Muchas personas que padecen diabetes reaccionan de manera negativa y sentencian como pronto el final de sus días. Sin embargo, aparte de que la ciencia médica está muy avanzada, si los pacientes mantienen controlados sus niveles de glucosa tendrán más oportunidad de sobrellevar una vida saludable, activa y vigorosa; y de vivir para contarla.
Del total de la población mundial, unos 346 millones de personas padecen diabetes. Si no se hace algo por contrarrestar esta enfermedad, en el año 2030 esta cifra se duplicará, calcula la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual asimismo estima que casi el 80 por ciento de las muertes a causa de la diabetes ocurre en los países que más sufren de economías deficientes.
Tan preocupante ha sido el alarmante incremento de esta enfermedad, que en el año 1991 la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la OMS instauraron el Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora el 14 de noviembre y el cual en 2007 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convirtió en día oficial.
Este día representa la campaña de concienciación más importante del mundo sobre la diabetes. Es una celebración anual cuyo fin es generar mayor reflexión sobre el problema que supone la diabetes, el vertiginoso aumento por doquier de las tasas de morbilidad y la forma de evitar la enfermedad en la mayoría de los casos.
No obstante, pese a los grandes esfuerzos realizados por estos organismos y las instituciones de salud de cada país, las complicaciones que produce la diabetes no merman y, al contrario, todos los días provocan ataques cardiacos, derrames cerebrales y ceguera, entre otros. Incluso se calcula que cada año fallecen 4 millones de personas a causa de esta enfermedad.
Por ello en 2012 la campaña del Día Mundial de la Diabetes vinculará la urgente necesidad de acción con el fin de proteger la salud de las futuras generaciones.
Particular atención recibirá la educación para médicos, personas con diabetes y aquella gente en riesgo de padecerla con la intención de reducir el impacto de la enfermedad en todo el mundo.
En este inciso, según establece la FID, la población en general debe ser consciente de la necesidad de reconocer la diabetes cuanto antes y saber cómo prevenirla y las serias consecuencias que conlleva.
Asimismo, manifiesta que todas las personas con diabetes y aquellas en riesgo de padecerla, no importa dónde vivan, tienen el derecho de aprender sobre la enfermedad y cómo prevenirla, controlarla efectivamente y cómo tener acceso a recursos de educación y atención.
La FID también establece que la primera barrera para el acceso a la educación sobre la enfermedad es la falta de educadores calificados en diabetes. Por ello sentencia que la inversión en educación y programas de prevención de la diabetes ahorrarían dinero a largo plazo y ofrecerían importantes beneficios en la calidad de vida de las personas que la padecen.
Cabe resaltar que las personas con diabetes se enfrentan a estigmas y discriminaciones, lo que les impide jugar un papel activo en la sociedad. Por esa razón la FID exige aumentar la concienciación sobre la enfermedad y reducir el estigma, pues los mitos y conceptos erróneos son elementos importantes en el cuidado y la prevención de la enfermedad.
Para ello —determina el organismo— es necesario tomar medidas para asegurar que los derechos humanos de las personas con diabetes y aquellos en riesgo de padecerla estén protegidos.
Aprender a vivir con la enfermedad
De acuerdo con el doctor Martín Herrera Cornejo, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Juárez de México, la diabetes mellitus es un grupo de padecimientos en el cual hay un problema de inflamación generalizada que se caracteriza por alteraciones para la correcta utilización, principalmente, de la glucosa, y los lípidos y proteínas.
“Existen cuatro tipos de diabetes, pero los principales son los tipos 1 y 2. La tipo 1 se caracteriza prácticamente por la ausencia de producción y secreción de insulina por parte de las células beta del páncreas porque han sido destruidas, y la tipo 2 se singulariza al inicio por un exceso en la producción de insulina, pero hay un estado de resistencia a esta que impide que la glucosa se pueda utilizar adecuadamente por las células del organismo”.
La insulina es una hormona segregada en el páncreas que regula la cantidad de glucosa —conocida popularmente como azúcar— existente en la sangre. Explica el especialista que “la deficiencia de la acción de la insulina se debe a que en el organismo suele haber un exceso de glucosa, y cabe mencionar que los pacientes obesos tienen menor número de receptores para esta. Por ello la obesidad yo la consideraría como el principal factor asociado para la diabetes mellitus tipo 2”.
La obesidad es solo uno de los agentes que favorecen la aparición de diabetes, el otro importante es la herencia genética, según expone el doctor Herrera Cornejo: “Sí, sin duda hay una predisposición genética, y nuestra población tiene una gran cantidad de polimorfismos genéticos que favorecen el que se presente la diabetes en nuestra raza”.
Solo en México la prevalencia de diabetes mellitus en forma general es de 14.8 por ciento. Sin embargo, según dice el jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Juárez de México en entrevista con Newsweek en Español, “hay que considerar que aproximadamente por cada paciente diabético conocido existe uno que tiene diabetes y lo desconoce. Entonces sería un número similar, alrededor de otro 14 por ciento, y estaríamos entonces hablando de que más de la cuarta parte de la población adulta padece alteraciones para metabolizar adecuadamente la glucosa”.
