Las ciudades del futuro son ciudades en las que los habitantes puedan desarrollarse
plenamente y de manera solidaria. Los retos del cambio climático obligan
a repensar y cambiar las formas en las que se vive en estas.
EL AUMENTO de temperaturas, deslaves, inundaciones, islas de calor, socavones, sequía y la falta de agua son algunos de los efectos que México ha presenciado en los últimos años por el cambio climático. Las políticas y decisiones actuales para contrarrestar estos efectos podrían ser demasiado lentas; las ciudades continúan creciendo en términos de extensión y población, por lo que requieren de mayores recursos. Es necesario que los líderes políticos comiencen a insertar en su agenda política la planeación de ciudades inteligentes para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y apoyar a reducir estos efectos.
En este contexto, la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad organizó el “Encuentro entre mujeres: redefiniendo la política”, en el que participó la Dra. Louise David, presidenta de la Alianza para la Regeneración Urbana, ofreciendo un taller para formular agendas del futuro centradas en las ciudades inteligentes. Para la Dra. David, a nivel municipal, estatal y federal, los retos de las ciudades inteligentes se deben integrar en las agendas urbanas, ambientales, sociales y económicas. El desafío para los líderes políticos es adoptar una visión territorial de estas problemáticas y preguntarse: “¿Cómo reorganizar el territorio de cada ciudad para aprovechar mejor el suelo y los recursos naturales generando ciudades más compactas, equitativas y sustentables?”
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A nivel local los retos estarán en la gestión del agua, la movilidad y producción de vivienda social, pues en México las necesidades en estas áreas son enormes. Para definir buenas agendas, los gobernantes deben preguntarse si sus proyectos van a contribuir a que los habitantes puedan moverse más fácilmente o si mejorarán el acceso a servicios que, a su vez, puedan promover un estilo de vida más sustentable. En este sentido, para Louise David, los políticos no deben tener toda la responsabilidad; la participación ciudadana es vital para que las ciudades enfrenten los retos del cambio climático porque cada ciudad y cada barrio tienen problemáticas distintas que se mitigan con soluciones diferentes. Por ello, es importante contar con todas las voces para identificar los márgenes de maniobra e involucrar a la ciudadanía.
Fomentar la participación de la ciudadanía es posible si los gobiernos comienzan a mejorar el acceso a la información produciendo contenido pertinente de los retos que se enfrentan. También es importante implementar campañas de sensibilización de los retos del cambio climático a través de programas en escuelas, concursos de ideas o talleres didácticos y lúdicos. Los gobiernos locales también deben crear diagnósticos participativos y mesas de trabajo para generar acuerdos multisectoriales entre empresas, ciudadanos y gobierno para encontrar soluciones que se adecuen a todos los intereses.
A medida que el cambio climático avanza y que surgen nuevos retos como la pandemia por covid-19, la resiliencia ambiental se vuelve clave. Ante ello, la Dra. David apunta que las ciudades deben de contar con un atlas de riesgo en el que la sociedad civil, académicos y empresas aporten sus puntos de vista e informen sobre lo que pueden hacer para prevenir riesgos. Dentro de la resiliencia pospandemia se debe de tomar en cuenta la vulnerabilidad de las poblaciones según la ubicación de los asentamientos y de las clases socioeconómicas para poder brindar estrategias de mitigación y de adaptación.
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La pandemia resaltó la importancia de mejorar los espacios públicos y la habilidad para convivir en ellos. Las ciudades están diseñadas alrededor de los automóviles, pero deben de planearse alrededor de una red de espacios públicos para que los habitantes puedan vivir en entornos saludables con distancias sanas. Es decir, resignificar el espacio público a partir del ciudadano.
Para poder imaginar una agenda de ciudad del futuro será necesario apostarle a la educación y a la innovación. Por ejemplo, en el ámbito del agua a través de mecanismos de captación de agua pluvial, o tratamiento de aguas negras. En el área de movilidad, a través de mayores ciclopistas, transporte público sustentable y vehículos eléctricos. Descubre más sobre las ciudades inteligentes consultando la Alianza para la Regeneración Urbana o la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad. N
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María José Salcedo es coordinadora de Proyecto México Fundación Friedrich Naumann para la Libertad. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.