Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea han cambiado la forma en que nos comunicamos, ya sea en términos personales o profesionales. En una primera mirada, estas herramientas han beneficiado la comunicación, pero, en el fondo, al parecer está sucediendo todo lo contrario.
Por ejemplo, en el uso de WhatsApp se han identificado por lo menos tres formas que empobrecen la comunicación: impide tener una conversación fluida e ininterrumpida aquí y ahora, el silencio de la otra persona crea ansiedad y se está utilizando como sustituto de la conversación.
Lee más: Los perros y la salud de la población
¿Qué síntomas padece quien es adicto al WhatsApp? ¿Qué está haciendo la ciencia para combatir esta adicción? ¿De qué manera puede usarse correctamente esta aplicación? A estas y otras preguntas responde Manuel Chaparro, CEO de renda.soy y especialista en temas económicos y arrendatarios, en el siguiente video.