Investigadores encontraron evidencia del uso de plantas alucinógenas en niños sacrificados como parte de rituales en Perú hace cientos de años. Las ceremonias rituales jugaban un rol importante en el imperio inca, y una de las ceremonias más importantes era el ritual capacocha.
En este se sacrificaban humanos y bienes materiales por la creencia de que eso ayudaría a evitar desastres naturales como terremotos, erupciones volcánicas o sequías. O para que coincidiera con eventos políticos.
En 1995, los investigadores encontraron niños sacrificados en el volcán Ampato, en el sur de Perú, mientras estaban en una expedición. Descubrieron sepulturas de dos menores, que se estima tenían entre seis y siete años de edad, así como objetos hechos de oro y plata. Se piensa que mataron a los niños hace más de 500 años.
Este mes, un equipo de científicos de Polonia, Perú y Estados Unidos anunciaron, en un artículo de investigación, que condujeron estudios toxicológicos en dos de los niños sacrificados, después de someterlos a una examinación en 2019.
Los investigadores estudiaron el pelo de uno de los niños sacrificados, a quien se refieren como Ampato 2, y las uñas del otro, Ampato 3. Los investigadores fueron capaces de identificar cocaína en ambas muestras analizadas, algo que se ha estudiado antes en otras investigaciones de los rituales capacocha.
POSITIVO PARA HARMINA Y HARMALINA
Los individuos de Ampato fueron los primeros en los que se examinó la presencia de otras drogas. Los estudios dieron positivo para harmina y harmalina. En la región andina, la única fuente posible de estos químicos es la Banisteriopsis caapi, una liana de la selva de América del Sur que se usa en la preparación de la ayahuasca, bebida alucinógena.
En su artículo de investigación, los científicos exponen que el consumo de ayahuasca podría estar relacionado a un deseo de comunicarse con el mundo espiritual. Aunado a esto, la Banisteriopsis caapi también podría haberse usado por sí solo por sus efectos antidepresivos.
“El resultado interesante es la composición de la decocción de la ayahuasca”, dijo a Newsweek Dagmara Socha, investigadora en el Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia y coautora del estudio. “La ayahuasca de hoy en día es una mezcla de lianas de Banisteriopsis caapi y otras plantas, principalmente Psychotria viridis, una fuente de dimetiltriptamina (DMT).
“La harmina es necesaria para activar el DMT oralmente, el cual es alucinógeno. Y las combinaciones de estos dos crean una de las drogas alucinógenas más potentes. Sin embargo, en nuestro estudio solo descubrimos harmina en el pelo. La harmina por sí sola también causa estados alucinógenos más leves y es un antidepresivo”.
LES INTERESABAN LAS PROPIEDADES ANTIDEPRESIVAS
“Esto podría significar que el DMT se incorpora de manera débil al pelo humano y es por esto que no lo hallamos” —continúa Socha—. “Otra explicación es que los incas usaban solo lianas sin Psychotria viridis, porque les interesaban las propiedades antidepresivas del Banisteriopsis caapi.
“Cronistas españoles mencionaron que era importante que los niños llegaran felices con los dioses. Así que es probable que los incas lo usaran para calmar a las víctimas durante el peregrinaje de Cusco a la cima del volcán”.
El imperio inca existió en Perú entre 1438 y el año 1533. Eventualmente creció hasta convertirse en el imperio más grande jamás visto en América, de acuerdo con la Enciclopedia de Historia Mundial.
Por siglos, la ayahuasca se ha usado en tradiciones sagradas en América, y aún se usa en algunas comunidades hoy en día, según Healthline. Afecta al sistema nervioso central, lo que conduce a alucinaciones y experiencias extracorporales.
La gente reacciona de forma diferente a la ayahuasca y experimenta tanto efectos positivos como negativos. Los efectos en contra pueden incluir ansiedad severa. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)