Los
avances en tecnología han llegado cada vez más rápido durante las últimas
décadas, a un ritmo exponencial. Así lo explica Klaus Schwab, fundador y
presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, evento que se lleva a cabo
esta semana en Davos, Suiza. “La Primera Revolución Industrial utilizó el agua
y el vapor para mecanizar la producción. La Segunda utilizó la energía
eléctrica para crear la producción en masa. La Tercera utilizó la electrónica y
la tecnología de información para automatizar la producción. Ahora, llega una
Cuarta, caracterizada por la fusión de tecnologías que están difuminando las
líneas entre las esferas físicas, digitales y biológicas”.
Este es el hilo conductor del Foro
que empezó el pasado miércoles, en el que más de 1,000 mandatarios,
especialistas y líderes mundiales se reúnen en el blanco y helado poblado de
Davos, Suiza, para discutir los temas más importantes de la agenda
internacional. Para la mayoría de los presidentes y primeros ministros, el
discurso estará enfocado en lidiar con el proceso de reajuste que está viviendo
la economía mundial con el alza de las tasas de interés en EEUU, la
desaceleración China, y la saturación del mercado petrolero. Aunado a esto,
están las tensiones geopolíticas con Corea del Norte, la creciente “guerra
fría” entre Arabia Saudita e Irán, el posible abandono del Reino Unido a la
Unión Europea o “Brexit” y la crisis que amenaza a las economías emergentes.
Mientras tanto, la humanidad está
viviendo cambios radicales gracias a la automatización de procesos. Es un tema
que, en lo que va del año, ha llamado la atención de instituciones económicas y
financieras a nivel mundial. La tecnología, para Schwab, tiene el potencial de
generar ganancias a largo plazo en eficiencia y productividad. Sin embargo,
también puede exacerbar la situación de inequidad que se vive en todo el mundo,
sobre todo en los mercados laborales.
Hace unos días, la Organización Internacional
del Trabajo publicó un informe sobre las perspectivas sociales y de empleo en
el mundo en 2016. Éste prevé que el desempleo aumente por 2.3 millones, sumando
así casi 200 millones personas en el mundo que no tienen sustento. Raymond
Torres, Director del Departamento de Investigación de la OIT exhortó a los
responsables de la toma de decisiones a concentrarse en fortalecer las
políticas de empleo y enfrentar las desigualdades excesivas.
“Además de ser una preocupación
económica clave, la inequidad representa la preocupación social asociada con la
Cuarta Revolución Industrial. Los grandes beneficiarios de la innovación
tienden a ser los proveedores de capital físico e intelectual, lo cual explica
la creciente brecha de riqueza entre aquellos que dependen del capital versus
aquellos que dependen del trabajo”, señala Schwab. El problema es mucho más
grande de lo que parecía hace unos años. La organización internacional OXFAM
reveló en un reporte reciente que las 62 personas con más dinero en el mundo
tienen la misma riqueza que las 3 mil 600 millones de personas más pobres.
La tecnología ha sabido encontrar
espacios de mejora en cada aspecto de nuestras vidas: la política, la economía,
los negocios… El Big Data, el Internet del Todo, la inteligencia artificial, el
machine learning, las impresoras 3D, y todo tipo de tecnologías se están
infiltrando en el mundo laboral. Especialistas como Benedikt Frey y Michael A.
Osborne de la Universidad de Oxford afirman que alrededor de la mitad de los
trabajos en Estados Unidos y la Unión Europea están en riesgo de
“computarización”.
“La Cuarta Revolución Industrial
debería ser una revolución de valores”. Así lo dijo Amira Yahyaoui, fundadora y
directiva de la ONG Al Bawsala. Davos 2016 estará marcado por el debate
subyacente sobre la inequidad, que es tanto origen como consecuencia de muchos
problemas sociales, políticos y económicos actuales. La tecnología podría
ofrecer muchas soluciones –si se implementa de la manera adecuada-.