DE ACUERDO CON GUSTAVO GARZA GARCÍA, profesor de la EGADE, hace unos días la Junta de Gobierno del Banco de México decidió por unanimidad reducir la tasa de interés en 25 puntos base para ubicarla en 4.25 por ciento, probablemente el último recorte del año. En la minuta de política monetaria, la Junta de Gobierno mencionó que la toma de decisiones en el futuro dependerá de la evolución de la inflación y sus expectativas, dejando a un lado la discusión de la debilidad de la demanda agregada. De hecho, dos de los cinco miembros indicaron que no existe espacio para continuar reduciendo la tasa de interés en estos momentos debido a riesgos al alza en inflación. Otros dos miembros sugieren que, debido a la debilidad de la actividad económica, se pudiera recortar la tasa aún más, si bien no en estos momentos. Por último, un miembro parece no estar tan convencido de la posibilidad de continuar con política monetaria acomodaticia.
Así, creemos —siguiendo a Garza García— que las minutas muestran un mensaje menos dovish que el anterior. Pensamos que Banxico dejará la tasa en 4.25 por ciento en lo que resta del año. Sin embargo, es probable que continúe con la política monetaria acomodaticia en el 2021.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó el indicador de confianza del consumidor del mes de septiembre, el cual registró una caída de 19.9 por ciento. Lo anterior representó diez meses consecutivos de caídas anuales. En el interior, la situación del hogar actual disminuyó 21.2 por ciento anual, la situación económica anual cayó 32.1 por ciento, mientras que las posibilidades de compras se contrajeron 32.8 por ciento. El indicador hacia futuro también mostró decrecimientos importantes. La situación familiar esperada cayó 8.7 por ciento, mientras que la situación económica del país en el futuro disminuyó 14.8 por ciento.
El indicador registró una recuperación con cifras ajustadas por estacionalidad al crecer 3.1 por ciento comparado con el mes de agosto. Así, la confianza del consumidor registra cuatro meses consecutivos de crecimiento. En el interior del indicador todos los componentes registraron incrementos, resaltando el aumento de la situación de los hogares en el futuro, el cual presentó una expansión de 4.5 por ciento mensual.
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Siguiendo a Garza García, la confianza del consumidor comienza a recuperarse a la par de la reactivación de la actividad económica en el país. Asimismo, la recuperación del 65 por ciento de los empleos formales perdidos está acelerando el consumo privado. Sin embargo, el índice permanece en niveles inferiores al mismo periodo de 2019, y aunque esperamos una recuperación, creemos que se dará a un ritmo moderado. Lo anterior, debido a que esperamos que los empleos se recuperen en su totalidad en un periodo de tres a cuatro años.
¿Y LOS INDICADORES DE INVERSIÓN?
El Inegi publicó las cifras de inversión fija bruta para el mes de julio y registró una contracción de 21.2 por ciento anual. En el interior, tanto la inversión en construcción como la de maquinaria y equipo se redujeron sustancialmente en 23.7 y 18 por ciento anual, respectivamente. Dentro de la inversión en construcción, la residencial y no residencial (relacionada con obras de infraestructura) también cayeron fuertemente en 21.7 y 25.8 por ciento, respectivamente.
Ajustando las cifras por estacionalidad, se observó cierta mejora en la inversión al registrar un crecimiento mensual en julio de 4.4 por ciento (el segundo mes de expansión). Así, la tendencia mejoró, ya que el crecimiento trimestral anualizado pasó de -75.4 por ciento en el segundo trimestre del año -46.4 por ciento en julio. Las tendencias de la inversión en maquinaria y equipo en construcción registraron cifras similares.
Así —señala Garza García—, autor a quien seguimos, si bien se observó cierta mejora en los indicadores de la inversión, permanece muy por debajo de lo observado en años anteriores. La persistente caída de inversión perjudicará la tasa de crecimiento potencial del país en el mediano plazo. Por ello, esperamos que la economía nacional se recupere en seis años más. Es decir, que el PIB de 2018 apenas se alcance en el año 2026. La debilidad de la inversión se debe principalmente a la falta de certidumbre de los inversionistas por algunas políticas públicas, las altas tasas de interés que se observaron en los últimos años, y la incertidumbre global que persiste a raíz de la pandemia. Por el lado positivo podemos esperar cierta recuperación de la inversión en el sector manufacturero debido a la implementación del T-MEC.
