Esa es la pregunta que se hacen en el Partido Republicano y en muchos sectores de la sociedad estadounidense. Son los mismos que confiaban en que un error en el primero de los debates entre los precandidatos a la Presidencia de Estados Unidos lo eliminaría de la contienda. Todo lo contrario.
Nada parece hacerle mella. Ni las acusaciones contra nosotros, los mexicanos, a quienes calificó de criminales y violadores. Tampoco poner en duda que John McCain haya sido un héroe de guerra. O los señalamientos misóginos contra la moderadora del debate, Megyn Kelly, de quien dijo que fue extremadamente ruda en su contra (“le salía sangre de los ojos y de donde sea”), en alusión a que estaría menstruando.
No ha dejado títere con cabeza. De sus contrincantes se ha referido en forma despectiva. Sobre el gobernador de Texas, Rick Perry, comentó que usa lentes “para que la gente crea que es más inteligente, pero no le funciona”. Sobre Jeb Bush, exgobernador de Florida, ha dicho que se nota que “es una persona infeliz”.
La estrategia del insulto le ha dado resultados. No le preocupa dar la sensación de ser un provocador y no un hombre de Estado. Su intención del voto se mantiene, más, menos, en un 19 por ciento.
Tras el primer intercambio entre los precandidatos republicanos, la Universidad Franklin Pierce y el diario Boston Herald lo situaron en un 18 por ciento. Bush se mantuvo en segundo sitio con 13 puntos, seguido por el gobernador de Ohio, John Kasich, con 12 y el senador Ted Cruz con 10 por ciento.
Otro sondeo realizado en Iowa por la Universidad de Sufolk dio al magnate inmobiliario 17 por ciento de respaldo. El conservador Scott Walker, con 12; y el senador cubano-estadounidense de Florida, Marco Rubio, en tercer sitio con 10 puntos porcentuales. En esta medición, Bush se va hasta el séptimo lugar.
Así, Trump está marcando el ritmo y el tono de la contienda.
El efecto Trump
Desesperados por llamar la atención. Así se observa a algunos de los contrincantes de Trump. Por ejemplo, el senador por Texas, Ted Cruz, subió a las redes sociales un video en el que enseña a “cocinar” tocino para el desayuno, “al estilo texano”.
Cruz enrolla varias tiras del alimento alrededor del cañón de un rifle automático que luego dispara. Por el calor que produce el arma, el tocino se cocina y Cruz procede a comerlo con una gran sonrisa en la cara por la satisfacción. Tocino de ametralladora.
No es el único. El senador por Kentucky, Rand Paul, también publicó un video poco convencional. En él aparece frente a una pila de papeles (70,000 páginas, según él mismo), que corresponden al Código Tributario de Estados Unidos.
Acto seguido procede a su destrucción mediante fuego, arrojándolas a una máquina o cortándolas con una sierra eléctrica. Con esta acción lo que pretende decir es que, de obtener la nominación y llegar a la Casa Blanca, reduciría y simplificaría al máximo todo el esquema fiscal.
Más allá de estos actos, el “efecto Trump” ha provocado que las precampañas de sus adversarios, hagan agua. Trascendió que Rick Perry, aún cuando faltan seis meses para el arranque de las primarias, se ha visto en la necesidad de cerrar operaciones en algunos estados clave por falta de fondos.
Fuentes de su propia campaña revelaron que Perry dejó de pagar a integrantes de su equipo en estados como Iowa, Carolina del Sur y en Austin, Texas. Su mal arranque en los debates le ha dificultado la recolección de fondos y algunos prevén que tire la toalla.
Otro afectado es Scott Walker, gobernador de Wisconsin. Hasta hace poco encabezaba las preferencias en Iowa, un estado clave en las primarias. Su comité de campaña estimaba invertir más de 7 millones de dólares en campañas publicitarias. Pero Trump lo rebasa ya en las preferencias, por lo que el gasto está en duda.
Lo mismo pasa con los medios. La cadena Fox y The Wall Street Journal lo critican fuertemente en sus editoriales y artículos de opinión. Le llaman “payaso” y reiteradamente señalan que su caída está próxima. Sin embargo, le dan una cobertura envidiable.
The Washington Post es también duro con el magnate, colocó una sección en su versión digital el pasado jueves 6 de agosto, día del debate, sobre lugares donde se transmitiría en vivo. Mientras que CNN publicó en su portal un largo texto con recomendaciones al resto de los candidatos republicanos para “enfurecer” a Trump.
Ambos le hicieron publicidad, pues para nadie era ajeno que Trump acapararía los reflectores. Y lo consiguió.
La preocupación republicana
Los focos rojos se han encendido en el Partido Republicano. Su Comité Nacional ha dado muestras de preocupación, ya que los señalamientos del multimillonario contra los inmigrantes y las mujeres le restarían votos en esos dos sectores que podrían definir al futuro inquilino de la Casa Blanca.
Su esperanza es que lo que auguran los analistas, se cumpla. “Creo que comenzará a caer en las encuestas a partir de otoño, cuando las preguntas de los próximos debates y durante las entrevistas vayan por más sustancia y menos ruido”, consideró Joe Scarborough, excongresista y actual presentador de un programa de análisis político en la cadena MSNBC.
“Aunque es muy difícil predecir hasta qué punto los simpatizantes de Trump van a seguir aceptando sus declaraciones incendiarias, desde mi punto de vista, su intervención en el primer debate le ha dañado en sus perspectivas de largo plazo”, consideró William Galston, del Brookings Institution.
Eugene Robinson, analista de The Washington Post, apuntó que: “Bajo cualquier medida tradicional, Trump no podría ser un candidato viable. Sin embargo, el hecho es que sigue dominando la cobertura informativa de la campaña. Mientras más persista el ambiente de caos que genera, menor será la capacidad del Partido Republicano para retornar a posiciones más moderadas”.
Y para los republicanos hay un peligro adicional. El magnate ha dejado entrever que, si no gana la candidatura por este partido, contenderá como independiente. “Mucha gente me está pidiendo que lo haga. Me está rogando para que lo haga. Ellos creen que ganaría como independiente”, aseguró.
Para calmar los nervios, el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, pidió no tomar en serio la amenaza. “Cualquiera que le quiera ganar a Hillary Clinton lo tendrá que hacer como candidato del Partido Republicano.”
Mientras tanto, hábil manejador de los medios, Donald Trump sigue trepado en la punta de la ola. “China se ha hecho rica con nosotros. Se ha recuperado con el dinero y los empleos que ha absorbido de Estados Unidos”, declaró en reacción a la devaluación del yuan.
Y aprovechó para volver a lanzarse contra México. “Tal vez China podría importar la Gran Muralla para la frontera entre Estados Unidos y México.” Ojalá así fuera, aunque sea para aislarnos de él.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿quién detendrá a Trump?