Uno de los mayores obstáculos para las empresas de salud y farmacéuticas en la región es la falta de armonización entre los marcos regulatorios de los distintos países. Aunque existen temas comunes, cada nación maneja sus procedimientos de manera diferente, lo que complica la tarea de las empresas que intentan operar en varios mercados al mismo tiempo.
Esta falta de uniformidad en la protección de la propiedad intelectual y las restricciones en la promoción de productos, especialmente en comparación con mercados más desarrollados como Estados Unidos, añade complejidad, asegura Vanina Caniza, socia de la oficina de Buenos Aires de Baker & McKenzie y Líder Global del grupo de Cuidado de la Salud (Healthcare and Life Sciences) de la firma.
Además, comenta que la infraestructura deficiente y la limitada cobertura de salud en países como Brasil y México agravan los desafíos. Las empresas deben enfrentar costos elevados para alcanzar el mismo volumen de operaciones debido a la falta de cobertura de medicamentos en los planes de salud, lo que impacta negativamente en la experiencia del paciente.
A pesar de los obstáculos, Caniza menciona que los gobiernos de América Latina están incrementando su apoyo al sector salud. “Aunque los gobiernos han aumentado las coberturas, la carga sobre el sistema estatal crece debido a que menos personas pueden pagar planes privados”, señaló. En algunos países, como Brasil y Argentina, existen mecanismos legales para que los pacientes exijan cobertura de medicamentos, aunque estos procesos son complejos y costosos.
Los gobiernos también están pidiendo más resultados a las empresas de salud, lo que, en muchos casos, ha llevado a descuentos en medicamentos, especialmente con la irrupción de los genéricos. Sin embargo, estos esfuerzos son desiguales y afectan principalmente a las terapias de alto costo.
La pandemia de COVID-19 ha acelerado la transformación digital en el sector de la salud. Caniza señaló que la telemedicina y los servicios digitales han ganado terreno, convirtiéndose en una opción viable y necesaria. También destacó el fortalecimiento de la producción local de insumos médicos críticos y la mayor inversión en tecnologías de salud digital.
La pandemia expuso las debilidades de los sistemas de salud, pero también abrió oportunidades de inversión en áreas como la biotecnología, especialmente en medicina de precisión, biotecnología ambiental y agricultura sostenible. América Latina tiene una ventaja competitiva en estas áreas debido a su biodiversidad y creciente talento.
Otro de los retos es la adaptación de las estrategias de precios a las disparidades económicas de la región. Las empresas de salud deben implementar precios escalonados según el nivel de desarrollo económico de cada país. Caniza explicó que, en mercados más desarrollados como Chile, las estrategias son más alineadas con los estándares internacionales, mientras que en lugares como Venezuela, las empresas deben ser más flexibles y adaptarse a un acceso especial a medicamentos.
En los próximos 5 a 10 años, Caniza anticipa que la integración de tecnologías predictivas y preventivas transformará el sector salud de América Latina. Los avances en big data y la inteligencia artificial permitirán un enfoque más proactivo y preventivo, mejorando la eficiencia del sistema y reduciendo los costos al abordar las enfermedades en estadios más tempranos.
Además, la medicina personalizada se perfila como una de las grandes tendencias, utilizando el perfil genético y molecular de los pacientes para desarrollar tratamientos más efectivos. Esta tendencia se potenciará con el uso de plataformas de salud integradas que permitirán una mayor coordinación y comunicación entre los actores del sector.
El sector de la salud en América Latina enfrenta retos significativos, pero también está experimentando una transformación acelerada impulsada por la innovación tecnológica, el aumento de la inversión y la evolución de los modelos de atención. Las empresas de salud y farmacéuticas deberán adaptarse a un entorno diverso y desafiante, pero las oportunidades de crecimiento en la región, especialmente en áreas emergentes como la biotecnología y la medicina personalizada, están en auge.
Vanina Caniza es socia en la oficina de Buenos Aires de Baker & McKenzie y Líder Global del grupo de Cuidado de la Salud. Con amplia experiencia en derecho corporativo, comercial, compliance, fusiones y adquisiciones, y regulación, asesora a empresas argentinas y extranjeras, especialmente en los sectores farmacéutico, biotecnología y dispositivos médicos. Caniza tiene posgrados en Biotecnología y Derecho de la Salud, y ha sido líder de los comités de Latinoamérica de los grupos de Cuidado de la Salud y Compliance de Baker & McKenzie. Además, es profesora y Directora del Club del Compliance Officer de la AAEC. Su especialización incluye transacciones comerciales, licencias y compliance en la industria de la salud.