Junto a Mecano ha vendido más de 25 millones de discos, pero la fama no la ha desubicado. La encuentro en el restaurante Soul, detrás de unos ventanales que dejan ver una Harley de la década de 1970 y fotografías de paisajes en gran formato. Ana Torroja viste un short y una blusa de piel negros. Nos encontramos ahí para hablar de su gira Conexión, que en septiembre próximo llega al Auditorio Nacional de la Ciudad de México.
—¿Últimamente algún artista ha vendido 25 millones discos?
—No lo sé, pero es muy difícil. Aunque, aclaro, esos 25 millones son de antes, aunque aun así se siguen vendiendo. Sin duda la cifra es un lujo hoy, sobre todo con el perjuicio que provocan las descargas ilegales.
—¿Cuáles son las últimas medidas que la industria ha tomado al respecto?
—El tema se está tratando de solucionar a través de legislaciones internacionales, la gente se debe hacer consciente de que, al igual que se paga por una botella de agua o un libro, tiene que pagar por la música… a nadie se le ocurre coger un taxi sin pagarlo, ¿o sí?
La gira de Torroja se suma a la ola de conciertos vintage que invaden los espacios publicitarios de una ciudad ávida de dosis de pasado, esos tiempos que románticamente se cree que han sido mejores.
Foto: Ocesa seitrack
—¿Con qué buscas conectar… o reconectar?
—Esa palabra para mí es importante porque representa algo mágico que no se planea ni se fuerza; se da o no se da… No imagino estar cantando con alguien mirándolo a los ojos y no conectar, si eso ocurriera sería que la otra persona es de mármol, inhumano.
Para la compositora española cantar es un diálogo de miradas, gestos, vibraciones y energía, algo imprescindible en los shows, una conexión que así explica:
“Hacer conexión es importante porque, a pesar de que muchas generaciones van heredando las canciones de Mecano o de mi carrera en solitario, quiero que la gente sepa el conjunto de cosas que soy, musicalmente hablando. Y eso sigue ocurriendo”.
Torroja cuenta cómo la gente que la reconoce en la calle suele decirle: “Mi mamá me puso una canción tuya, o en la escuela de mi hija la hicieron bailar tal canción, es superfán”. Sus ojos café llenos de energía parecen agradecer esos momentos.
—¿Sientes nostalgia cuando esto ocurre?
—Quizá para los demás sí es nostálgico por lo que la canción les recuerda, un amor, un hijo, un cumpleaños… Todos tenemos una banda sonora de nuestra vida.
La suya se compone por dos tracks. Uno es The Lamb Lies Down on Brodway, de Genesis, cuando Peter Gabriel aún formaba parte de esa banda sonora. “Fue mi primer concierto al que fui, con 14 años, y aunque yo no fui consciente en ese momento, ahí me di cuenta de lo que quería ser: ‘Yo quiero ser ese que está ahí, me dije’”.
El otro es “Angie”, de The Rolling Stones. Para Ana, supuso su primer beso.
—¿Tu última conexión con México?
—Es una conexión con el corazón que va más allá de la música, México es un país que enamora. Cuando llegas como extranjero o turista por primera vez te hace sentirte como en casa.
Cuando le pregunto sobre el momento en que se encuentra en su carrera, responde riendo, con una voz de adolescente emocionada: “Yo siempre digo que en el mejor… ¿Sí, no?”.
Para Ana Torroja, “uno hace lo que siente en cada momento, cada etapa es distinta. Cada trabajo que he hecho lo he considerado el mejor en ese momento y he salido a entregarlo todo. Eso me ocurre con Conexión. Si no estoy convencida de algo ten por seguro que no sale”.