas de museos: 135 piezas de porcelana y madera de la dinastía Mehmet Ali (siglo XIX), junto con 23 piezas de marfil, 23 armas largas (ametralladoras, escopetas y rifles), 30 kilos de heroína, cinco de opio y tres de cocaína.
Pese a que a escala global México es uno de los países con mayor expoliación de bienes culturales y tráfico de arte, sus reportes ante la Interpol no son representativos. En ello quizás en parte radique la incapacidad para frenar el crecimiento exponencial del ilícito.
A menudo los ladrones de arte se apresuran a sacar del país los objetos sustraídos. Por ello la Interpol exhorta a que se le notifique de inmediato cuando una obra de arte ha sido robada. Lo que prosigue es su registro en la base de datos y la emisión de reportes en los que se intercambia información entre los países miembros. Ahora mismo 49 000 obras de arte y patrimoniales son rastreadas por todo el mundo.
En la más reciente reunión de expertos en bienes culturales robados, que tuvo lugar en Lyon, en marzo pasado, se hizo un llamado a los gobiernos para que refuercen su cooperación con la Organización Mundial de Aduanas (OMA), para interceptar en las fronteras los bienes culturales importados o exportados ilegalmente. Se insistió en que los gobiernos deben considerar que existen vínculos entre distintos tipos de delincuencia, que lo mismo roba y trafica arte, que armas, drogas, personas y otro tipo de mercaderías ilícitas, por lo que conmina a que los gobiernos adopten para su combate un enfoque transversal y coordinado.
En palabras del director ejecutivo de Servicios Policiales de la Interpol, Tim Morris, “los delincuentes aprovecharán todas y cada una de las oportunidades que se le presenten, ya se trate de contrabando de obras de arte robadas, armas o drogas, o de tráfico de productos ilícitos y falsificados”, se refiere en un comunicado.
El robo y tráfico de arte y bienes culturales es una actividad en boga para el crimen organizado. La Interpol los identifica como uno de los delitos trasnacionales más lucrativos, a la par del tráfico de drogas, armas y de personas. Fotos: Especial.
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Casos que continúan en trámite
En Estados Unidos se pidió a las autoridades indagar a la empresa www.mundoanuncio.com; el asunto está en trámite desde el 31 de octubre de 2007.
• En Venezuela se pidió asegurar y recuperar un lote de siete piezas arqueológicas; está en trámite desde el 2 de septiembre de 2009.
• En Francia, el 30 de noviembre de 2009 se pidió asegurar múltiples piezas arqueológicas; aún está en trámite.
• En EE. UU., desde el 28 de diciembre de 2009 está en trámite la repatriación de un lote de 63 piezas arqueológicas.
• En EE. UU., desde el 28 de mayo de 2010 está en trámite la inspección ministerial de 115 piezas precolombinas.
• En Bélgica está en trámite, desde el 27 de agosto de 2010, la ubicación y revisión de piezas arqueológicas para subasta en la galería Lempertz de Bruselas.
• En Alemania está en trámite, desde el 29 de diciembre de 2010, recabar información sobre tres piezas arqueológicas, “sacerdotes sonrientes”, para buscar su aseguramiento.
• En Italia está en trámite, desde el 30 de marzo de 2011, el peritaje de una pieza arqueológica prehispánica que yace en el Museo Deglisguardi, en Rimini.
• En EE. UU., desde el 11 de mayo de 2011, está en trámite la localización y repatriación de 11 piezas arqueológicas prehispánicas subastadas en Nueva York.
• En Bélgica está en trámite la localización y aseguramiento de 31 piezas arqueológicas subastadas en Bruselas.
• En Suiza está en trámite, desde el 11 de julio de 2011, recabar la declaración testimonial del representante de Hotel Des Vente en relación con 33 piezas arqueológicas.
• En EE. UU., desde el 8 de junio de 2011 está en trámite la indagatoria de piezas arqueológicas subastadas en Boston por la empresa Skinner en la subasta “American Indian&Ethnographic Arts”.
• En Alemania, desde julio de 2011 está en indagatoria la venta de piezas arqueológicas en diversas galerías, y también las que poseen museos como el Duisbur, en Renania del Norte.
• En Francia, desde octubre de 2012 está en trámite la subasta de 24 piezas efectuada en diciembre de 2011.
• En Francia, desde abril de 2013, está en trámite la indagatoria sobre piezas arqueológicas subastadas por las casas Castor Hara y Drouot Richelieu.
• En Francia, desde marzo de 2013 se pidió obtener la declaración del apoderado de la casa de subastas Kapandji Morhaje sobre dos piezas a subastar en noviembre de 2012.
• Desde septiembre de 2014 se hicieron trámites para obtener disposiciones legales en relación con piezas arqueológicas en la Casa Binoche.
• En EE. UU., desde mayo de 2015 se pidieron las declaraciones de los apoderados de Howardnowes para hacer peritajes de piezas a subastar.