Los mapas craneales que detectan células cancerosas se basan en técnicas avanzadas de imagenología, generalmente usando resonancia magnética (RM) y tomografía por emisión de positrones (PET), para detectar cambios en la actividad celular. Pero los mapas 3D ultraprecisos que identifican la ubicación de células en los tumores y exploran su biología ofrecen información valiosa sobre el desarrollo de varios tipos de cáncer como el de mama, colón y páncreas.
“Los mapas detallados podrían proporcionar pistas para posibles tratamientos”, refiere un nuevo artículo publicado en la revista académica Nature.
En un conjunto de artículos publicados en Nature, los investigadores de la Red del Atlas de Tumores Humanos (HTAN) analizaron miles de células de tejidos humanos y animales. Algunos de los estudios describen mapas tridimensionales de las células cancerosas, mientras que otros crean “relojes moleculares” que rastrean los cambios celulares que conducen al cáncer.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 hubo 20 millones de nuevos casos de cáncer y 9.7 millones de muertes. El número estimado de personas que estaban vivas a los cinco años siguientes a un diagnóstico de cáncer era de 53.5 millones.
“La aplicación de estas nuevas herramientas al cáncer nos permite verlo desde una perspectiva diferente. De hecho, podemos observar elementos que antes no podíamos ver”, afirma Ken Lau, biólogo celular computacional del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, y coautor de uno de los artículos.
MAPAS 3D PARA DISEÑAR TRATAMIENTOS MÁS EFICACES CONTRA EL CÁNCER
En uno de los textos, los científicos crearon atlas que les permitieron estudiar tumores con una resolución de una sola célula e investigar cómo comienza el cáncer. Un equipo analizó la organización de las células en 131 muestras de seis tipos de cáncer. En ese tenor, los investigadores descubrieron que distintas regiones del mismo tumor podían responder de manera diferentes a los fármacos.
“Comprender cómo responden los distintos grupos de células cancerosas a los tratamientos podría ayudar a los investigadores a diseñar medicamentos más eficaces”, apunta la revista.
Otros estudios emplearon el mapeo 3D para analizar muestras de pólipos de colon, crecimientos anormales en el revestimiento intestinal que tienen potencial de volverse cancerosos.
Estos estudios identificaron cambios moleculares en las células de los pólipos, como la pérdida de conexiones de ADN y alteraciones en la actividad genética, junto con modificaciones en la respuesta inmunitaria, el crecimiento celular y el metabolismo hormonal. Estos cambios ocurren en etapas tempranas y podrían favorecer la transformación cancerosa de las células de los pólipos.
EL MEJOR TRATAMIENTO ES LA PREVENCIÓN
“El mejor tratamiento contra el cáncer es la prevención. Y si podemos entender cómo responden las diferentes poblaciones celulares al entorno y a la dieta, cómo esto afecta a la iniciación del tumor y cómo los diferentes clones contribuyen a ese proceso, podríamos desarrollar mejores métodos de prevención o detección”, sostiene Ömer Yilmaz, biólogo de células madre del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Estados Unidos.
En tanto, otros atlas ofrecen pistas sobre por qué algunos tipos de cáncer son más difíciles de tratar. En el caso de las inmunoterapias, que no se dirigen directamente a las células cancerosas, sino que tienen como objetivo ayudar al sistema inmunológico a eliminarlas, “son menos efectivas contra el cáncer de mama que otros tipos”.
Para investigar la causa, Daniel Abravanel, médico científico del Instituto de Cáncer Dana-Farber en Boston, Massachusetts, y su equipo elaboraron un atlas tridimensional de tumores empleando decenas de muestras de 60 personas con tipos agresivos de cáncer de mama. N