Eliseo Rosales vive en la delegación
Coyoacán desde hace 30 años. En esa demarcación política está su casa de
campaña. Miembro activo de su comunidad, participa en la organización
Ciudadanos sin partido, CIMPA, que impulsa el cumplimiento de los derechos humanos
y políticos entre la población.
Rosales decidió
postularse como candidato independiente por esta combinación de desilusión y
hartazgo que padecen muchos mexicanos. ¿La razón? La corrupción del gobierno y
su falta de compromiso real con los ciudadanos. En su opinión en el centro yace
“el glamour de la política”. Día antes que comenzara la veda electoral charló
con Newsweek en español y compartió
que, de llegar a la Cámara baja, quisiera remover la fachada de celebridad en
que se ha convertido la figura de diputado federal: “No puede ser que hasta
hace muy poco el Congreso de la Unión no fuera un sujeto de la ley de
transparencia. No solo esto sino que el promedio de días que trabaja un
legislador al año sea entre 80 y 90 días. El resto de la población tiene un
calendario laboral oficial: de entre 240 y 260 días”.
Egresado de la
carrera de Derecho, Ciencia Política y Administración Pública que cursó en la
Universidad Iberoamericana, el también doctor en Administración Pública por la
Universidad Anáhuac, Rosales dice que añora ver el día en que en este país,
como sucede en muchos otros, “los legisladores lleguen a trabajar en metro o en
un coche normal, al menos, y que tengan una casa decorosa solamente. Ser
senador, diputado o alcalde no debe ser sinónimo de que ‘ya la hiciste’”. Es
por tal razón que está convencido de que es necesario que los ciudadanos no
tengan lazos partidistas ni agendas alternas para ocupar un cargo de elección
popular. Para que así “lleven las verdaderas inquietudes ciudadanas a los
espacios de toma de decisiones; y que la política deje de ser farándula”.
La delegación
Coyoacán es la quinta más poblada de la capital y Rosales compite por el
neurálgico distrito 24 que está conformado por 78 colonias cuya gama va desde
las unidades habitacionales de la CTM Culhuacán hasta la colonia Country Club.
El análisis que
el candidato independiente me dio hace unos días sobre sus competidores –abanderados
por partidos de tradicionales y nuevo sellos ideológicos– es simple: todos
vienen de la misma carrera política partidista y “saltan de un partido a otro
con tal de ocupar nuevos puestos de elección popular”. Quien contiende por el
PAN estaba en el PRD, quien contiende por el PVEM estaba en el PRI y quien
contiende por Encuentro Social estaba en Nueva Alianza. Eso, aunado a que
algunos de ellos no son originarios del DF ni mucho menos de Coyoacán.
Pros
y contras de ser independiente
“La figura del candidato
independiente sigue muy disminuida y con poca equidad en la contienda
electoral. No es casual que en el DF, que es una ciudad politizada, en donde en
teoría los ciudadanos tienen más participación, solo dos lograron registrarse
como aspirantes y, de esos dos, uno sí pasó y el otro se encuentra embroncado
en un proceso judicial porque le faltaron 16 credenciales”. Eliseo Rosales se
refiere a esas credenciales de elector que, por años, nos han enseñado a no
prestar, perder ni mucho menos vender a nadie. Las misma que los independientes
que aspiran a una candidatura deben pedir prestado para recabar oficialmente
firmas de ciudadanos comunes, de casa en casa, y conseguir un total que
represente el dos por ciento del electorado de la demarcación que buscan
representar. Todo con sus propios recursos. “Todo el entramado del antes IFE
hoy INE se ha dedicado a decir ‘tu voto es libre y secreto y no le prestes tu
credencial a nadie’. Y resulta que a nosotros nos imponen como requisito el
pedirte tu credencial”. En consecuencia, aunque la gente quiera firmar, muchos
se quedan a medias: “evidentemente la gente desconfía. Y muchos solo se quedan
en los buenos deseos”.
De acuerdo con
Javier Aparicio, investigador del CIDE, en efecto “hay trabas de acceso como el
tener que crear una asociación civil, y varios requisitos muy superiores a los
que se le pedirían a un partido político”. Tan solo hace falta analizar que la
ley estipula que “se necesitan más firmas para registrar a un candidato
independiente a la Presidencia, que para registrar a un nuevo partido político,
y eso ya es extraño”, señala el experto en sistemas electorales y
financiamiento de campañas.
A diferencia de
los partidos políticos que tienen un representante directo ante el INE, los
independientes se encuentran a la deriva y con fallas de comunicación. A causa
de esto, afirma Rosales, “nos andamos preguntando todo entre nosotros… que si
ya llegó la notificación de la fiscalización, que mañana tenemos que entregar
esta información y este reporte. Y la verdad es que no tenemos un equipo de dos
mil personas, es una labor difícil”.
La máxima
autoridad electoral pone una serie de trabas sino intencionales, sí por falta
de información y consecuencia de una legislación malograda. El candidato a
diputado federal considera que el árbitro electoral no está tomando las
decisiones para generar las mejores condiciones de competitividad electoral:
“Todo se les va en ‘a mí no me digas, díganle a él, ve con ellos, eso no nos
corresponde’. Es una trampa de las de este país”.
Como ejemplo, él
menciona que no le han entregado el padrón para que él pueda hacer uso de su
franquicia postal. “Tengo esta herramienta pero la autoridad no le da
continuidad y no me facilita su uso”, asegura. Entre otras fallas
administrativas, esto orilla a los candidatos independientes a valerse, muy
literalmente, por sus propios medios.
