México.- El impacto que tienen las criptomonedas en el mundo no sólo es económico, también energético, por lo que se ha convertido en un reto reducir el efecto ambiental que puedan tener, a decir por el experto Alexis Nickin Gaxiola.
El especialista en economía digital, criptomercado y tecnología financiera, precisa que una vez que las criptomonedas se han consolidado como un método de cambio virtual, con 52 millones de personas en todo el mundo que las emplean, su principal reto es reducir su impacto ecológico.
Con base en el Índice de Consumo de Electricidad, elaborado por el Cambridge Center for Alternative Finance (CCAF) de la Universidad de Cambrige, criptomonedas como el Bitcoin tienen un consumo de energía igual o mayor al de países como Finlandia, Bélgica, Chile, Colombia y Bangladesh, habitados por millones de habitantes.
Es decir, el Bitcoin consume alrededor de 74,18 teravatios por hora (TWh) al año, lo que representa el 0,37% de la producción total de electricidad a nivel global y el 0,43% de su consumo.
“La red de Bitcoin tiene un alto consumo de electricidad, mayor incluso al de muchos países, pero no todo está perdido. Existen varias formas de reducir su impacto al cambiar el método de minado”, describe Alexis Nickin, al mismo tiempo que adelanta que la Ethereum, la segunda criptomoneda más conocida, “se ha movido en ese sentido y pronto abandonará el minado tradicional. Lo cambiará por el sistema llamado ‘proof-of-stake’ (‘prueba de participación’), que consumirá un estimado de 99,5% menos energía”.
A decir por el especialista mexicano, la principal solución para reducir el consumo de energía de las criptomonedas “es invertir y hacer la transición a mecanismos de consenso y minado más eficientes energéticamente. El minado ‘proof-of-stake’ no consume tanta electricidad porque no requiere de unidades tan potentes de cálculo, pues son ordenadores casi normales”.
No obstante, en el caso del Bitcoin la historia podría ser diferente debido a su naturaleza de seguridad extrema que “requiere de una red de ordenadores más sofisticados”, menciona Nickin.
Para el también empresario, otra de las claves para reducir el impacto ambiental de las criptomonedas es la comprobación de dónde proviene la energía que utilizan las minas de cifrado, recomendando a su vez que sea de fuentes renovables.
“El minado ‘proof-of-stake’ es una gran alternativa, así como también lo es el uso de energías renovables. En cualquiera de los dos casos es indispensable garantizar la seguridad de las criptomonedas y su cifrado, como se ha hecho hasta ahora”, detalla Alexis Nickin.
Asimismo, el especialista pone en relieve las iniciativas actuales por reducir el impacto negativo de la minería de criptodivisas en las emisiones de gases de efecto invernadero como Crypto Climate Accord, que tiene como objetivo que la industria llegue a ser 100% renovable en 2025 acelerando el despliegue de energía eólica y solar.
Finalmente, Nickin Gaxiola menciona que se está desarrollando un software de código abierto “que permitirá que los operadores de la red eléctrica, las empresas de renovables y los productores de cripto puedan trabajar juntos para verificar el origen de la energía”.