Por Meghan Bartels
Es la temporada de leer carretadas de resúmenes de fin de año, aprovisionarse de champaña y planear propósitos idealistas que inevitablemente romperás un par de semanas de iniciado enero; así es, ya viene el Año Nuevo. Pero ¿por qué? El nuevo año tiene que empezar en algún momento, pero ¿por qué elegir el 1 de enero?
Al contrario de las estaciones o ciertas festividades, las cuales están vinculadas a fenómenos astronómicos, el Año Nuevo es un artefacto puramente humano. Por supuesto, refleja un hecho astronómico real: la Tierra recorre una órbita completa alrededor del sol cada 365.25 días; pero no hay nada celestialmente especial el 1 de enero; el 6 de marzo o el 24 de agosto también podrían usarse para lo mismo.
La mayor parte del mundo usa el calendario gregoriano, el cual fue establecido por el papa Gregorio mediante una bula papal en 1582. El esquema estaba pensado para resolver algunos problemas litúrgicos alrededor de la fecha de la Pascua. El calendario se adoptó gradualmente, provocando una serie de discrepancias como, por ejemplo, que Italia se convirtiera en 1582, Inglaterra en 1752, y Rusia en 1918.
Pero la raíz de celebrar el nuevo año el 1 de enero va más allá de la cristiandad. Julio César, en 46 a.C., se adjudicó la tarea de tratar de resolver el calendario romano profundamente complicado, y su solución, la cual se mantuvo a pesar de su asesinato, incluía comenzar el año el 1 de enero. Ello se debió en parte por quien le dio el nombre aianuarius (forma en latín deenero), el dios Jano, quien supervisaba los comienzos.
Pero después de que la cristiandad se hizo popular, Europa vio muchos siglos de reacciones violentas en contra de las tradiciones llamadas paganas, como aquellas establecidas por César. Así, fechas como la navidad y el 25 de marzo, también conocido como el Día de la Anunciación a María, se usaron oficialmente para celebrar el nuevo año, aun cuando el 1 de enero todavía era un día popular de celebraciones menos formales y recuperó su estatus tras la reforma de Gregorio.
Por supuesto, el 1 de enero todavía no ha conseguido un estatus de exclusividad como el primer día del nuevo año. En China, el nuevo año se celebra entre el 21 de enero y el 21 de febrero con base en el ciclo lunar. El calendario hebreo comienza en el otoño. Los habitantes precristianos de Bretaña usaban el solsticio de invierno. Toda opción cumple con el cometido.
A pesar de que todos nos sentimos cómodos con el calendario como está actualmente, a algunos todavía les gustaría verlo cambiar. Un par de hombres han pasado más de seis años cabildeando por un calendario modificado que mantendría el 1 de enero como el primer día del año, pero terminaría el año después de un número redondo de semanas. Posiblemente pegue tan bien como tus propósitos.
—
Publicado en cooperación conNewsweek / Published in cooperation withNewsweek