La guerra en Siria provocó un desplazamiento masivo de miles de personas que buscaron refugio en Europa. La crudeza de este drama fue exhibida con una sola imagen, la de la vergüenza: Aylan Kurdi, de tan solo 3 años, ahogado en una playa de Turquía luego de que la embarcación en la que viajaba con sus padres, naufragó.
Emergieron también otras amenazas. Para nuestro país, la más cercana está representada en la figura de Donald Trump, el precandidato a la Presidencia de Estados Unidos que continúa como puntero en las encuestas del Partido Republicano, sin que éste sepa cómo frenarlo.
Pero no todo fue malo. 2015 tuvo destellos de esperanza. Los esfuerzos diplomáticos del Papa Francisco acabaron por descongelar la Guerra Fría y acercaron en un hecho histórico a Estados Unidos y Cuba .
Estos son algunos de esos personajes y acontecimientos que modificaron la faz de nuestro planeta, para bien o para mal.
EL TAMAÑO DEL TERROR
El Estado Islámico, una organización de unos 40 mil combatientes, puso en jaque al planeta entero y lo colocó al borde de una apocalíptica Tercera Guerra Mundial.
La historia de estos terroristas se remonta a 2002 cuando el jordano Abu Musab al Zarqawi, líder de una milicia de yihadistas, juró lealtad a Osama bin Laden, por lo que su grupo se convirtió en una rama de Al Qaeda en Irak . Con la muerte de al Zarqawi en 2006, surgió el Estado Islámico y de Levante.
Cuatro años después, Abu Bakr al Baghdadi tomó el mando. En 2013, ordenó la separación de Al Qaeda y extendió su área de influencia a Siria donde inició una lucha contra el régimen de Bashar al Assad. En junio de 2014 tomó el control de la ciudad de Mosul y fue entonces cuando proclamó un califato islámico y asumió el nombre de Estado Islámico.
Hoy, controla una superficie de 90 mil kilómetros, aunque pretende extender su influencia al norte de África, especialmente a Libia. Su financiamiento, en un origen, venía de Qatar y Arabia Saudita, pero ahora obtiene millones de dólares por la venta de petróleo y gas de los campos que controla, de los impuestos que recauda en esos territorios y de la extorsión, el contrabando y el secuestro, actividades que también realiza.
El Estado Islámico promueve la Guerra Santa contra todos los que considera “infieles” y se caracteriza por su brutalidad: asesinatos en masa, decapitaciones y la persecución de minorías religiosas. Todo ello con una eficaz estrategia de difusión en redes sociales que ha permitido crear una ola de terror y odio en todo el mundo.
El tamaño del terror se dejó sentir el viernes 13 de noviembre con una serie de tiroteos y explosiones en puntos estratégicos de la capital francesa en los que se usaron bombas, ametralladoras y cinturones explosivos. Los atentados dejaron al menos 129 muertos y más de 350 heridos.
No fue el primer ataque. El 7 de enero se perpetró uno contra la redacción del semanario Charlie Hebdo en el que 12 personas murieron. Dos días después, Amedy Coulibaly, uno de los involucrados en la agresión contra la revista, asesinó a un agente policiaco y secuestró a varias personas en el supermercado judío Hiper Cacher de Vincennes, donde ajustició a otras cuatro personas.
El presidente François Hollande solicitó a su Congreso le autorizaran medidas extraordinarias y viajó a Washington, Rusia, Berlín y otras capitales para crear un frente común y así iniciar una guerra poco convencional en donde el ejército enemigo está formado por sus propios ciudadanos, a quienes el Estado Islámico adoctrina para canalizar toda su insatisfacción y convertirlos en sus enemigos.
Se calcula que más de 20 mil extranjeros se han sumado a las filas del grupo extremista; de ellos, unos 3 mil 400 son de países occidentales que son contactados a través de redes sociales. En su mayoría son jóvenes que no encuentran trabajo, ni oportunidades de desarrollo en sus países de origen y que están molestos con un modelo económico que los excluye.
2016 nos dirá si se puede derrotar al Estado Islámico solo con bombardeos. Considero que se trata de una estrategia muy limitada y poco efectiva. Se requiere más inteligencia y menos violencia. Cortar las fuentes de financiamiento pero, sobre todo, transformar el descontento en satisfacción. Ese es el verdadero y más importante reto.
LA IMAGEN DE LA VERGÜENZA
En Siria no hay agua, no hay comida, ni trabajo. Sólo terror producto de una guerra iniciada en 2011 y cuya principal consecuencia es la muerte de 120 mil personas, 14 mil de ellos, menores de edad; así como el éxodo acelerado y silencioso de miles de familias sirias, iraquíes y afganas que buscan en Europa Occidental un nuevo futuro.
2015 será recordado como el año en que estalló la crisis de refugiados. Miles de personas que pagaron cada una de 20 a 100 euros para trasladarse en autobuses o taxis a algún punto donde serían enganchados por traficantes que exigían hasta 4 mil euros para embarcarlos a un viaje muchas veces sin destino.
