Johana Simón es una artista de amplio
registro, fuerza dramática y espléndida presencia escénica que, a pesar de su
juventud, ha abordado con éxito los roles protagónicos de óperas como “Lucía di
Lammermoor”, “La Traviata”, “La Bohème”, “Elixir de amor”, “Rigoletto”, “Acis y
Galatea”, “Don Giovanni”, “Cosi fan Tutte” y “El holandés errante”.
Su repertorio comprende, además del
oratorio, una extensa gama de música de concierto en diferentes idiomas, y se
destaca especialmente por su expresividad y dominio de la escena.
Nacida en La Habana, comenzó sus estudios de
canto, solfeo y teoría con el maestro Ricardo Linares, director del Coro
de la Ópera de Cuba. Luego, ya en el Instituto Superior de Arte (ISA), continuó
estudiando con el maestro Manuel Pena y el pianista repertorista Raúl Iglesias.
En el 2006 concluyó sus estudios con
los más altos honores en el Instituto Superior de Arte de Cuba, donde obtuvo la
Licenciatura en Música con especialidad en Canto. Posteriormente, entre el
período 2007-2008, realizó un Master en Artes Escénicas en la Universidad Rey Juan
Carlos de Madrid, centro en el que defenderá su tesis doctoral en Musicología.
Ha recibido clases magistrales de
reconocidas figuras como la mezzosoprano española Teresa Berganza y la soprano
italiana Mirella Freni, y cursos de perfeccionamiento con los profesores Susso
Mariátegui, el austriaco Harmut Krones, el profesor alemán Peters Anders,
Elisabeth Glauser y la profesora Elisabeth Stänblein-Beinlich.
Interpretó el papel de Doña Anna, de la
ópera “Don Giovanni”, en el V Taller de interpretación escénica para cantantes
líricos, dirigido por el prestigioso maestro Giancarlo del Mónaco.
Actualmente, en Madrid, trabaja bajo la
supervisión de la maestra cubana Mayda Galano.
Ha ofrecido recitales en Friburgo
(Alemania), bajo la dirección de la profesora Elisabeth Stänblein-Beinlich. En
la catedral de esa ciudad interpretó la parte solista de la “Misa Criolla” de
Ariel Ramírez.
Actuó como invitada en el Primer Festival de
Música Antigua de La Habana –que auspicia la Oficina del Historiador de esa
ciudad, e hizo varios recitales durante el Tricentenario de la muerte de Bach.
Se ha presentado en los Festivales La Huella
de España, fundado y dirigido por Alicia Alonso, y realizado en Cuba el estreno
de diversas obras vocales contemporáneas, como las de los compositores cubanos
Roberto Valera y Guido López Gavilán, y la canción contemporánea “Verklarter
Herbst” (Otoño transfigurado), del compositor belga Bernoit Mernier, junto al
pianista cubano Jorge Luis Prats.
Fue invitada a participar en el IV Concierto
Homenaje a Alfredo Kraus realizado en el Auditorio de las Palmas de Gran
Canaria.
En Madrid se ha presentado en dos ocasiones
en la Sala Manuel de Falla de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE),
la primera, en 2006, en un Concierto de Música Hispano-Cubana 2006, y la
segunda, en febrero del 2009, con el “Concierto de Turina a Turina”, con motivo
del 60 aniversario del fallecimiento de Joaquín Turina, y con un repertorio de
obras de este compositor y de su nieto José Luis Turina.
En el 2008, 2010, 2011 y 2012 obtuvo
resonantes éxitos en el Teatro de Madrid y en el Teatro Municipal de Guarda en
Portugal, cuando interpretó los papeles titulares de “La Traviata” y
“Rigoletto”, acompañada por la Orquesta Estatal del Palacio de la Música de
Kiev y la Orquesta Filarmónica Mediterránea, invitada por la Compañía Estudio
Lírico de España.
Participó en el “Concierto de Jóvenes
Talentos” en la Engelsaal de Hamburgo, Alemania. Asimismo, se ha presentado en
el Teatro de la Zarzuela y en el Conservatorio Superior de Música de Madrid.
Ofrece asiduamente recitales y conciertos en
Cuba, Madrid, Freiburg y Hamburgo en Alemania, y actúa como solista invitada de
la Ópera Nacional de Cuba y la Opernloft Junges-Musik Theater Hamburg.
En Cuba, obtuvo el Primer Premio del
Concurso Musicalia 2003, en España ha sido finalista del XII Concurso
Internacional de Canto Acisclo Fernández Carriedo, y en Salzburgo, Austria,
obtuvo el Tercer Premio en el Primer Concurso Internacional de Canto 2010,
“Oper im Berg”.
Estrenó en Cuba la ópera pastoral “Acis y
Galatea”, en el rol de Galatea, con la puesta en escena de Alicia Alonso y
la dirección musical de Richard Bonynge, en el 2012, así
como también la ópera “El holandés errante”, de Richard Wagner, como
Senta, en el 2013.
Grabó un álbum con el
sello discográfico La Ceiba, llamado “Antología de la habanera”, donde se
recogen las habaneras más importantes, tanto cubanas como del mundo.
