Ante las medidas tomadas con la finalidad de reducir la propagación de Covid-19, entre ellas el aislamiento estipulado hasta el 30 de abril, la población se ve en la necesidad de resguardarse en casa por un tiempo significativo, lo cual implica un cambio de rutina que podría provocar estrés u otros tipos de malestares a causa de la convivencia familiar cotidiana o, en su caso, por no tener contacto social alguno.
Al respecto, el maestro Óscar Guillermo Orozo Sandoval, egresado de la Maestría en Psicología y especializado en la rama social de esta área del conocimiento, comentó que, si bien el diagnóstico de cualquier padecimiento o trastorno psicológico debe ser dictaminado por un especialista, la sociedad en general debe estar atenta a las señales de su propio comportamiento como una manera de prevención y de autocuidado, sobre todo en este tiempo de cuarentena.
Sobre lo anterior, el maestro en psicología hizo hincapié en que el entorno problematiza nuestra tranquilidad y sanidad mental, por lo que realizar un equilibrio en lo individual puede verse mermado por la economía, la seguridad, la satisfacción en el entorno laboral, la sensación de logro o trascendencia que se pueda tener, entre otros aspectos importantes.
Ahora, recalcó, debido a que el entorno familiar se combinará con el del trabajo, es fundamental que se establezcan límites de ambos rubros: estipular horarios y lugares de trabajo, no usar la misma habitación para comer, trabajar o dormir; además, debe continuarse con una adecuada higiene y realizar la rutina que implicaría acudir a otra instalación a trabajar, pues aportará equilibrio psicológico y se provocará que el cuerpo se sienta activo y alerta, lo cual, a su vez, podrá fortalecer incluso el sistema inmunológico.
Si estos puntos básicos no se llegaran a seguir, aunado con otros padecimientos o situaciones individuales, se pudieran presentar algunas señales de alarma, por ejemplo, la falta de disposición para realizar actividades cotidianas o dificultad para entablar contacto con otros ya sea a la distancia o presencialmente en el entorno familiar. O bien, traducido en cuestiones físicas, pueden presentarse malestares recurrentes y que se detonan posterior a situaciones de estrés, como gastritis, colitis, sarpullidos, entre otros.
Para evitar los malestares anteriores, el maestro aconsejó que se democratice la rutina y tratar de ampliarla: las decisiones de las actividades a realizar en familia, velando por elegir lo que sea agradable para todos o que se comparta un interés común, procurando que la convivencia entre todos los que compartan hogar sea de una vez al día.
Para finalizar, enfatizó en que es vital que no se pierda la perspectiva del tiempo y ser responsables de las acciones que se toman para buscar nuevas formas de convivencia y de logros económicos. A nivel psicológico, comentó que este evento mundial reafirma la necesidad de la negociación, del diálogo y del deseo de escuchar a los demás y de ponerse en la posibilidad de modificar aquello que puede lastimar a otras personas.