ABDULRAZAK GURNAH, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2021, fue premiado “por su penetración intransigente y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes”, de acuerdo con la Academia Sueca que otorga el galardón. El autor, nacido en la isla de Zanzíbar, en Tanzania, en 1964 huyó de su país debido a la violencia dada en las revoluciones posteriores a su independencia de Inglaterra.
La lengua madre del autor es el suajili. Sin embargo, su producción literaria comenzó cuando tenía 21 años y ha sido en inglés. Ha escrito diez novelas y varios cuentos; las obras más famosas son Paradise (1994), By the Sea (2001) y Desertion (2005), y en todas ellas el tema de los refugiados, la inmigración y las cargas sociales a las personas racializadas es central.
Y es que Gurnah busca salirse del planteamiento de las personas solo como víctimas o contradecir los estereotipos sobre sus personalidades que devienen de construcciones hechas por los intelectuales desde la época colonial.
El 18 de octubre pasado, la editorial Penguin Random House anunció que sus editoriales Salamandra, en español, y La Magrana, en catalán, pondrán en circulación la obra By the Sea, la cual fue publicada originalmente en 2001. La ausencia de la obra de Gurnah en el idioma español es un tema que ha ayudado a reflexionar sobre el racismo en la cultura a través de preguntas clave: ¿Qué es importante de publicar para el gremio editorial? ¿Cómo se decide qué merece ser leído y vendido? ¿Quiénes se benefician de ello?…
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Lo que se define como el canon literario son las obras a las que se les interpone un rango de universalidad, es decir, que su grado estético, temática y relevancia marcan la historia de la literatura en su totalidad.
Sin embargo, cuando revisamos dicha historia notamos que los sesgos son evidentes; la universalidad está marcada por una mirada eurocentrista y, a partir del siglo XX, norteamericana. Por ejemplo, desde el año 2000 son 17 los premios entregados a europeos y norteamericanos, y solo cuatro mujeres han sido galardonadas desde entonces.
La ausencia general de la obra de Abdulrazak Gurnah traducida al español es un ejemplo de la continuación de políticas racistas en el mundo editorial, según Jumko Ogata, escritora y divulgadora de antirracismo.
“El mundo editorial está dominado por políticas racistas, influidas por el imperialismo y el colonialismo. Un escritor que está tan enfocado en los efectos del colonialismo en el este de África no está considerado dentro de la literatura universal. Se ven como nichos específicos que no gustarán a la mayoría. Así se perpetúan los prejuicios en torno a la literatura, escritura y lo que debemos considerar como el canon”.
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Por tanto, la neutralidad no existe en el mundo cultural. Está marcado por las mismas opresiones y desigualdades estructurales que, desde la mirada decolonial, nacieron con el colonialismo en el siglo XVI e interpusieron una jerarquía sobre los cuerpos al racializarlos. La autora Jumko Ogata opina sobre el racismo en la cultura:
“Los espacios de difusión cultural y, por supuesto, el gremio editorial, también están atravesados por sesgos y la opresión sistémica. En lugar de que las personas accedan a la publicación por su talento tiene que ver con quiénes son. Por eso el canon literario es en su mayoría hombres blancos, cisgénero y de una clase social alta, porque han tenido las condiciones para que se les publique”.
Así, el talento como el verdadero motivo que conforma la historia de la literatura universal queda en jaque cuando repasamos las condiciones estructurales de quienes escriben, siendo afectados por sus condiciones de raza, clase social, género y si tienen o no una discapacidad.
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Abdulrazak Gurnah utiliza la literatura para hablar de los efectos del colonialismo sobre los cuerpos racializados, donde los sistemas coloniales construidos desde el siglo XVI por potencias europeas demarcaron jerarquías sobre los cuerpos y, sobre todo, sistemas económicos, de conocimiento y culturales que beneficiaban la blanquitud.
Si bien se han llevado a cabo procesos de independencia de manera general, esto no significa el detenimiento de los efectos del colonialismo, pues las riquezas acumuladas por las potencias coloniales los ha beneficiado para construir mejores condiciones económicas, mientras que el sistema de jerarquización racial permanece creando en nuestras sociedades actuales éxodos por la pobreza y violencia, uno de los grandes temas del literato de Tanzania.
Por tanto, la reparación de daños es fundamental. Desde el lado de la literatura, según plantea la escritora Jumko Ogata:
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“Las personas que estén en puestos de poder deben tener la prioridad de publicar voces variadas de contextos diversos, que opten por darle oportunidades a personas de contextos históricamente excluidos y violentados. Necesitamos un esfuerzo porque haya personas de estos contextos no solo como escritores, sino como editoras, editores, en la distribución, en la dirección de espacios de difusión y como dueños de librerías.
“Realmente debe haber un cambio radical en cada una de las fases de la industria para que haya una oferta diversificada de la cultura y la literatura, y no solamente la obra de la élite privilegiada que siempre ha tenido el poder de narrar y compartir su creatividad, sus historias y su arte”.
Aceptar que el mundo de la cultura no es neutral ni separado de los sistemas de opresión es una herramienta de acercamiento cuidadoso hacia lo que consumimos. La obra del premio Nobel de Literatura es una muestra de cómo la ficción es capaz de dar cuenta de las condiciones injustas de desigualdad y de cómo los efectos del colonialismo no se extinguieron solo con el reconocimiento de estados nación independientes. Que sea un llamado a futuro para construir condiciones más justas en el medio cultural. N