Uno de mis sueños desde que tengo memoria ha sido tener una gran familia, disfruté mucho de mis hermanas y hermanos mientras crecía, la complicidad que compartimos y las muchas aventuras que vivimos juntos son hoy de mis mejores recuerdos.
Tuve mi primera hija hace seis años, y mi plan desde entonces era no esperar más de dos años en realizar otro pedido a la cigüeña. Pero los planes cambian y entre la crianza, el trabajo, los viajes y muchos factores más esto se fue posponiendo, hasta que por fin lo decidí. Y parecía que solo bastaba eso o que eran tantas las ganas que tenía que en cuanto puse mi atención en ello bastó casi que un solo intento para embarazarme.
Muchos achaques, parecía que este embarazo era completamente distinto al primero; ahora me quedaba dormida en todos lados, tenía náuseas y mareos, al fin estaba pasando la pesadilla del primer trimestre y fue Justo cuando cumplí 4 meses que inició la cuarentena por el virus COVID 19, para todos un gran cambio y para mi lo que sería uno de los retos más grandes.
Aun cuando se modificaban los semáforos de emergencia en la ciudad yo decidí quedarme en casa por ser población de alto riesgo, mientras sobrevivía con malabares entre el homeschooling de mi hija, las hormonas y la ansiedad de la incertidumbre en medio de una pandemia mundial, sentía que perdía la cabeza.
Me enteré que sería niño, no tenia ropa de embarazo ni de recién nacido, y claro que me daba miedo salir , así que, cómo mucha gente durante esta pandemia me inicié en las compras en línea. No podía controlar lo que sucedía afuera , entonces decidí hacer las pases con la incertidumbre, me concentraba en pensar en el futuro porque me llenaba de ilusión que mi bebé estuviera tan cerca de llegar a mis brazos. Encontré un hospital y en agosto, por fin llegó el día de la cesárea programada. Entré y de inmediato me pasaron a preparar , por protocolo me hicieron una prueba de sangre de antígenos del virus.
Después me colocaron en la camilla y me llevaron al quirófano, eran las 8 de la mañana, mientras me colocaban la anestesia local y el doctor me explicaba el procedimiento , una enfermera entró a la sala y les pidió a todos que salieran, excepto el anestesiólogo , no entendía bien qué pasaba pero sabía que algo no estaba bien. Unos minutos después también salió , recuerdo que ya no sentía mis piernas, escuchaba voces a través de la puerta, entonces entró el doctor, después de preguntarme si había estado en contacto con casos positivos me dio la noticia : tenía COVID. Tenía covid y 38 semanas de embarazo , 5 meses sin salir de casa y ahora la mitad del cuerpo dormido.
Tardaron casi media hora en regresar cubiertos de equipo de protección, hicieron el procedimiento , sacaron al bebé y comenzó la discusión sobre a dónde llevarnos, por suerte unos minutos después puse sentir el calor de su cuerpo en mi pecho, nos cubrieron con una especie de cápsula especial y nos llevaron a la zona covid del hospital, al llegar a la habitación la enfermera se encargó de bañarlo y lo colocaron en una incubadora al lado de mi cama, no podía dejar de verlo.
Las visitas no estaban permitidas , éramos sólo los dos y el personal médico. Llegaron de nuevo a realizarme la toma de PCR, la prueba tardaría varias horas en dar resultados en el Inter me mantenían con mascarilla y monitoreo constante, recuerdo que a pesar del cansancio esa noche no pude dormir el bebé ya estaba en un cunero a mi lado y el subir y bajar lento y suave de su respiración fue el foco de mi atención todas esas horas. A la mañana siguiente los resultados estaban listos; era negativo, todo indicaba que había tenido el virus asintomático semanas atrás y que mi cuerpo había desarrollado antígenos y por fortuna, el bebé también.
En unas semanas se cumplirá un año de qué pasó esto y hoy sonriendo puedo contar esta historia y con toda honestidad decir que valió la pena, que he aprendido que a pesar de que casi nunca salen las cosas como las tenemos planeadas, cuando te concentras en lo importante a veces funciona más soltar que agarrar con fuerza, más cuando no está en nuestro control. Hoy me enfoco en agradecer que estamos bien, vivos y con salud y en qué, sin importar lo que pase estamos juntos.