Gracias a su madre, la periodista Omilia
María Soria, he podido contactar a Johana para entrevistarla para Newsweek en
Español.
—Johana, ¿fuiste una niña cantora, como los
de Viena?
—Bueno, yo me recuerdo con 12 años,
encerrada en el baño, cantando la salida de Cecilia Valdés, y alguna que
otra canción lírica cubana.
—¿De qué forma tus padres y tus tíos abuelos
Alicia Alonso y Pedro Simón han influenciado en tu formación artística y
cultural?
—Digamos que mi tío, sin quererlo ni
saberlo, me enseñó la música lírica cubana. En los almuerzos que religiosamente
se hacían en casa de su mamá, al finalizar él siempre nos regalaba con toda la
espontaneidad del mundo alguna que otra canción, porque él recibió clases de
canto con Zoila Gálvez y tiene una hermosa voz de barítono.
“Luego, cuando ya comencé en el
Instituto Superior de Arte (ISA), se volcaron mucho en ver qué podían
hacer para ayudarme; de hecho, en mi graduación –que fue debutando en la
ópera con ‘Lucia de Lammermoor’–, Alicia fue la que me montó las escenas”.
—¿Alguna vez pensaste en ser bailarina de
ballet como Alicia?
—Tradicionalmente todos estudiamos ballet,
pero el ballet necesita, aparte de mucha disciplina, talento innato, y en
eso la naturaleza no me ayudó, y no se puede luchar contra eso.
—¿Dónde y cómo tu vocación por el canto encontró
el oficio, la escuela?
—Todo fue muy casual. Yo
estudiaba francés en la Alianza Francesa de La Habana, y allí se
celebraba todos los años –creo que aún sigue— el concurso de la canción
francesa.
“Y nada, en el grupo yo era la más joven, la
más desenfada con el tema de la fonética, y todos los compañeros del aula
estuvieron de acuerdo en que yo debía representar al grupo en dicho
evento, y yo ni corta ni perezosa me apunté.
“Por supuesto que no llegué a gran cosa,
pero eso me ayudó a darme cuenta de que ese era un camino que me gustaría
andar, y así fue como un amigo me llevó a ver a un señor que
cantaba en el coro de la ópera, llamado Fuster. Fuster me hizo mis primeras
vocalizaciones, y al ver mi empeño, me recomendó a mi primer maestro de
canto, Ricardo Linares, el director del coro de la ópera en aquel entonces”.
—¿Cuándo y dónde se produjo tu debut
escénico?
—Luego de haber estado estudiando con
Linares técnica vocal y repertorio –con solfeo incluido—, le dije un
buen día al maestro que yo necesitaba probarme, que sentía que era
hora de saber si podía aguantar la presión del público. Y ahí
fue cuando organizamos un concierto, que se celebró el 18 de noviembre de 1999,
en la sala Ernesto Lecuona del Gran Teatro de La Habana, con un programa muy
osado: arias de Gluck y de Mozart.
—¿Tienes un papel favorito?
—No exactamente. Yo me enamoro de cada uno
de los personajes, y trato de que en ese momento en que lo estoy
trabajando sea mi favorito.
—¿Cómo logras mantener todo tu repertorio en
la cabeza?
—No creo que logre tal cosa, pero sí hay algo
que mi maestro Linares decía —la memoria musical—, y es cierto, una vez
que te aprendes algo, pueden pasar mil años, pero cuando vuelves a ello y
comienzas a desempolvarlo, todo viene a tu mente como por arte de magia.
—¿Prefieres una ópera escenificada
convencionalmente o una puesta vanguardista, transgresora?
—Me gusta siempre lo que me satisfaga
estéticamente. No me importa la época; si está justificado, para mí es
suficiente.
—Durante tu carrera has demostrado poseer
una gran versatilidad, tanto en repertorio como en las manifestaciones líricas;
¿dónde te encuentras más a gusto: en la ópera, la zarzuela o en los conciertos?
—Son caminos diferentes y paralelos; me
siento bien en todos, aunque no he hecho zarzuela, que es un género que respeto
muchísimo.
—¿Cómo has logrado conjugar tu exigente
carrera con el más exigente aún rol de madre?
—No creo que lo haya logrado, es un poco
pronto aún, pero sí que tengo ayuda, pues sin mi esposo, sin nuestra
familia, eso no sería posible.
—¿Qué personaje ansías interpretar que
todavía no se te ha dado?
—¡Ufff!, tengo muchos aún, pero te puedo
decir unos cuantos. Por ejemplo: Butterfly, Elsa, de “Lohengrin”; Norma, Medea,
Leonora, ¡tantos y tantos!
—Si algún día se organizara un concierto en
Miami con otras sopranos cubanas —como María Aleida Rodríguez, Eglise
Gutiérrez, Elizabeth Caballero y Mabel Ledo, por ejemplo—, ¿participarías?
—Ningún problema, pueden contar conmigo,
¿cuándo es?
—Y si tuvieras que dedicarte a la enseñanza
del canto, ¿cuál sería tu regla de oro?
—La
disciplina.