Descentralizar la cultura es un esfuerzo constante que, en la mayoría de los casos, nace de la iniciativa ciudadana. Trámite, Buró de Coleccionistas es uno de esos esfuerzos; es un evento que no solo busca llevar arte de gran escala fuera de la Ciudad de México, sino también apoyar a artistas emergentes. No solo muestra su trabajo junto al de figuras más consolidadas, sino que además les ofrece oportunidades de conectar, conversar y expandir su red de contactos, lo que potencia tanto su obra como su mensaje.
Esta edición de Trámite tuvo lugar en un Espacio Efímero en Querétaro, donde nos reunimos cientos de artistas, gestores culturales, periodistas y críticos de arte, todos con ganas de conectar, hablar de arte, discutir sobre el mundo y sobre cómo el arte puede encender chispas en quienes lo ven, haciéndoles cuestionar su realidad y lo que los ha llevado a vivir de manera pasiva.
UN ESPACIO QUE PROMUEVE EL COLECCIONISMO
Este evento, que más que una feria es un espacio que promueve el coleccionismo para personas con todo tipo de presupuestos (porque, sí, coleccionar arte no es solo para los ricos), se organiza de una manera muy discreta. Bianca Peregrina y Miguel Loyola, sus creadores, no buscan protagonismo. Prefieren que sean los artistas y curadores quienes hablen, quienes se conecten entre sí. Ellos saben, lo piensan y lo viven: el arte debe ser para todos. Y aunque su esfuerzo merece los reflectores, prefieren que su trabajo se vea reflejado en el arte y el evento mismo.
En esta edición me llevé más de una sorpresa, reflexionando sobre las temáticas y preguntándome: ¿qué tipo de arte necesitamos hoy en el mundo? Personalmente, las obras que más me conmovieron fueron las de Helena Garza, Margara de Haene Ropsique y Celeste. Fue lo más tierno, seguramente lo que mi mente cansada del terror y la violencia necesitaba. Pausar, observar colores cálidos, figuras naturales, el contacto con la creación no humana… era justo el apapacho que necesitaba.
Pero también me impactaron trabajos más densos, tanto en temática como en técnica: la última carta de un soldado en la guerra de Argentina; las imágenes realistas y posapocalípticas de Haniel Fonseca; y un homenaje al padre ausente, realizado por Fernanda Galván con colillas de cigarros.
TRÁMITE TIENE UN COMPROMISO CON EL ARTE
Trámite también reafirma su compromiso con el arte contemporáneo en México al sumarse a Proyecto Garambullo para generar una residencia artística de dos semanas en Colón, Querétaro. En esta experiencia, los artistas se sumergen en el paisaje y la comunidad que lo habita, para luego crear obras desde el respeto e integración con el entorno. Este año, Paola Jasso fue la curadora de la residencia, en la que participaron Maximiliano Ruedas y el dúo Celeste (María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas).
Durante el evento, también se realizaron conversatorios que abrieron temas importantes sobre coleccionismo, libros y cómo el arte genera emociones en los espectadores. Destacó la conversación con Tania Ragasol Valenzuela sobre su participación en la Bienal de Venecia, los retos enfrentados y las preguntas que surgieron sobre la pertinencia de asistir a un evento de tal magnitud dadas las condiciones actuales del arte en México. También hubo una charla sobre coleccionismo entre Fundación Calesa y La Guerrera, y la presentación del libro Teresa Margolles, un estudio biopolítico, de María Isabel Cabrera Manuel.
No se pierdan lo que sucedió en el Tomo 008 de Trámite, Buró de Coleccionistas, en sus redes sociales, y no dejen de asistir en 2025. N