Tocar a una mujer sin su consentimiento, susurrarle cosas obscenas, o la violación. Las denuncias de decenas de mujeres detonaron el movimiento #MeToo en Estados Unidos e hizo surgir una pregunta ¿cuáles son los límites entre la seducción y el acoso sexual? Este debate se ha expandido en los últimos días en Francia.
Un centenar de famosas comenzaron esta semana una campaña contra #MeToo y su equivalente francés #DelataATuCerdo para defender “la libertad de los hombres a importunar” y manifestaron su oposición al clima de “puritanismo” sexual desatado en Hollywood con las revelaciones de acoso y abuso cometidas por el productor Harvey Weinstein.
Las mujeres señalan que la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, según un desplegado publicado en Le Monde el pasado martes.
Entre las impulsoras de esta campaña están el ícono del cine francés, Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake, entre otras, todas ellas dicen no sentirse representadas por el movimiento.
Las firmantes consideran que las denuncias aglutinadas en las redes sociales con la etiqueta #MeToo se asimilan a “una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individuos a los que no se deja la posibilidad de responder o de defenderse”.
Este jueves, en un artículo publicado por “France Info”, un grupo de feministas, entre las que destaca Caroline De Haas, una reconocida activista, política y consultora declararon que las declaraciones del grupo de actrices “desprecian” a las víctimas colocan en un mismo nivel a la seducción, “basada en el respeto y en el placer”, con la violencia, dos cosas de distinta naturaleza.
Para las feministas, Deneuve y su grupo son “reincidentes” en la defensa de “pederastas” y en la “apología de la violación” y, “una vez más”, utilizan su visibilidad mediática para “banalizar la violencia sexual”.
Cerca de una treintena de feministas que acompañan a De Haas en el contraargumento de las actrices dijeron que el texto publicado en Le Monde son juicios viejos por parte de personas que no entienden lo que está sucediendo.
En Francia, todos los días, cientos de miles de mujeres son víctimas de acoso, decenas sufren agresiones sexuales y cientos más violaciones, señalan las activistas que argumentan que el lenguaje influye en el comportamiento humano: aceptar insultos contra las mujeres significa permitir la violencia.
Un informe del Instituto Nacional de Estudios Demográficos publicado en 2016 señala que cada año 600,000 mujeres francesas son víctimas de violencia sexual, frente a 200,000 hombres.
De Haas defiende en el texto que las mujeres tienen el derecho fundamental de no ser insultadas, agredidas ni violadas. “Una vez más están usando su visibilidad en los medios para trivializar la violencia sexual”, mencionó.
“¿Cómo puede uno imaginarse por un momento una sociedad liberada en la que las mujeres dispongan de sus cuerpos y de su sexualidad plena y libremente cuando más de la mitad de ellos afirman haber sufrido violencia sexual?”, se lee en el texto.
Al debate se han sumado voces como la de la exministra para los Derechos de las Mujeres, la socialista Laurence Rossignol, para quien defender la “libertad de los hombres de importunar” es “una bofetada a todas las mujeres que denuncian la realidad sobre la depredación sexual”.
En una línea similar, la actual secretaria de Estado de la Igualdad entre Hombres y Mujeres, Marlène Schiappa, ha advertido de que el discurso de las famosas es “peligroso”.