En los pasillos del poder empresarial no se habla de otra cosa: la suspensión primero de Concanaco que se convirtió ante la reacción del organismo en la suspensión después de Octavio de la Torre, presidente de este organismo, por parte del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Lo que se ha presentado como un simple desacato a estatutos revela una historia más profunda y con matices que muchos prefieren callar.
Aunque se dijo que fue por “no alinearse” con la postura común en la reforma al Infonavit, lo que verdaderamente provocó molestia fue la autonomía con la que se condujo la Concanaco al emitir un comunicado respaldando el diálogo abierto con el Gobierno y reconocer los espacios que la STPS les otorgó. Ese movimiento fue interpretado como una osadía política dentro de un juego de poder empresarial donde algunos prefieren mantener el control centralizado en las cúpulas.
La contradicción quedó evidenciada cuando, mientras Guillermo Zamarripa (Presidente de Amafore) señalaba en el diario Reforma la ruptura de acuerdos entre tres organismos (Coparmex, Concamin y Concanaco), el propio presidente de AMAFORE organismo perteneciente al CCE reconoció públicamente el valor de la participación de Concanaco en el proceso de reforma al Infonavit y en la designación proporcional de asientos por parte de STPS. Esto dejó en claro que el verdadero problema no fue la forma, sino el fondo: la decisión soberana de actuar con independencia.
Más aún, las posiciones de poder dentro del Infonavit han sido históricamente espacios disputados. No se puede ignorar que tanto COPARMEX como CONCAMIN han mantenido intereses económicos en esas sillas, a través de las cuales se facilitaron decisiones alineadas a negocios cupulares. Situaciones que, como bien señaló Octavio Oropeza en la mañanera y ha sido documentado por la Auditoría Superior de la Federación, podrían estar lejos de los principios de transparencia y equidad.
La situación se complica aún más cuando un Guillermo Zamarripa integrante del CCE contradice públicamente al Presidente del CCE Francisco Cervantes, quedando en evidencia un doble discurso. Mientras por un lado presenta una postura en apoyo y de unidad ante la presidenta de la República Dra. Claudia Sheinbaum, la secretaria de Gobernación Rosa Isela, Secretario de Economía Marcelo Ebrard, Secretaria de Turismo Josefina Rodríguez y el secretario del Trabajo y Previsión Social Marath Bolaños, por otro lado, sus acciones al interior del CCE reflejan otra agenda personal que ha generado divisiones internas en el sector empresarial.
Esta ambigüedad no solo pone en entredicho el objetivo del CCE, y evidencia que su concepto de unidad está más alineado con intereses particulares que con el bienestar colectivo del empresariado mexicano. Con el tiempo, estas contradicciones saldrán a la luz, demostrando que, para algunos, cada día que pasa es una oportunidad ganada, mientras que para otros, es un día menos en su gestión.
El mensaje que envía esta suspensión por violentar los estatutos como le llaman algunos, es claro: la autonomía cuesta. Y si se toca la fibra de los intereses tradicionales, incluso desde una postura legítima de representación empresarial, las consecuencias son personales e inmediatas.
En este caso, parece que hay quienes prefieren no ver lo evidente. Pero la historia juzgará no por las formas, sino por los principios que se defendieron.
Con información de fuentes públicas, Reforma https://reforma.com/Iuqnrr/advierten-que-presidente-de-concanaco-incumplio-acuerdos/ y observación del entorno empresarial actual.