San
Diego, Municipio de Casas Grandes.- Salud Ochoa/Enviada.
Lo que podrían ser solo fragmentos de barro decorado sin ninguna utilidad, se
han convertido, gracias al ingenio y a la creatividad, en piezas de joyería
fina, enmarcadas en plata, que llevan en su esencia la belleza de la cerámica
de Mata Ortiz.
Diana
Acosta, iniciadora y promotora del proyecto, narra que la producción de estas
joyas nació casi “como un accidente” y con sugerencias de los propios turistas
que han viajado mucho y visitan la localidad.
Explica
que durante el proceso en el que el artesano pinta la cerámica y la quema
fuera, “muchas veces, al hacer la olla deja alguna burbuja de aire o alguna
pequeña piedra lo que hace que la pieza
explote y se reduzca a pequeños pedazos. Cuando eso sucedía,
generalmente se daba por perdida la pieza”.
Hoy
día, los pequeños trozos de cerámica han encontrado un sitio mejor. Lo que
hicieron, “fue primero un experimento de unirlos con plata engarzada con
alambre de cobre o de plata y el resultado fue muy bueno”.
Señala
que para lograr producir las joyas, se requiere de un trabajo muy detallado ya
que es un porcentaje muy bajo el que tiene éxito.
“No
todas las piezas funcionan, podemos decir que solo el 10 por ciento de la
cerámica de Mata Ortiz embona con la plata”.
De
ese experimento han surgido, dijes, aretes, mancuernillas, revolvedores de
bebidas, pequeñas varillas para sostener el pelo, esclavas, prendedores, dijes
para las pashminas y/o rebozos, dijes bi-metal de cobre y plata, gargantillas e
incluso se ha tratado de colocar pequeñas piezas de cerámica en blusas
bordadas.
El
proceso, indica, va desde recolectar las piezas, trabajarlas con un diseño
determinado y luego enviarlas a Taxco Guerrero donde las embonan en la plata.
“La
meta es que algún día pudiéramos traernos a alguien que trabajara aquí la
plata”.
En
cuanto al costo de los productos, Diana quien es egresada de la UACJ, indica
que “hay para todos los bolsillos y tipo de público, pueden ser piezas
económica o de mayor costo de acuerdo a las características que tenga. Hay
quien hace pedidos especiales y quieren diseños de artistas de renombre o que
hayan ganado algún premio. Es arte porque conlleva un diseño y eso toma tiempo
hacerlo”.
En
cuanto a la demanda, indica que la temporada alta es de septiembre a mayo, en
gran parte debido al clima.
“Por
ejemplo en navidad toda la gente quiere regalar algo pero en el verano es
temporada baja porque viene poca gente debido al calor extremo que tenemos y
que en ocasiones alcanza los 40 grados; el turismo nacional prefiere irse a la
playa o la capital del país. El turismo extranjero se va hacia el norte de
Estados Unidos y por eso las ventas se detienen un poco. La mayoría de los
visitantes son de México, Estados Unidos y Europa”.
Enamorada
de su tierra y su cultura, Diana creó una empresa operadora de turismo
receptivo, que se encarga “de traer a la gente aquí y vender lo que producimos,
queremos que los visitantes conozcan la región, que se enamoren de ella a
través de las personas y de lo que estamos haciendo. Una de esas cosas es la
joyería”.
Casas
Grandes, señala, “es una región cultural no muy comercializada, hay mucho
talento, sitios históricos, arqueológicos, 7 culturas viviendo en la zona lo
que hace que la comunidad sea muy rica porque hay una mezcla de la comunidad
mormona que produce durazno y manzana, los ceramistas de Mata Ortiz que son de
los mejores del mundo y las nuevas generaciones que venimos de la universidad y
somos los que vamos a dar el valor agregado a los productos locales”.