En México tramitar la credencial para votar con fotografía implica confiar en el Instituto Nacional Electoral (INE) como órgano autónomo para proporcionarle datos personales de manera confidencial. Pero un tema relevante es que, desde 2016, esta gran base de datos del INE, con poco más de 100 millones de registros ciudadanos, ha servido también para identificar o localizar personas desaparecidas, ya sea fallecidas o vivas. El problema es que las trabas burocráticas e incluso el desinterés limitan la expansión del proyecto.
La desaparición de 111,540 personas en México (según datos del Comité contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas en octubre 2023) es un tema sensible que ha puesto en jaque a todo gobierno emanado de cualquier partido político. Los últimos dos gobiernos (PAN y PRI) y la actual administración (Morena) han sido cuestionados al respecto y, por ende, afectados política y mediáticamente en su imagen. De ahí que en diciembre de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó los resultados de su propio censo (92,332 desaparecidos), realizado por la Secretaría del Bienestar y gobiernos morenistas. Sus cifras fueron cuestionadas en general por diversos sectores.
Pero ¿cómo entra el INE en este trabajo de localización e identificación de personas desaparecidas que no ha tenido suficiente difusión ni respaldo? Carla Humphrey, consejera del INE y presidenta de la comisión del Registro Federal de Electores, resume que funciona mediante acuerdos de colaboración y un delicado cruce de datos.
EL INE Y LAS PERSONAS DESAPARECIDAS
“Qué importante poder colaborar para encontrar personas que estén vivas, así como identificar también personas desaparecidas; esto ha permitido que hallen paz quienes buscan a sus seres queridos. El cruce de información nos ha permitido encontrar un promedio de 30,000 coincidencias. Estamos colaborando con el Estado mexicano en una situación que es lacerante para cualquier país en el tema de personas desaparecidas” afirma en entrevista con Newsweek en Español.
Los números dan contexto. El padrón electoral mexicano (al corte del 22 de enero) arrojó 100 millones 41,085 registros ciudadanos en México y el extranjero. Al 31 de diciembre 2023, 13 millones se dieron de baja (8.7 millones por defunción y el resto, por credenciales que ya no están vigentes).
“Es una responsabilidad social del INE devolverle a la ciudadanía la confianza que tiene al dar y depositar sus datos al Registro Federal de Electores y al padrón electoral como la base de datos más amplia y confiable que tenemos en este momento en el país”, dice la funcionaria.
¿Y CÓMO FUNCIONA?
En siete años, de 2016 a 2023, el INE ha firmado 22 convenios para la identificación y localización de personas desaparecidas; 18 son con la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia, la ex-Procuraduría General de la República, algunas procuradurías y fiscalías de justicia estatales, institutos forenses, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas y algunas de sus comisiones estatales. Pero faltan más.
Hay dos tipos de solicitudes, explica Humphrey: “En esta desafortunada y lacerante realidad que vivimos en México está el grupo de personas muertas no identificadas y estas búsquedas se hacen a través de los datos biométricos con base en el registro de huellas dactilares que envía el solicitante”.
El procedimiento es así: quien firma el convenio (por ejemplo, una procuraduría estatal) envía al INE una petición oficial con el folio de la denuncia y datos de la persona desaparecida. El INE recibe la información y la cruza con el Registro Federal de Electores para buscar un “match” de coincidencias en el registro de datos biométricos.
Si coinciden las diez huellas dactilares del occiso con el cruce de huellas dactilares registradas en el INE, entonces la información pasa a manos de un perito. Y si él lo confirma, el Instituto lo reporta al solicitante para que proceda a buscar a la familia de la persona desaparecida, ya sea para recabar mayor información del caso y, de ser necesario, realizar pruebas de ADN.
DIFERENCIAS EN LAS HUELLAS DACTILARES
En este tema se detectó que la toma de huellas dactilares en el INE y los servicios forenses no eran iguales: el Semefo rota en su totalidad la huella de cada dedo mientras que el INE solo tomaba la huella frontal. Esto dificultó la investigación, entonces se acordó usar el protocolo forense.
El segundo tipo de solicitudes son las personas desaparecidas. “Recordemos que hay casos de personas que no desaparecen, simplemente no quieren ser encontradas por distintas razones, como por ejemplo, su seguridad o casos de violencia. Entonces podríamos saber que no están muertas, sino localizadas vivas, pero que por elección no quieren ser ubicadas. Y esto abre otro abanico de cómo poder localizarlas”, describe Humphrey.
Por ejemplo, en este rubro la Comisión Nacional de Búsqueda hizo 151,326 solicitudes al INE y obtuvo respuesta de 75,281 probables coincidencias. Se revisó caso por caso; la clave es el CURP con que cuenta el Registro Federal de Electores. Al cotejarlos se encontraron 21,266 casos confirmados. Para descartar homonimias se cruzó información sobre lugares de nacimiento y edades.