Aunque, como lo hemos mencionado líneas atrás, la diabetes ha causado graves estragos en la salud mundial, la persona que la padece debe admitir su enfermedad y aprender a vivir con ella.
“La alternativa que le queda al paciente diabético es, sobre todo, aceptar el diagnóstico, pues frecuentemente en una etapa inicial no admite que tiene diabetes y tampoco toma conciencia de que debe de emprender algunas medidas. Entonces, lo primero es aceptar que tiene una enfermedad, pero que la puede controlar de forma muy importante con una modificación en su estilo de vida por uno más saludable, incrementando o realizando actividad física y cambiando el plan de alimentación que generalmente es inadecuado”.
La diabetes no impide una cirugía
El conocimiento médico y científico coinciden en que el manejo terapéutico y de control metabólico del paciente diabético durante una cirugía es de vital importancia para reducir la posibilidad de que existan complicaciones.
En este tenor resulta relevante destacar que un adecuado estado de hidratación y la administración continua de insulina constituyen uno de los pilares básicos del tratamiento durante la operación.
Martín Herrera Cornejo explica a este respecto: “El paciente que va a ser sometido a un procedimiento quirúrgico tiene un mayor riesgo de infectarse si su diabetes no está controlada. Si tiene la glucosa elevada, el riesgo de que se infecte es más alto. Y, por otro lado, el paciente diabético mal controlado también corre el riesgo de que su herida no cicatrice adecuadamente”.
El especialista explica que el ingreso de los pacientes a las salas de cirugía para someterse a alguna operación quirúrgica general no se incrementa solo por el hecho de padecer diabetes. “El problema es que, por ejemplo, por un descontrol de la glucosa se genere una infección renal, el desarrollo de un absceso renal, y eso ya lo puede someter a un riesgo de que tenga que pasar por un procedimiento quirúrgico para tratar ese absceso renal.
“Y, por otro lado, el hecho de que la persona diabética esté mal controlada, generalmente durante años, le genera el riesgo sobre todo de infecciones a nivel del pie, el famoso pie diabético, y que se requiera un tratamiento quirúrgico que puede ser inclusive la amputación de la extremidad para resolver este proceso infeccioso”.
Este descontrol de la glucosa ha llegado incluso al extremo de que los diabéticos deban someterse a cirugías de ojos, pues “hay que tomar en cuenta que, de las complicaciones tardías de la diabetes mellitus, entre ellas contamos con la retinopatía, cuya causa más común de ceguera adquirida es la catarata secundaria a la diabetes”.
En cuestiones ginecológicas —añade el doctor Herrera Cornejo—, las mujeres diabéticas también padecen complicaciones si no se cuidan correctamente: “En una etapa inicial la mujer diabética puede tener disfunción sexual, y esto por el mayor número de infecciones vaginales que le puede condicionar, por un lado, el dolor por el proceso infeccioso e inflamatorio, y por otro, dolor durante las relaciones sexuales. Además, suele existir una menor lubricación, una sequedad vaginal que le condiciona también molestias, y entonces tendría disfunción sexual por la propia diabetes”.
¿Entonces cuáles son las perspectivas de un diabético cuando ingresa en una sala de cirugía? Responde el médico internista: “Cuando un paciente llega a cirugía hay que tener en cuenta que su glucosa esté por debajo de 250 miligramos. Si está por arriba de esto el riesgo de que la operación se complique con infecciones o que la herida no cicatrice es muy alto.
“Por debajo de 250 es un paciente que perfectamente puede entrar a cirugía, pero ahí habrá que controlar la infusión de glucosa, estar monitoreando la glucosa plasmática mediante pruebas en uno de los dedos y, de acuerdo a las cantidades que se reporten de glucosa, administrar en caso necesario insulina de acción rápida para mantenerlo en cifras adecuadas. Una vez que ha sido sometido al procedimiento quirúrgico es muy importante que en el posoperatorio inmediato se vigilen y se controlen adecuadamente las cifras de glucosa teniéndolo por debajo de 200 para que el riesgo de infección se vea minimizado y que la cicatrización sea adecuada”.
El secreto es controlarse
Cabe destacar que un paciente diabético adecuadamente controlado tendrá un proceso de recuperación muy similar al de un paciente que no tiene esta enfermedad. Por el contrario, el diabético que está mal controlado se arriesgará a un proceso de recuperación más lento y riesgoso.
Confirma el médico especialista: “Todo paciente diabético puede someterse a un procedimiento quirúrgico siempre y cuando esté adecuadamente controlado, pues inclusive para la remoción de alguna pieza dentaria es conveniente que tenga menos de 200 miligramos de glucosa para que la herida no se infecte y que cicatrice adecuadamente”.