“El INE está
aprendiendo en un clima propicio para aprender. Por ejemplo, están haciendo
foros para análisis de plataformas políticas y yo me acerqué y le dije al
presidente consejero ‘aquí debe estar un independiente, si nos piden una
plataforma’ y me responden ‘no, es que ustedes ya van a hacer debates en sus
distritos’. Pero eso ya está por ley. Yo no le voy a pedir lo que está en la
ley, eso se lo exijo, pero lo que yo digo es que nos deben incluir, y no digo
que sea yo, y sino quieren invitar a un independiente que sea un especialista
que le dé voz a los independientes. Lo único que pido es que nos traten como un
actor mas en la contienda. Y la realidad es que para la autoridad electoral
muchas veces pasamos inadvertidos.”
Otra de las decisiones
puramente administrativas con las que han tenido que lidiar es con la falta de
difusión que se hizo de la figura de candidato independiente en las
precampañas; de acuerdo con la ley, no se debe hacer difusión de ningún
candidato independiente pero Rosales es de la opinión de que “sí debió haber
difusión que informara a los ciudadanos sobre la figura nueva de candidato
independiente y en que consiste. Yo creo que a eso si teníamos más que derecho
nosotros, pero sobre todo la gente que vota”.
Recursos
escasos
Los candidatos independientes no
reciben financiamiento público. De acuerdo con el investigador del CIDE “lo que
sí reciben es un poquito de acceso a medios. Dos por ciento de los spots de
radio y televisión va a ser repartido entre todos los candidatos independientes
a diputado federal. Pero es una prerrogativa muy limitada”.
En 23 millones de
pesos se fijó el presupuesto oficial que se le otorgaría a los candidatos
independientes. Coincidentemente, el total de independientes registrados en
esta jornada electoral son 22. A cada candidato le correspondió poco mas de un
millón de pesos para todos sus gastos de campaña pero si fueran más los mismos
23 millones se repartirían equitativamente.
“Esto es un
problema en dos sentidos, que los candidatos independientes se están
enfrentando a candidatos partidistas que no solo reciben financiamiento público
legal y financiamiento, en muchos casos, ilegal”, apunta Javier Aparicio. Rosales
concuerda con tal apreciación: “lo que yo podría juntar, sin violentar la ley,
son 400 mil pesos. La ley es así, entonces claro que los partidos están más que
invitados a violentarla”.
Resulta entonces
que el problema de escasez de recursos para los independientes les obliga a
estirar su presupuesto al máximo y a recurrir a estrategias de muy poco
alcance: tocar de puerta en puerta, hacer reuniones vecinales, pláticas,
volantes, etcétera. A toda vistas una batalla desigual frente a las campañas de
los partidos consolidados que disponen de spots televisivos preacordados y partidas
ventajosas. “Sí es un dilema porque el otro lado de la ecuación es que, si
quisiéramos candidatos independientes con mas recursos sería algo oneroso
también, ¿cuántos candidatos habría que subsidiar?, ¿cuáles serían los
montos?”, inquiere el autor de la columna “Los mismos de siempre” que se
publica en el periódico El Economista.
El problema
descansa en que la normatividad está diseñada para partidos político y ese
diseño “se traspoló a la figura de candidato independiente, cuando no son lo
mismo. No deben tener la misma estructura”, considera Rosales.
Por su parte,
Aparicio precisa que la legislación tiene aún muchos recovecos en donde no
caben muy bien los candidatos independientes, por ejemplo en temas de
fiscalización: “tradicionalmente no se fiscalizan los gastos de campaña de un
candidato, se fiscaliza toda la campaña y el sujeto responsable es el partido
político que a su vez tiene una estructura para comprobar gastos. El candidato
independiente tiene que hacer todo este esfuerzo de demostración solo, mientras
que un candidato partidista descansa en la estructura de su partido para que
lidiar con las finanzas y demás”. Pese a los obstáculos, el investigador de la
División de Estudios Políticos del CIDE afirma sin dudar que la figura de
candidaturas independientes son una novedad saludable para la democracia
mexicana. Y que generan, por lo menos, condiciones distintas en la contienda
electoral: “Independientemente de si ganan o no, sí pueden introducir elementos
novedosos a la campaña. Tal vez serán los aguafiestas que quitarán votos a los
partidos, pero todo eso está bien, es parte de y es un buen incentivo para que
los partidos hagan mejores campañas”. Desde luego, al ser figuras nuevas,
también representan una piedra incómoda en el zapato para todos. Comenzando por
los partidos políticos. “Es posible que los partidos impugnen a muchos
independientes si los sienten como una amenaza”. Ello solo demuestra la falta
que hace una sacudida en los procesos democráticos en México, que con novedades
como esta ven movido el terreno.
Para hacer mas
justa la contienda, Javier Aparicio propone “subir los topes de gastos de
campaña y llevarlos a la realidad y exigir la correcta demostración de los
gastos, porque ahorita son muy bajos, muy poco realistas y lo que hacen los
candidatos partidistas es que los superan y disfrazan muchos gastos. Algo que
los independientes no pueden hacer, y entonces se genera un ambiente muy
injusto”.
Le inquiero a Eliseo Ramos si,
después de todo lo que ha sorteado, considera que con el presupuesto que le fue
otorgado se puede hacer una campaña digna y competir verdaderamente en una
elección. Me responde que muchas de las decisiones que su equipo y él tomaron a
diario se basaron en el aprovechamiento inteligente de los recursos a su
disposición. Seguro de que, con poco, están haciendo una labor más digna que la
de muchos partidos políticos que, sin reparo, han rebasado todos los topes
establecidos. Él está seguro de que poco a poco los independientes se irán
ganando la confianza de gente que ya está harta de las tradiciones ancestrales
partidistas.