LA TRABA BUROCRÁTICA
En cada convenio hay firmas, pero la más importante es de la secretaría ejecutiva del INE porque equivale a la representación legal del instituto. En 2020 había 11; durante la presidencia de Humphrey se concretaron 10 más y hay dos pendientes con la CDMX y Guerrero. “Estaremos duplicando el número en menos de un año”, celebra. Pero más allá de la numeralia, aparecen las trabas.
“El tema estaba bastante olvidado por falta de seguimiento”, relata. “Recién fui a Quintana Roo y me preguntaron: ‘¿Tenemos convenio?’, porque no sabían que lo tenían y no lo utilizaban. Muchas veces hay quienes lo firman para decir ¡Ya tengo el papel firmado! Pero en la práctica nos han solicitado cero casos”.
Otro ejemplo es que el avance de un convenio se entorpece cuando quienes lo solicitan piden frecuentemente reuniones para revisión de contenido, alcances, detalles o precisiones. Y así, se pasan los meses.
Newsweek en Español consultó el reporte más reciente de la comisión (diciembre 2023) que arroja los siguientes datos. La Comisión Nacional de Seguridad y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas interpusieron el mayor número de solicitudes para identificación de muertos al INE; 27,009 la primera y 19,954 la segunda. Por entidad Sonora, Tabasco, Chiapas, Colima y Guerrero presentaron el menor número de solicitudes: una respectivamente.
PEDIR AL INE COADYUVAR EN LA LOCALIZACIÓN DE PERSONAS DESAPARECIDAS
Para pedir al INE coadyuvar en la localización de personas desaparecidas, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas envío 2,733 solicitudes; mientras que, por entidad, Nayarit, Baja California, Colima, Sinaloa y Zacatecas interpusieron una solicitud cada una.
“Tenemos que alentar que todas las entidades federativas busquen firmar este convenio, pero también que en realidad los usen. Si solo los tenemos en papel, sin ganas de utilizarlos, de poco van a servir” remata.
La consejera señala que en Hidalgo el convenio se firmó con la procuraduría local. Los datos que emitió esa autoridad es que, de 405 personas fallecidas no identificadas y tras cruzar datos con el INE, 33 fueron identificadas.
“En este país se puede hacer un cambio relevante para dar noticias a las personas que están buscando a sus familiares y seres queridos; y permite diferenciar entre personas no localizadas y personas vivas que no quieren ser localizada por alguna razón. Esto nos daría como país otros números que ofrecer: y eso es relevante”, asegura.
¿QUÉ FALTA?
Humphrey, funcionaria del INE, resalta a Newsweek en Español que una debilidad de este convenio, que puede perfeccionarse, es la edad, ya que el padrón electoral contempla mexicanas y mexicanos de 18 años de edad en adelante; pero en el Registro de Personas Desaparecidas hay menores de edad que también son buscados.
“México es un país en que las y los menores de edad no tienen identificaciones oficiales con las seguridades que brinda una identificación como la del INE; eso es preocupante frente a delitos como trata de personas, prostitución infantil y desaparición de menores.
“El INE tiene la capacidad para hacerlo: módulos instalados y gente capacitada. Por supuesto, se necesitan más recursos, pero como Estado mexicano tenemos que enfrentar ese reto y la ciudadanía confía en el INE. Muchas veces las y los menores acompañan a sus padres a sacar su credencial de elector ¡Qué mejor que pudieran tener una credencial igual! Con toda la seguridad para poder ser identificados y que a partir de los 18 se integren al padrón electoral”.
Si los menores de 18 años contaran con esta identificación en el INE, plantea, podría extenderse su búsqueda para identificación y localización.
A LAS INSTITUCIONES HAY QUE EXPANDIRLAS
“Me parece un tema lacerante que una mamá o un papá no sepan dónde está su hijo o hija. Me parece doloroso que no puedan encontrar un cierre con un ser querido, saber qué pasó. Pasar días, noches, semanas, años sin poder encontrar y entender qué pasó. Creo que no hay dolor más grande que no saber qué pasó con esa persona, no encontrarlo ni saber dónde está.
“Como país no podemos permitirnos que esto se normalice, hay que visibilizarlo. Mi visión es que a las instituciones hay que expandirlas, que lleguen a su mayor potencial y no quedarnos solo con lo que dice la ley. Y este es un lado que no teníamos. ¿Cómo puede ayudar el INE, con los datos que tiene, a que podamos identificar a personas? ¿Cómo dar tranquilidad y certeza a quienes llevan años buscando a sus familiares? Y eso es parte de lo que me impulsa a continuar un trabajo como este”. N