El escándalo generado tras darse a conocer que los diputados votaron la semana pasada a favor de bajar a la mitad el impuesto para bebidas que contengan menos de cinco gramos de azúcar por 100 mililitros ya cruzó las fronteras.
El New York Times ha dado a conocer que en México la sed insaciable de sodas ha convertido los refrescos en una industria económica y políticamente poderosa; y pone el ejemplo del expresidente Vicente Fox, quien alcanzó prominencia como ejecutivo de Coca-Cola.
Y es que según los legisladores, el impuesto que buscan aprobar incentivaría a los productores de refrescos a usar menos azúcar en sus bebidas, lo cual parece más un asunto de cabildeo tras bambalinas de las compañías internacionales de sodas que una aseveración responsable por parte de los diputados mexicanos, señala el NYT.
México padece una epidemia de obesidad, y en este sentido, hace dos años, se buscó la manera de combatir el problema, por lo que el gobierno mexicano consultó con
expertos en salud pública e impuso un impuesto nacional de casi 10 por ciento a
las bebidas azucaradas.
Y es que en el país, más de 70 por ciento de los adultos y un tercio de los niños de primaria tienen
sobrepeso, lo que volvió a México un experimento internacional del tema, y dicha medida tenía entre sus propósitos determinar si el incremento del precio de los refrescos estimularía a los
consumidores a optar por bebidas más saludables.
Y ahora, justo
cuando las evidencias sugieren que el impuesto empieza a funcionar, el Congreso
recibe una propuesta para reducirlo, lo que ha llevado a que quienes exitosamente pugnaron por el impuesto inicial están furiosos, señalando que la reducción
beneficiaría, eminentemente, a las marcas comercializadas para niños y acusan a
las compañías de maniobrar entre bastidores para invertir la política
establecida.
“Nuestros
legisladores están más preocupados por la industria que por la salud del
pueblo”, dijo el Dr. Juan A. Rivera Dommarco, investigador en nutrición del
Instituto Nacional de Salud Pública de México. “La industria siempre se sale
con la suya”.
Para bloquear el
esfuerzo de recortar el impuesto en el Senado, activistas lanzaron anuncios en
periódicos y la radio instando a los legisladores a revertir el voto de la
Cámara de Diputados.
Organizaciones
internacionales, incluida la Asociación Estadounidense del Corazón, sumaron sus
voces en un anuncio publicado el martes, diciendo que el impuesto “pionero” ya
ha “demostrado el beneficio positivo de reducir el consumo y sirve de ejemplo
para el mundo entero”.
Esto es un
ejemplo que las agencias de salud pública mundiales desean ver que llegue a
término. Aunque grupos de investigadores consideran que es demasiado pronto
para determinar si el impuesto afectará las tasas de obesidad, las evidencias
iniciales sugieren que las personas, al menos, están reflexionando más en sus
hábitos de consumo.
¿Impuesto que funciona?
El New York Times menciona un estudio
preliminar del instituto nacional de salud y la Universidad de Carolina del
Norte que halló que los mexicanos, en general, redujeron el consumo de refrescos en
6 por ciento durante el año pasado, y que las compras cayeron más rápido en los
hogares más pobres.
No obstante,
Anprac, la asociación comercial que representa a la industria refresquera de
México, valuada en 15 mil millones de dólares, ha disputado los hallazgos
argumentando que las ventas de refresco solo han disminuido 2 por ciento desde
que se implementó el impuesto y que ha afectado desproporcionadamente a las
personas más pobres.
El escándalo
podría influir en el debate. Al entrevistarlo, este lunes, en el Senado, el
subsecretario de Finanzas, Miguel Messmacher, reconoció que el impuesto ha
reducido el consumo de sodas, pero dijo que no tenía idea si la reducción
parcial contribuiría a que las compañías redujeran el contenido de azúcar.
El Partido
Acción Nacional, de donde el ex presidente Fox emergió como una fuerza
política, apoyó el recorte al impuesto en la cámara baja, pero dijo que estaba
reconsiderando su postura.
“No creo que
haya evidencias científicas de que retirar parcialmente el impuesto pueda tener
un efecto de salud pública positivo en la obesidad”, dijo la Dra. Kelly
Henning, experta en salud pública de Bloomberg Philanthropies, que ayudó a
pagar el estudio del instituto de salud y financió a los grupos que cabildearon
por el impuesto.
Con información de The New York Times.