Un método más eficiente y ecológico de enfriar está a punto de volverse muy caliente.
Enfriar cosas está calentando al orbe. La tecnología de refrigeración que mantiene helada su cerveza, congelado su solomillo extra y su apartamento soportable en julio es uno de los mayores consumidores de electricidad del mundo, y hace que millones de toneladas de gases invernadero sean vertidas a la atmósfera.
Pero esta paradoja pronto podría llegar a su fin, con un gran avance tecnológico en el horizonte: el enfriamiento magnético. Es eficiente, ecológico y podría estar a unos cuantos años de distancia de aparecer en las tiendas.
Aunque es un ejemplo de vanguardismo, está basado en una ciencia muy vieja. Hay algo de debate, pero, o bien fue Emil Warburg (en 1881) o fueron Pierre-Ernest Weiss y Auguste Piccard (en 1917) quienes descubrieron lo que se llama el “efecto magnetocalórico”: cómo ciertas aleaciones de metal se calientan en la presencia de una magneto y luego se enfrían cuando se las aleja.
Los científicos desde hace mucho han sabido que si se repite esta acción una y otra vez, se puede crear una bomba de calor para remover el calor de un ambiente. Pero por cierto tiempo, solo podían hacer que un dispositivo de enfriamiento magnético funcionase con magnetos superconductores que tenían que ser enfriados a temperaturas extremadamente bajas. Esto significaba dispositivos gigantescos, trabajables para grandes usos comerciales pero inútiles para un aire acondicionado de ventana, refrigerador o prácticamente cualquier cosa lo bastante pequeña para caber en su apartamento.
Luego, a principios de este año, un equipo de General Electric, encabezado por el ingeniero Venkat Venkatakrishnan, anunció que ha construido un dispositivo del tamaño de un escritorio que podría reducir la temperatura en 26 grados centígrados. GE resolvió lo que había sido un problema por décadas al combinar un sistema de enfriamiento de 50 etapas (piense en una pieza de metal descendiendo por una escalera gigantesca de magnetos, donde cada escalón baja la temperatura del metal solo un poco, alrededor de 13 o 14 grados centígrados) con el desarrollo de un nuevo tipo de aleación de hierro y manganeso que tiene fuertes efectos magnetocalóricos, incluso a temperatura ambiente. El equipo de GE predice que su sistema podría mejorar la eficiencia de energía de un refrigerador estándar en aproximadamente 30 por ciento y eliminar los problemas medioambientales que se originan de producir y desechar refrigerantes.
Otros grupos de investigación trabajan en el mismo proyecto: un equipo de investigadores canadienses y búlgaros en la Université de Sherbrooke en Quebec acaba de descubrir que, al rotar un pequeño cristal del compuesto metálico HoMn2O5 dentro de un campo magnético, podían crear un enorme efecto magnetocalórico. Pero GE tiene la ventaja: Venkatakrishnan dice que su tecnología está a solo cinco años de distancia de entrar al mercado como un artículo de lujo. Su equipo todavía necesita lograr que su dispositivo reduzca las temperaturas en seis grados centígrados bajo cero, antes de que se lo pueda utilizar funcionalmente en un refrigerador. Después de eso, predice él, tomarán solo otros cinco años, más o menos, para que la tecnología aparezca en todo refrigerador nuevo.