¿POR QUÉ las personas no utilizan los beneficios de atención en salud mental, aun experimentando síntomas? Es una realidad que la salud mental se ha vuelto más visible que nunca; el estudio The impact of Covid-19 on mental, neurological and substance use services: results of a rapid assessment, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2020, detectó dificultades hasta en el 61 por ciento de los países encuestados con respecto a la atención en salud mental de sus poblaciones. Por otro lado, existen estimaciones de un incremento de hasta el 32 por ciento en las cifras de depresión y ansiedad en la población general.
Este escenario podría resultar ambivalente cuando por un lado se piensa en la importancia de la salud mental y, por otro, refleja un importante rezago de los sistemas de atención por priorizar esta área de la salud.
Algunos años atrás, un estudio por parte de la National Institute of Health (NIH) y la Organización Mundial de la Salud realizado en 2015 (Barriers to Mental Health Treatment: Results from the WHO World Mental Health Surveys) en torno a las barreras para la atención en salud mental (es decir, las razones por las cuales las personas acuden o no a servicios de atención en salud mental) identificó estos impedimentos en dos grandes variables: barreras estructurales y actitudinales.
Se realizaron dos cuestionarios que identificaron síntomas de algunas condiciones en salud mental, y las barreras percibidas en la atención. En cuanto a las causas estructurales se consideraron aspectos financieros, distancia e información sobre estos servicios, encontrados en mayor porcentaje en poblaciones jóvenes.
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Sobre las barreras actitudinales, estas fueron las más reportadas en al menos una barrera actitudinal del 96.3 por ciento de las personas que requieren algún tratamiento y no haberlo recibido. El 63.8 por ciento de las personas reportan como barrera actitudinal considerar que podrían manejar el problema por sí mismos (este segmento tuvo una variación de hasta el 66.5 por ciento de los participantes de síntomas por severidad), mientras que un 24 por ciento reportaron percibir el problema como no grave y un 16 por ciento finalmente consideraron que con el tiempo el problema se iría.
El incremento de las condiciones mentales asociadas con el aislamiento sanitario y el sentido de urgencia por modificar la estrategia de bienestar de las organizaciones podría contener algunas preguntas aún por explorar.
¿Contar con un beneficio mejora realmente el acceso? La base de una estrategia de salud mental organizacional requiere contar con un protocolo de identificación, recepción, manejo, egreso y continuidad de las actividades laborales para colaboradores de forma confidencial, clara y segura.
Algunas preguntas que pueden plantearse para evaluar los beneficios que ofrecen las compañías en bienestar emocional son:
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• ¿Estoy abarcando adecuadamente la promoción, prevención y atención al bienestar emocional?
• ¿Mis colaboradores conocen los alcances de mi programa de bienestar emocional?
• ¿El mecanismo de atención con el que cuento cubre todos los procesos, desde la identificación hasta la continuidad laboral de mis colaboradores?
Conocer en qué consiste la asesoría emocional, el mecanismo general de los procesos con que contamos y su confidencialidad incrementa la confianza de los colaboradores en torno a pedir ayuda.
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Si consideramos que nuestra meta es romper estas barreras desde las organizaciones, conviene considerar que las medidas deberán estar orientadas a dos fines específicos:
1. La promoción: creación de entornos de cohesión social, manejo del estrés y fomento de habilidades tanto cognitivas como emocionales que promuevan un mejor desempeño y cuidado de la salud mental
2. La prevención: eliminar conductas desfavorables para el entorno y el individuo como lo es la discriminación.
Es conveniente considerar que una adecuada estrategia de comunicación que establezca varios ejes de impacto como dar herramientas a los líderes, unificar mensajes sobre bienestar, salud e inclusión, establecer representantes internos de las medidas de cuidado, etcétera, podrían tener un impacto positivo en las poblaciones.
Finalmente, considerar que el acceso a cualquier servicio asistencial trae consigo barreras que podrían no resultar obvias. Contar con información clara sobre los alcances, actores clave y funcionamiento de los servicios es una dinámica suficientemente sólida para las estrategias de bienestar integrales. N
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Octavio Gascón es gerente de Salud Mental de Mercer Marsh Beneficios. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.