¿Qué podría suplir –en cierta medida- a las ganancias del
petróleo? Este es el problema que el fallecido Rey Abdalá quiso solucionar con
una nueva ciudad, la cual, hoy se construye en medio del desierto y supone esperanzas
para garantizar el futuro del reino cuando el petróleo se termine.
Ubicada entre el mar Rojo y el inicio del desierto, la llamada
Ciudad Económica del Rey Abdalá, KAEC por sus siglas en inglés, está proyectada
para alojar a más de 2 millones de personas, las cuales, según el sitio bbc.co,
constituirán una nueva generación de sauditas que buscarán un estilo de vida
similar al que llevan cuando salen a estudiar al extranjero.
“Estas edificaciones serán utilizadas en un 65% por una
población menor de 30 años. Y tenemos unos 200 mil sauditas estudiando fuera
del país. Inevitablemente, ellos van a querer cambiar las cosas cuando
regresen”, dijo Fahd Al-Rasheed, director del proyecto de las nuevas
ciudades.
Expertos que han analizado el proyecto explicaron que las nuevas
demandas sociales revolucionarán la forma en que el país se desarrolla.
La expectativa es que esta nueva ciudad, de más de 112
kilómetros cuadrados, crecerá más que Washington DC y tendrá un costo
aproximado 100 mil millones de dólares –la mayoría proveniente de un fondo
privado-.
Cabe mencionar que la urbe es parte de un proyecto que prospecta
cuatro ciudades del tipo, pero hasta ahora solo se cuenta con un avance del 15
por ciento.
Otro de los objetivos de la KAEC es alojar al que se
convertirá en uno de los puertos más grandes del mundo que evite utilizar a
Dubai como centro marítimo del país.
“No queremos competir con el puerto islámico de Yeda,
pero sí queremos algunos negocios de Jebel Ali en Dubai. Y lo queremos porque
contamos con un sistema más rápido de proceso de descarga que ellos”, dijo
a la BBC Rayan Bukhari.
“La carga que llega al puerto será llevada directamente
a la capital a través de un puente terrestre”.
También habrá una nueva estación de trenes que será conectada
con las dos principales ciudades espirituales del mundo musulmán: la Meca y
Medina.
La estación, que fue diseñada nada más y nada menos que por
el arquitecto británico Norman Foster, ayudará a buscar la visita de turistas
religiosos a la ciudad.