Las recomendaciones generales del doctor Martín Herrera Cornejo para el paciente diabético es que controle adecuadamente sus niveles de azúcar, aprenda a monitorear sus cifras de estas, a utilizar un glucómetro para que mida su glucosa en ayuno y después de consumir algún alimento, y que haga el ajuste en el tratamiento que lleve, generalmente con insulina de acción rápida o de acción intermedia o prolongada.
“Por otro lado, tiene que apegarse a un plan de alimentación saludable, y aquí es muy importante que no rebase el aporte calórico de acuerdo a su peso ideal y a sus actividades para que tenga un mejor control. Y otro punto destacado es evitar el tabaquismo, el alcoholismo, y educar también a la familia para prevenir el desarrollo de diabetes en los propios familiares”.
—¿Cómo se educa a la familia para prevenir el desarrollo de diabetes? —pregunta finalmente Newsweek en Español al especialista.
—La educación debe darse desde la etapa infantil, cuando estamos adquiriendo los hábitos sobre todo alimentarios para que tengamos una alimentación más sana, prefiriendo alimentos vegetales con contenido de proteína de origen vegetal en vez de los de origen animal, y con menor contenido de grasa y carbohidratos; y limitar el consumo de carbohidratos simples como son los jugos y refrescos. También la actividad física es primordial. El ejercicio, la alimentación adecuada y mantener un peso ideal va a limitar el caso de nuevos diabéticos.
El puente gástrico y la diabetes
Se ha demostrado que las personas que padecen obesidad mórbida y diabetes tipo 2 y deciden someterse a una operación de puente gástrico (baipás) para reducir el tamaño de su estómago logran normalizar de manera significativa y en pocos días el control de la glucosa. Incluso se ha asentado que, en el momento del alta hospitalaria, más del 80 por ciento de los diabéticos puede prescindir de su tratamiento antidiabético.
Según investigaciones, los cambios metabólicos que produce el puenteo de una parte del estómago son tan efectivos que el perfil glucémico mejora sobremanera y muy rápidamente en los diabéticos.
La doctora María Guadalupe Fabián San Miguel, directora médica de la Federación Mexicana de Diabetes, explica en entrevista con Newsweek en Español que la cirugía de puente gástrico ha tenido muy buena aceptación en el control de la diabetes:
“El baipás, la cirugía que se está utilizando contra la obesidad, implica un salto en la absorción de los nutrientes, pues reduce la glucosa y los triglicéridos, pero es una operación mayor, no es muy sencilla.
“Para que un paciente con diabetes o prediabetes, que es el paciente obeso, con hipertensión, con elevación de grasa, sea sometido a este tipo de cirugía, tiene que ser valorado desde el punto de vista psicológico, nutricional, y valorar su riesgo cardiovascular. Si satisface los requisitos se puede operar, pero con la salvedad de que debe tener un seguimiento de su nutricionista y médico internista porque va a tener también deficiencia en la absorción de vitaminas debido al proceso quirúrgico, entonces a los cinco años puede sufrir una depresión de vitaminas si no se cuida”.
Así la perspectiva general, no todos los diabéticos son candidatos a esta operación, “serían solo aquellos que tienen un grado de obesidad asociada; un paciente con peso adecuado y con buen estilo de vida no es candidato. Sí lo es el paciente obeso, que es muy difícil que baje de peso, que tiene diabetes, pero que no tiene daño renal”.
En la sala de operaciones, según la doctora Fabián San Miguel, las perspectivas del paciente diabético son buenas si se cuenta con un buen equipo de anestesiólogos, cirujanos y cardiovascular.
“Obviamente, corre más riesgo que un paciente que no tiene diabetes, pero me refiero ya a una cirugía grande como es el baipás. En las cirugías menores como de apendicitis, vesícula, una hernia, al paciente le puede ir bien si está correctamente controlado”.
Sin embargo, “si un sujeto por una urgencia entra a cirugía descontrolado de la glucosa se puede operar, pero es necesario el manejo de insulina. Existe mucho tabú en la aplicación de insulina, pero no, el paciente no se queda ciego, no le causa problema renal, no se vuelve dependiente de esta. Un paciente estable, que ingiere hipoglucemiantes en tabletas, se opera y se le pone insulina, y después, ya en su egreso, se le vuelve a dar los hipoglucemiantes”.
Para evitar ingresar a la sala de cirugía, la directora médica de la Federación Mexicana de Diabetes recomienda a los diabéticos que conserven un correcto control metabólico y de glucosa, realicen más actividad física, mantengan una nutrición adecuada y chequeen constantemente su sistema cardiovascular.
Concluye la médica especialista: “Cuídense, mantengan un peso ideal, hagan ejercicio, controlen su glucosa, lleven una dieta saludable. En caso de requerir una cirugía, el diabético corre un poco más de riesgo que la población normal, pero menor que si entrara descompensado. Y cuando tengan que operarse busquen a un cirujano que tenga idea de la diabetes mellitus o que trabaje en equipo con un internista que pueda manejar lo cardiovascular y un cardiólogo para que ingresen en las mejores condiciones y con menor riesgo”.