Atlixco, Pue. En los fértiles campos de Atlixco ya se vive el inicio de una de las tradiciones agrícolas más emblemáticas de la región: la siembra de flor de cempasúchil y terciopelo. Con altas expectativas y la meta de superar los niveles de producción de años anteriores, los productores han comenzado la preparación de terrenos, incluso en zonas de temporal que antes se consideraban improductivas para este tipo de cultivo.
De acuerdo con Lorenzo Díaz Ortega, representante de los floricultores del municipio, en los últimos cuatro años la superficie sembrada ha registrado un incremento del cinco por ciento. Este crecimiento ha sido impulsado por la demanda de compradores foráneos, principalmente del norte del país.
“Antes no se sembraba flor en tierras sin riego, pero ahora ya sí, porque hay más compradores, sobre todo de fuera. Eso da confianza a los productores para seguir ampliando sus parcelas”, comentó Díaz Ortega.
Cultivo estratégico con ventas anticipadas
El ciclo de cultivo inició a finales de julio con la siembra en marcios —camas rectangulares donde germinan las semillas— y continuará con el trasplante a surcos entre el 8 y el 11 de agosto. Se estima que el corte comience alrededor del 25 de octubre, en vísperas de la temporada alta por Día de Muertos.
El estado de Hidalgo encabeza la lista de compradores de flor atlixquense, seguido por entidades del norte como Nuevo León, particularmente Monterrey. En muchos casos, las parcelas ya se encuentran comprometidas desde antes de la cosecha, mediante contratos previos con compradores externos.
Mano de obra y clima, los nuevos retos del campo
Este crecimiento sostenido también ha implicado mayores desafíos logísticos, especialmente en lo que respecta a la mano de obra. Tradicionalmente, el corte y armado de “maletas” de flor era una labor familiar; sin embargo, ahora se requiere la participación de jornaleros provenientes de otras comunidades, muchas de ellas ajenas a esta tradición agrícola.
Pese al optimismo del sector, los productores reconocen que el clima sigue siendo un factor determinante. Las lluvias intensas podrían retrasar la siembra o afectar el desarrollo de las plantas si los suelos se saturan. No obstante, la experiencia y previsión de los agricultores permiten confiar en una cosecha abundante y de alta calidad.
Con la siembra en marcha y contratos asegurados, Atlixco se alista para reafirmar su liderazgo nacional en la producción de flor de muerto, un cultivo que, más allá de su valor económico, representa identidad, cultura y arraigo para las comunidades de la región.