Huyen del Estado Islámico que se ha apoderado de territorios de Siria e Irak. Se trata de una avalancha humana que no tiene temor de recorrer el territorio de Turquía, cruzar el mar Egeo y caminar por los Balcanes, Travesía en la que enfrenta todo tipo de riesgos.
Así que se ha convertido en la mayor tragedia humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial y que ha puesto contra la pared a toda Europa. Los gobiernos de los principales países han sido ambivalentes.
Algunos, como la Alemania de Angela Merkel, propusieron repartirse los refugiados entre los 28 Estados miembros de la Unión Europea. Pero la propuesta no fue bien recibida por todos. De hecho, el gobierno de Hungría construyó un muro en su frontera con Serbia para frenarlos.
El proyecto de Merkel enfrentó un segundo obstáculo: luego de siete años de vivir en la peor crisis económica desde 1930, los gobiernos y los ciudadanos están poco dispuestos en apoyar los gastos para dar techo, empleo y educación a los migrantes.
Sin embargo, estimo que el obstáculo más serio es que buena parte del éxodo está compuesto por poblaciones musulmanas que no son bien vistas por la extrema derecha, grupos xenófobos e islamofóbicos que hay en la sociedad europea, y que no están dispuestos a ver como vecinos, colegas y compañeros de clase a quienes más bien observan como terroristas en potencia.
La crisis migratoria no está resuelta y los ataques terroristas podrían exacerbar esos sentimientos de rechazo contra los refugiados, lo que convierte a este asunto en otro de los pendientes para la comunidad internacional en el año que está a punto de iniciar.
EL PELIGRO QUE VIENE DEL NORTE
El Partido Republicano no sabe qué hacer con él. Muchos de sus candidatos a diversos cargos han sido financiados por el magnate del sector inmobiliario que hoy se ha convertido en su peor dolor de cabeza y cuyo nombre es Donald Trump.
Republicanos y demócratas lo han llamado “imbécil”, “racista”, “estúpido” y hasta lo comparan con un cáncer al “hay que extirpar lo más pronto posible del movimiento conservador”. Pero nada lo frena y Trump sigue a la cabeza de todas las encuestas con 24 por ciento de preferencias, cifra que duplica la de su más cercano competidor, Jeb Bush.
Desde el momento mismo que decidió anunciar su candidatura por la Presidencia, calificó a México como “un país corrupto” que “sólo envía a EU a los que tienen problemas y traen drogas; a los que son criminales y violadores”.
Tras esta andanada de comentarios ofensivos contra México y los inmigrantes, cadenas de televisión como Univisión, NBC y una larga lista de hombres de empresa y de negocios de ambos lados de la frontera, decidieron desvincularse de Trump y lo convirtieron en enemigo de la comunidad hispana e inmigrante.
El magnate ha dejado entrever que si no gana la candidatura por este partido, contenderá como independiente. Para calmar los nervios, el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, pidió no tomar en serio la amenaza. “Cualquiera que le quiera ganar a Hillary Clinton lo tendrá que hacer como candidato del Partido Repúblicano”.
Mientras tanto, hábil manejador de los medios, Donald Trump sigue trepado en la punta de la ola. Y la pregunta continua en el aire: ¿quién detendrá a Trump?
EL PASTOR DE LA ESPERANZA
Pero no todo es negativo. Frente a esos personajes que representan un verdadero peligro, hay otros seres de luz que ofrecen esperanza a la humanidad.
Uno de ellos, el más visible de todos, es el Papa Francisco, que en sus tres años de Pontificado, se ha caracterizado por convertirse en un actor de la comunidad internacional.
Se ha destacado por los gestos de humildad como comer junto a los trabajadores del Vaticano o utilizar vehículos sencillos para transportarse. También ordenó colocar unos baños especiales para las personas sin hogar que viven en las zonas aledañas a la Santa Sede.
También por ser un férreo defensor del medio ambiente. La primera encíclica de su autoría titulada “Laudato Si“ (“Alabado Seas”) fue dirigida a este tema. En ella habla de la necesidad de adoptar medidas firmes ante el cambio climático, la contaminación, la pérdida de la biodiversidad y la tibia respuesta de los líderes políticos ante los problemas que destruyen “la casa común que Dios nos ha confiado”.
Una de las acciones por las que siempre será recordado es el rol fundamental que jugó para “descongelar” las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. El 17 de diciembre de 2014, los respectivos presidentes, Barack Obama y Raúl Castro, anunciaron un acercamiento diplomático entre ambos gobiernos y agradecieron al Papa Francisco su colaboración. Con ello, fue un actor que apoyó en el fin de la Guerra Fría.
En junio de este 2015, Francisco creó un tribunal para juzgar a obispos encubridores de pederastia. Es la primera vez que El Vaticano tiene un tribunal especial contra la negligencia de los obispos, omisión que solo era vista como una “mala gestión”.
Desde 2014, el primer Pontífice latinoamericano decidió reformar el Banco del Vaticano, al sustituir a la Comisión de Cardenales encargada de supervisar a la entidad que se ha visto envuelta en escándalos de lavado de dinero.
Su visita a nuestro país en febrero próximo dará también a la sociedad mexicana esa luz de esperanza que tanto nos hace falta.