México es una escuela, una escuela de nivel preparatoria con esperanzas de ser una prestigiosa universidad, con alumnos emprendedores y exitosos egresados. México quiere crecer y convertirse en una empresa con directores capaces y mundialmente reconocidos.
Cada generación que sale de nuestra escuela se va con la esperanza de crecer y de realizar nuevas empresas intelectuales. Como estudiantes de preparatoria nos mueve la idea de cambiar el mundo, de hacer revoluciones, de ir en contra de la corriente y de encontrar maneras distintas de manejar la escuela. Pero como mexicanos nos encontramos estampados frente a un enorme muro de concreto cada vez que pensamos en cambiar la situación; estamos tan acostumbrados al desastre que se nos han acabado las ideas o, al menos, se nos han terminado las ganas de pensarlas.
En esta preparatoria llamada México estudian 122.3 millones de alumnos. Estos intentan superarse día con día y, como en todas las escuelas, están los alumnos que sobresalen: algunos por actos buenos y otros no tanto.
En el Anuario Newsweek 2014, que usted tiene en las manos, reconocemos a los mexicanos más destacados, a los que se esfuerzan por sacar adelante la escuela y darse un nombre y un lugar frente al resto del mundo.
Pero también mencionamos a los personajes que, aun teniendo la oportunidad de cambiar y mejorar, han decidido no hacerlo. Vamos a hablar de ellos porque no podemos quedarnos callados, porque sería utópico pensar que solo existen los mexicanos trabajadores y honestos.
En la sección titulada Antipremiosmencionamos, con ironía, a quienes en verdad lo merecen. Porque no engañamos a nadie hablando solo de los destacados, también debemos reconocer que hay mexicanos indolentes. Mexicanos reprobados. Y los mencionamos porque duele pensar que sostienen cargos públicos.
Este año se gradúan miles, pero solo los más estudiosos representan sus áreas. Los estudiantes que dan la cara por México ante las demás escuelas están en estas páginas junto con las historias que los trajeron a ellas, algunas más complicadas que otras, pero todas llenas de éxito.
Para algunos fue un gran año, lleno de triunfos que van desde una prótesis que lee los estímulos de la piel, inventada por Luis Armando Bravo Castillo, hasta los modernos avances en informática social de Andrés Monroy, pasando por las 150 victorias de la raquetbolista Paola Longoria y el triunfo culinario de la chef Martha Ortiz. Sin olvidar, desde luego, los exitosos proyectos arquitectónicos de Michel Rojkind y la importante lucha por los derechos humanos de Alejandra Ancheita.
En materia artística fue un año caracterizado por los logros musicales de la compositora Esperanza de Velasco, por la galardonada película de Diego Quemada-Diez, por el triunfo en escenarios de Elisa Carrillo, así como por la literatura de Damián Comas, el arte plástico de Damián Ortega y la asombrosa fotografía de Christian Vizl.
Por otro lado, hablamos de Miguel Ángel Osorio Chong y de su política, del ejemplo en el ámbito de negocios de Eugenio Perea y de los avances en materia de salud de Jorge Cueto García. No pasamos por alto la preocupación ecológica y medioambiental de José Vargas, así como el inmenso trabajo de servicio y regeneración social de la fundación Reintegra.
Asimismo hacemos mención de la juventud mexicana y de cómo el ejemplo de los ya graduados ha forjado el camino para esta nueva generación de jóvenes interesados por seguir sus pasos, o bien, por romper sus esquemas. Por aprender o enseñar a México. Estos jóvenes —médicos, artistas, escritores, bailarines, arquitectos, políticos, músicos, ingenieros y empresarios— forman el kínder de la escuela México y son la esperanza que guía nuestro futuro.
A veces los mexicanos somos necios y estamos cegados por una negación colectiva —y bien fundada—, no creemos que tenemos el potencial para ser la mejor escuela del mundo. La mayoría del tiempo somos negativos con respecto a nuestra escuela y no sabemos ni reconocemos que hay muchos que trabajan en nombre de todos nosotros.
Todos los días vemos que las páginas de periódicos y revistas se encuentran repletas de noticias de corrupción y contrabando; de narcotráfico, de muertes trágicas e impunidad; notas que en su mayoría son decepcionantes y en las que los mexicanos no aparecen, tristemente, más que muertos o matando. Por eso creemos que es hora de abrir un espacio para quienes están haciendo algo por y para México, es momento de que los demás alumnos de la escuela sepan que no están solos. Ha llegado la hora de que nos permitamos soñar, de que nos inspiremos con estas historias, de que le demos un lugar en la prensa a quienes lo merecen.
Es el momento de dejar atrás todos los prejuicios que no nos permiten crecer, destruir las paredes que no nos dejan salir adelante.
Estos personajes también son mexicanos, son estudiantes al igual que todos nosotros, con la gran diferencia de que ellos no compran la idea de que “México no puede”. Por el contrario, han aprovechado cada oportunidad que se les ha presentado para cambiar el futuro a su manera. Y como ellos deberíamos pensar nosotros, porque México sí puede, y puede mucho.
En esta escuela hay millones de estudiantes con cualidades inimaginables, tenemos estudiantes capaces de transformar el colegio, México tiene todo lo que necesitamos. Todo, menos fe en poder superarse. Y es eso lo que debemos de cambiar.
Aquí se leen las historias de los mexicanos que creen y que seguramente nos harán creer también. Nos enseñarán que en esta escuela no todo está mal y que no todo está terminado.
Si bien es una escuela a veces corrupta y medio amolada, es también una academia con grandes capacidades y con grandes oportunidades. Una escuela de estudiantes emprendedores y cansados de vivir en negación; de estudiantes ambiciosos y sedientos de ver transformación.
Veamos, entonces, a los alumnos que Newsweek en Español considera que merecen un lugar en el cuadro de honor de esta generación…