El cambio climático es una amenaza múltiple y creciente para la población, al punto de que la COP28, que comienza el jueves 30 de noviembre, dedicará por primera vez un día a este tema.
“Para evitar efectos catastróficos en la salud y prevenir millones de muertes”, es necesario limitar el aumento promedio de la temperatura en la Tierra a 1.5 °C, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS), al unísono con otros expertos en salud y organizaciones ambientales.
En lugar de ello, el planeta se encamina hacia un calentamiento de 2.5 °C a 2.9 °C para el año 2100, según la ONU. Son los más vulnerables y desfavorecidos, como los niños, mujeres, personas mayores, migrantes y habitantes de los países menos desarrollados, los que están expuestos de manera más drástica y peligrosa, según los expertos.
El año 2023 se perfila como el más cálido jamás registrado. Las olas de calor más frecuentes e intensas prometen poner a prueba de manera creciente el cuerpo humano. En 2022, los habitantes de la tierra estuvieron expuestos, en promedio, a 86 días de temperaturas potencialmente mortales.
Los más vulnerables pagan el tributo más alto. Por ejemplo, el número de personas mayores de 65 años que murieron debido al calor aumentó un 85 por ciento entre 1991-2000 y 2013-2022, según un informe de referencia publicado esta semana por la revista médica The Lancet.
LAS SEQUÍAS EXPONEN A MILLONES DE PERSONAS A LA HAMBRUNA
Solo en Europa, el calor habría causado más de 70,000 muertes el verano pasado, según investigadores que esta semana revisaron al alza la estimación previa de 62,000 víctimas. Casi cinco veces más personas podrían morir en el mundo debido al calor extremo para 2050, según la “cuenta regresiva” de The Lancet.
Las sequías más frecuentes también exponen a millones de personas a la hambruna. Con un calentamiento de 2 °C para 2100, alrededor de 520 millones de personas adicionales estarían en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave para mediados de siglo.
Y otros eventos climáticos extremos, como tormentas, inundaciones o incendios, causan muertes o enfermedades. Además, cerca del 99 por ciento de la población mundial respira un aire cuya contaminación supera los límites establecidos por la OMS.
Acentuada por el cambio climático, la contaminación del aire aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, accidentes cardiovasculares, diabetes o cáncer y, según algunos expertos, tiene efectos comparables, e incluso superiores, a los del tabaco o el alcohol.
La presencia en el aire de gases, metales pesados, partículas y polvo, derivados principalmente de las energías fósiles, pueden atravesar la barrera pulmonar y entrar en la sangre. El efecto más perjudicial para la salud está relacionado con una exposición a largo plazo, en particular durante los picos de contaminación, cuando aumentan las infecciones respiratorias y las alergias.
Más de cuatro millones de muertes prematuras, según la OMS, suceden cada año por la contaminación. Estas muertes prematuras han disminuido sin embargo casi un 16 por ciento desde 2005, principalmente gracias a un menor consumo de carbón, según de The Lancet.
EL CAMBIO CLIMÁTICO AGRAVA LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y PARASITARIAS DE LA POBLACIÓN
Al alterar la temperatura y las precipitaciones, el cambio climático también agrava las enfermedades infecciosas y parasitarias de la población. Esto se debe especialmente a nuevas áreas de propagación de mosquitos, aves o mamíferos involucrados en epidemias causadas por virus (dengue, chikungunya, Zika, virus del Nilo Occidental, entre otros), bacterias, animales o parásitos.
La transmisión del dengue podría aumentar un 36 por ciento con un calentamiento global de 2 °C para 2100, según el informe de The Lancet. Y con el calentamiento de los océanos, más áreas costeras son propicias para la transmisión de la bacteria vibrio, responsable del cólera.
Las tormentas o inundaciones también pueden dejar aguas estancadas, propicias para la reproducción de mosquitos, mientras que las olas de calor aumentan las infecciones transmitidas por el agua.
Ansiedad, depresión o estrés postraumático: el cambio climático también representa un riesgo para la salud mental, especialmente en personas con trastornos psíquicos, según los especialistas.
A las repercusiones directas de catástrofes naturales o olas de calor se suman efectos indirectos, como la ecoansiedad, especialmente en adultos jóvenes. N