Una idea de un mexicano que radica en Estados Unidos busca cumplir el sueño de muchos programadores y tiene como meta apoyar el crecimiento económico de México al ofrecer ventajas competitivas, salariales y de vida a mexicanos inmersos en la tecnología y su desarrollo.
Hace unos treinta años, los mayores talentos de la India comenzaron a emigrar hacia Estados Unidos. Tiempo después, algunos de estos líderes volvieron a su país y crearon empresas que impulsaron su desarrollo tecnológico. Otros más se establecieron en Estados Unidos y comenzaron a ofrecer oportunidades a sus compatriotas, lo cual se tradujo en crecimiento económico y tecnológico para el país asiático.
Millones de mexicanos han hecho lo mismo que los hindúes desde hace años, con la salvedad de que la mayoría de nuestros compatriotas que buscan una mejor vida en el país del norte terminan trabajando en la ilegalidad y en empleos que la mayor de las veces les impiden desarrollarse y regresar a colaborar con el crecimiento de nuestro país; su aportación a la economía de México radica únicamente en las remesas que envían a sus familiares.
Conocedor del ambiente y la vida tecnológica en Estados Unidos, Jesús Salas, un emprendedor mexicano que vive en el espacio de coworking de Geekdom en San Antonio, Texas, creó una startup que tiene como objetivo impulsar los talentos en México y brindarles la oportunidad de desarrollarse en empresas que les ofrezcan los instrumentos necesarios para colocarse en posiciones competitivas.
Salas es uno de esos personajes que pocas veces vemos o conocemos. Como él, existen muchos programadores que militan detrás de cada una de las principales plataformas que utilizamos todo el tiempo. En las redes sociales, en el software de la oficina, en las aplicaciones con las que pedimos un taxi y en todos los demás sistemas que nos facilitan la vida.
Por supuesto, se trata de uno de los trabajos de moda, de los más destacados y, en los últimos tiempos, indispensables para acelerar cualquier industria. Una profesión muy bien valorada en el mundo, en algunos casos bien pagada y en otros no tanto como debería.
“Cualquier desarrollador talentoso que emigre a Estados Unidos podría triplicar su sueldo y obtener contratos que superan los 100 000 dólares anuales”, asegura Salas a Newsweek en Español.
¿Y por qué habría que importar talento mexicano?
Según un estudio de la organización Kauffman, 20 por ciento de las empresas de tecnología han sido fundadas por un inmigrante. En Silicon Valley, 43 por ciento de las empresas son fundadas por inmigrantes, esto hace que los dueños y socios se sientan proclives a contratar talentos de otros países. Es un secreto a voces que los líderes tecnológicos se encuentren luchando por una reforma migratoria con el objetivo de mejorar las facilidades y acortar los tiempos de aprobación de las visas estadounidenses.
Para entender los matices de las compras y comportamientos de los hispanos en Estados Unidos, la firma Nielsen encontró que estos se dividen en dos subgrupos: los que nacieron ahí y los nacidos en el extranjero. Pero no sólo hallaron similitudes en ambos subgrupos, sino también diferencias notables.
En tanto, el poder de compra de los hispanos es de más de 1.4 trillones de dólares —lo cual es un aliciente para la contratación de mexicanos con el objetivo de dar diversidad y en especial enfocarse en ese mercado hispano no nacido en Estados Unidos—, esto supone una gran ventaja para todas estas startups al enfocar más sus productos a otras culturas demográficas.
CodersLink se da a la tarea de buscar talentos a través de exámenes y filtros para programadores con más de dos años de experiencia, para conectarlos con empresas de tecnología en Estados Unidos que llegan a pagar sueldos de entre 50 000 y 150 000 dólares anuales. Con tal de garantizar la legalidad de su estancia, esta empresa se da a la tarea de ofrecer los servicios de concierge en trámites, obtención de visas, contratos, abogados, amén de resolver las necesidades familiares para vivir y trabajar en Estados Unidos, una vez que han sido contratados por estas empresas.
“Los talentos que hemos encontrado por medio de este programa han sido muy bien recibidos y valorados por las empresas de tecnología, incluso hemos tenido casos en los que tres empresas se interesan por un mismo talento”, cuenta Salas.
Ricardo Pérez, de veintisiete años y originario de la ciudad de Puebla, culminó su trámite de visa de trabajo y se casó el pasado mes de mayo para emprender este sueño. “Me voy con mi esposa, nos acabamos de casar para poder irnos a San Antonio, Texas, donde estaré trabajando como Senior Software Developer.”
Con cuatro años de experiencia en el desarrollo web, Ricardo comenta que en México hay capacidad para buscar competir con desarrolladores de otros países y grandes empresas de tecnología. “Hay que saber lo básico, tener experiencia, obviamente hablar inglés es importante, así como tener disponibilidad, saber trabajar bajo presión y en equipo”, añade Pérez.
Ricardo buscó en CodersLink el trampolín para emigrar al país del norte y poder colaborar con mejores herramientas, compartir intelecto y capacidad con otros equipos multidisciplinarios. Desde la entrevista con su próximo contratante, Pérez fue asesorado por el equipo de la startup para obtener la cita para la visa de trabajo.
“La mayoría de los mexicanos que están trabajando fuera acaban regresando a México a seguir con sus vidas”, comenta Salas. “Nosotros apoyamos al programador a que vaya y se enriquezca de experiencia, contactos y finalmente capital para que, al final de su proyecto, tenga la experiencia adecuada para abrir su empresa de TI en México.”
Y añade: “Los desarrolladores que se quedan trabajando en Estados Unidos ofrecen un gran impacto a la economía mexicana a través de las remesas. Ahora bien, las remesas provienen mayormente del talento en la industria agraria, imagínate si lo complementamos con talento mexicano en la industria de tecnología”.
No todo va a ser fácil, la tecnología y el talento han comenzado a poner su parte, pero falta que autoridades y empresas comiencen a invertir en mejorar las comunicaciones, los laboratorios y toda la infraestructura, así como a brindar mejores oportunidades para exportar más aplicaciones de tecnología y no solamente servicios o mano de obra.
La demanda existe y la tecnología continúa transformándose y creciendo. Aprovechar este tipo de oportunidades supone la punta de lanza para comenzar a vivir un sueño tecnológico en América Latina.