Gustavo Petro asumió este domingo como el primer presidente de izquierda de Colombia e inicia su mandato con la propuesta de nuevos acuerdos de paz con los grupos armados que se financian del narcotráfico y el fin de la “guerra antidrogas” que considera un fracaso.
En su primer discurso como jefe de Estado, el exsenador y exguerrillero de 62 años delineó profundos cambios para este país de 50 millones de habitantes, acosado por la inequidad, los rezagos económicos de la pandemia y una violencia cíclica de más de 60 años.
“Es la hora del cambio. Hoy empieza la Colombia de lo posible. Estamos acá contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar, contra los de siempre, contra los que no querían soltar el poder”, destacó.
Con la asunción de Petro, Colombia ingresa por primera vez en la órbita de la izquierda en la región que podría consolidarse con el probable triunfo de Lula en Brasil.
Ante cientos de miles de personas congregadas en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, y nueve presidentes invitados, Petro se comprometió a “conseguir la paz verdadera y definitiva” en sus cuatro años de mandato.
PETRO PIDE DEJAR LAS ARMAS
En ese sentido, dijo que cumplirá lo pactado con las FARC, la guerrilla que firmó la paz en 2016 para convertirse en partido político. Ofreció a los grupos que siguen en armas beneficios penales si renuncian a la violencia.
“Convocamos a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz”, dijo.
Sin embargo, no especificó si su ofrecimiento implica rebaja de penas o sanciones alternativas a la cárcel como las acordadas con las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Varias organizaciones siguen en armas como el Ejército de Liberación Nacional, reconocida como la última guerrilla del país, las disidencias que no se acogieron al pacto de paz y el Clan del Golfo, la mayor banda del narcotráfico.
Las agrupaciones, que se nutren de las rentas de la cocaína, han manifestado por separado su intención de dialogar con el nuevo gobierno.
“FRACASADA GUERRA ANTIDROGAS”
Petro también envió un mensaje velado a Estados Unidos al plantear el fin de la “fracasada guerra antidrogas” que Washington alienta desde hace cuatro décadas.
“Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado”, dijo el primer mandatario de izquierda del país con la mayor producción mundial de cocaína.
Petro propuso cambiar el “fracaso por un éxito” y pasar de la persecución a “una política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas”.
De traje azul y corbata negra, Petro tomó juramento a la ambientalista Francia Márquez como la primera vicepresidenta afro de Colombia.
Seguidamente ordenó traer la espada del héroe independentista Simón Bolívar de la sede presidencial.
Su antecesor Iván Duque se rehusó a cederla para la ceremonia de investidura. La espada fue el símbolo fundacional del M-19, la guerrilla en la que militó Petro hasta 1990 y que fue robada por esa organización en 1974 y devuelta con la firma de la paz.
UNA BATERÍA DE REFORMAS
Petro inicia su gobierno con una batería de reformas en mente y las expectativas a cuestas de la mitad del país que votó por él en el balotaje del 19 de junio.
Para ello armó un gabinete de diversas tendencias, con las mujeres al frente de varias carteras.
El lunes el gobierno presentará el primer proyecto al Congreso, donde cuenta con mayorías, para financiar sus planes sociales mediante un alza de impuestos a los ricos.
“Los impuestos no serán confiscatorios, simplemente serán justos, en un país que debe reconocer como aberración la enorme desigualdad social en la que vivimos”, anticipó Petro. N
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