El Inegi publicó el Índice Nacional de Precios al Consumidor en septiembre, el cual se ubicó en 4.01 por ciento anual. Así se rompen cuatro meses consecutivos de alzas en la inflación. Lo anterior debido a la desaceleración del componente no subyacente, el cual se ubicó en 4.01 por ciento (4.3 en agosto). En contraste, la inflación subyacente permaneció sin cambios al ubicarse en 3.99 por ciento. De hecho, la inflación de los servicios y las mercancías no registró cambios sustantivos. Por otro lado, la inflación de los productos agropecuarios continúa elevada en 8.2 por ciento. Pero, como dice el dicho, hay mentiras y estadísticas.
Así, si bien la inflación registró cierta desaceleración, Garza García de una manera excesivamente positiva considera que la elevada inflación subyacente indica que no existe espacio para continuar reduciendo la tasa de interés. Esperamos que la tasa de interés objetivo termine el año en 4.25 por ciento y que la inflación se ubique en 4 por ciento a finales de 2020.
OTROS INDICADORES
El Instituto Mexicano de Ejecutivo en Finanzas (IMEF) publicó los indicadores manufactureros y de servicios para el mes de septiembre con resultados mixtos. El indicador manufacturero se ubicó en 48.1 puntos, es decir, en contracción (niveles inferiores a 50 puntos indican una contracción). Así, se ligan 17 meses consecutivos de caídas. En contraste, el indicador de servicios se ubicó en 50.5 puntos, es decir en expansión por primera vez desde agosto de 2019. De hecho, en el mes de septiembre se registró un crecimiento anual de 1.9 por ciento, el primer crecimiento positivo desde enero de 2020.
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Con cifras ajustadas por estacionalidad, el indicador manufacturero registró un crecimiento de 1.10 por ciento mensual, si bien el indicador se mantuvo en contracción (46.4 puntos). En el interior, solo dos rubros se encuentran en expansión: la entrega de productos y el tamaño de la empresa. En contraste, el empleo manufacturero (49.1), los inventarios manufactureros (45), la producción manufacturera (47.73) y los nuevos pedidos (47.73) se mantuvieron en contracción. El indicador de servicios, con cifras ajustadas por estacionalidad, se incrementó 2.6 por ciento mensual; sin embargo, se mantuvo en contracción (49.3 puntos). En el interior, todos los subíndices registraron una expansión, destacando el fuerte crecimiento de nuevos pedidos, los cuales crecieron 5 por ciento de agosto a septiembre. Asimismo, la producción y empleo registraron tasas de crecimientos mensuales de 2.2 y 2.4 por ciento, respectivamente.
Los indicadores del IMEF presentan datos mixtos. Mientras que el sector manufacturero continúa en contracción, el sector servicios se recupera de una manera más acelerada. Esperamos que ambos indicadores se ubiquen en expansión pronto debido a la reactivación de la economía doméstica y mayor dinamismo de la economía estadounidense, la cual tiene un papel importante en el impulso del sector manufacturero nacional.
Y son datos extraños, pues se supone que con la firma del T-MEC —decimos nosotros— la industria manufacturera debería encontrarse en periodo de expansión en México, tomando en cuenta que muchas cadenas de valor tienen parte de su ensamble en México y lo lógico es que crecieran, pero no hay que olvidarse de la competencia vietnamita, la china y la de otros países latinoamericanos, lo que explicaría en parte el estancamiento del sector manufacturero. Pero son malas noticias en un sector que debería estar trabajando al 100 por ciento, pues de él dependen aproximadamente entre 10 y 15 por ciento de los empleos formales. Que México se saliera de las cadenas globales de valor tendría efectos perniciosos sobre la industria mexicana, pues virtualmente estaríamos saliendo de la economía global. N
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Xavier Ginebra Serrabou es maestro y doctor en derecho económico, profesor investigador de las facultades de Derecho, Negocios y de Políticas Públicas de la Universidad De La Salle Bajío y miembro Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.