Al menos 25 mil mujeres no pueden vivir en su hogar, el hacerlo simplemente les representaría la muerte… escondidas en alguno de los refugios de la Red Nacional de este tipo de infraestructura de protección a la vida y a la dignidad hacen todo lo posible por salir del núcleo de violencia extrema del cual, han sido víctimas.
En Aguascalientes la historia se ha repetido en este 2019 al menos 29 veces y actualmente son seis las familias refugiadas bajo la protección de “Mujer Contemporánea”, al lugar llegan sumamente violentadas física y psicológicamente, la gran mayoría, amenazadas de muerte y sobrevivientes de varios intentos de homicidio.
Acompañadas de dos o tres hijos inician ahí su rehabilitación a través de una atención que activistas sin fines de lucro hacen posible, esto, mientras que el Gobierno Federal ha insistido en la desaparición de estos lugares altruistas donde salvan más que a mujeres violentadas y se han convertido en espacios sociales donde se salvan todos los días vidas y más vidas.
Con todo y más de 20 años de experiencia los refugios para mujeres violentadas que actualmente trabajan lo hacen con gran incertidumbre, luego de que la administración de Andrés Manuel López Obrador anunciara que el Gobierno Federal asumirá la operación de los mismos.
Se construirá “uno por municipio”, afirman, sin conocer los recursos con los que se tendría que contar y al mismo tiempo, bajo el riesgo de que estos lugares queden perfectamente ubicados por los agresores de las mujeres ahí protegidas.
Hoy desde Aguascalientes, lugar emblemático para la Red Nacional de Refugios para mujeres violentadas, su titular, Wendy Figueroa hizo un llamado al diálogo y a la negociación para reconocer el trabajo que por años han llevado a cabo organizaciones de la sociedad civil con la única finalidad de brindar apoyo y protección a mujeres y niños víctimas de violencia extrema y no a fomentar espacios “bonitos”, organizados desde la burocracia federal y sin posibilidades de protección real a la población vulnerable.