En un futuro muy próximo, dada la apertura del mercado de las gasolinas, tras la reforma energética, que permite que privados importen, produzcan o refinen gasolina que oferten en el mercado nacional, el panorama se advierte mucho más incierto.
GASOLINA, diésel y en general los refinados que se utilizan como combustible para automotores son identificados entre las principales fuentes emisoras de contaminantes del aire. No solo los refinados que se queman en los motores al momento de ponerlos en marcha, sino los que se evaporan naturalmente contribuyen de manera considerable a los compuestos orgánicos volátiles.
El consumo de combustibles es una de las principales fuentes generadoras de contaminantes. No existen combustibles limpios, pues aun los llamados “ecológicos” emiten sustancias que también contaminan el aire.
El ingeniero Felipe Ocampo Torrea, quien laboró en Pemex por más de 30 años y en áreas de investigación y proyectos en el Instituto Mexicano del Petróleo en el periodo en que se tomaron medidas como la de retirar el plomo de las gasolinas e introducir en el mercado gasolinas con bajo nivel de azufre, dice que no hay gasolinas “buenas o malas”, sino “apropiadas o inapropiadas”, dependiendo de las condiciones geográficas y climatológicas del lugar donde se utilizan.
Eduardo Romero Bringas, académico de la Facultad de Química de la UNAM e integrante del Foro Petróleo y Nación, grupo de la sociedad civil que reúne a destacados especialistas del sector energético, explica:
“La gasolina no es un producto que se utilice de la manera como se obtiene en la destilación primaria en las refinerías, es decir, se tiene que producir, y prácticamente se hacen un poquito a la medida, si es que se hace correctamente. Las normas con las que se elaboran en México son normas promedio, y que dan ciertas ventajas. Pero si nosotros utilizamos la misma gasolina por ejemplo en ciudades como Guadalajara, Monterrey o Veracruz, vamos a tener distintos tipos de contaminante porque las gasolinas funcionan diferente y hacen que los motores funcionen diferente, y esto es porque la radiación incide de manera distinta en los tubos de escape”.
Por ello, explica, “la verdadera calidad es la que se obtiene adecuando las gasolinas a las condiciones específicas que tiene cada lugar o en cada época. Por ejemplo, la época que requiere más cuidado es la de primavera, cuando hay una radiación solar muy alta. En esa época se debe tener una producción, o una distribución de una gasolina que tenga ciertas características, es decir, se debe cuidar qué tipo de gasolina se va a utilizar en cada época del año”.
En este sentido, los especialistas dicen que para incidir en la baja de emisiones contaminantes, la megalópolis requiere una gasolina muy particular que en la producción podría ser tres o cuatro veces más costosa, aunque esa gasolina “perfecta” seguiría siendo contaminante. Porque las gasolinas emiten sustancias que contaminan incluso cuando los vehículos están apagados, y esto es por la evaporación a través de las emisiones de escape o las evaporativas.
En la actualidad la producción interna que Pemex realiza para el abasto de gasolinas en todo el país “se hace más acorde al tipo de petróleo que se extrae en México, pero también al lugar en donde va destinada esa gasolina, pero en la medida en que se aumente la importación o producción privada, este problema se complicará aún más porque no hay controles, no se garantiza realmente una mejor utilización de la gasolina, de hecho si nosotros utilizamos la misma gasolina en invierno o verano, la contaminación es diferente”, explica Eduardo Romero Bringas.
En efecto, por décadas, en el esquema de paraestatal en que Pemex ha controlado la extracción de crudo, producción de refinados y su venta directa a franquicias gasolineras, y aun en el caso de las importaciones, el Estado ha tenido relativo control del tipo de refinados que se comercializan en el país. Aun así, los consumidores no están a salvo de combustibles de mala calidad o adulterados, pero también más contaminantes que no solo dañan el ambiente, sino que deterioran los motores.
Las verificaciones que, ocasionalmente, realiza la Procuraduría Federal del Consumidor son insuficientes para evitar que gasolinas o diésel adulterados se expendan —y solamente en algunos casos se investiga—. Un ejemplo, fueron los 500 vehículos que en 2013 reportaron daños en sus automotores tras ser suministrados con gasolina adulterada en Chihuahua, y que solo se investigó a partir de que 74 de esos vehículos eran patrullas recién compradas por la Secretaría de Seguridad Pública.
En un futuro muy próximo, dada la apertura del mercado de las gasolinas, tras la reforma energética, que permite que privados importen, produzcan o refinen gasolina que oferten en México, el panorama se advierte mucho más incierto.
México es uno de los mercados más atractivos para los comercializadores y exportadores de gasolinas y refinados, dado el consumo del país y que el parque vehicular crece a pasos agigantados cada año. Esta es una de las áreas de negocio más atractivas del Pemex actual. Las cifras son contundentes: para el año 2018, cuando oficialmente se encuentre completamente abierto el mercado de las gasolinas, diariamente se consumirán unos 534 000 barriles diarios de gasolina, de acuerdo con estimaciones del sector planteadas durante el World National Companies Oil Congress Americas, de 2014, que tuvo lugar precisamente en México.
El químico y economista Eduardo Romero advierte que, a medida que la gasolina se compre de muy distintos productores, podría resultar caótico porque se tendría que negociar con todos para que la hagan a la medida y luego verificarla con normas estrictas.
“Generalmente oímos declaraciones de funcionarios que dicen que verifican, pero no muestran evidencias técnicas. Una declaración no sirve de nada porque lo mismo puede ser verdad que mentira, porque no hay quien lo compruebe, es un acto de fe de creer o no, pero al final nadie lo verificó porque ya se quemó la gasolina.
“De por sí en la actualidad es riesgoso que el gobierno importe la gasolina y no hay transparencia de lo que importa, ahora que la importen particulares será un caos, porque no se sabrá de qué petróleo viene, ni comprado a quién, ni verificado por quién, y la verificación es el meollo de todo el asunto, pero quienes deben verificar son los técnicos, no los burócratas ni los políticos”.
FUENTES CONTAMINANTES
En la actualidad en la megalópolis circulan 10.7 MILLONES DE VEHÍCULOS, cuyo consumo de combustible es en las siguientes proporciones:
*Gasolina: 44 %
*Gas licuado de petróleo: 18 %
*Diésel: 13 %
*Gas natural: 25 %